¿Vivo o muerto?

1 marzo, 2011

Cuando uno se lanza a la exploración de otros mundos, tal y como nuestra civilización está empezando a hacer, debe de ampliar su forma de pensar. Uno de los conceptos que todo el mundo cree tener claro es la diferencia entre vivo y muerto. Pero, ¿es eso realmente así?, ¿Realmente seríamos capaces de distinguir formas de vida completamente diferentes a las que vemos en nuestro planeta? No parece tan sencillo, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos biólogos no se han puesto de acuerdo sobre si un virus es un ente vivo, y muchos bioquímicos discrepan a la hora de imaginar el primer organismo que pobló la Tierra al cual llamar “ser vivo”. Sin ir más lejos, ¿está vivo el ente que recorre este laberinto?


Se trata de una “simple” gota de aceite sobre una superficie acuosa, que vemos recorrer el laberinto de forma tan ágil como podría hacerlo un organismo nadador. Los lípidos son capaces de comportarse en ambientes acuáticos de una forma “curiosa” para un ente presuntamente inerte: son capaces de moverse, de captar otros lípidos que hayan en el entorno e incluso, bajo ciertas condiciones, duplicarse.

Estas propiedades son las que han llevado a algunos científicos a plantearse si los lípidos fueron uno de los primeros precursores de la vida. De hecho, el grupo de Martin Hanczyc de la Universidad Southern Denmark de Odense estudia la importancia de los lípidos y las gotas de aceite en la formación de entidades autorreplicativas. Hanczyc y sus colegas emplearon gotas de aceite de nitrobenceno. Para dotar de “metabolismo” a las gotas las colocaron en una solución acuosa muy alcalina (pH 12) y las alimentaron con ácido oleico anhídrido, que se convierte en oleico al tocar el agua. Esta reacción baja el pH y genera una tensión superficial que ocasiona el movimiento autónomo de la gota de aceite (tal y como se observa en el vídeo). La convección dentro de la gota lleva más anhídrido oleico hacia la superficie.

De esta forma las gotas pueden “sensar” el ambiente en el que se encuentran, moviéndose a través de un gradiente de pH buscando el mayor pH posible. Y colocando más gotas de aceite en el medio, éstas pueden ser absorbidas con el movimiento, lo que genera “gotas inmortales, mientras la “alimentes” se siguen moviendo”•Hanczyc afirma que “si un pre-requisito para definir vida es la falta de equilibrio, entonces este modelo podría ser considerado como una forma primitiva de vida”.

Para profundizar en el estudio de la Tierra abiótica, Hanczyc está generando gotas de aceite con moléculas que podrían haber formado parte de la Tierra primitiva: una mezcla de alcanos simples, mezclándolas con algunos compuestos orgánicos simples como el cianuro, que puede reaccionar para formar aminoácidos simples y bases nitrogenadas.

Los bioquímicos se muestran escépticos del trabajo de Hanczyc. Phillip Holliger del Laboratorio de Biología Molecular de Cambrigde, afirma que se precisa de información genética u otra molécula compleja junto con estos lípidos. “Se precisa de un software dentro de ese hardware”. Hanczyc discrepa y afirma que “se pueden alcanzar suficiente complejidad con estas estructuras, es cierto que no hay RNA ni DNA, pero se puede alcanzar la suficiente información en estos sistemas químicos para que se perpetúen”.

Referencias:

– Hanczyc, M. M. y col.(2007) J. Am. Chem. Soc. 129: 9386-9391
– Toyota, T. y col. (2009). J. Am Chem. Soc. 131: 5012-5013
– Attwater, J. y col.(2010) Nature Communications doi:10.1038/ncomms1076.
– Marchant, J. (2011) Oil droplets mimic early life Nature doi:10.1038/news.2011.118

  1. KC
    1 marzo, 2011 a las 18:14

    Lo más importante para poder hacerse una mínima idea válida sería saber separar esa frágil y casi imperceptible línea entre lo imaginativo y lo real.

    Por mucho que yo pueda imaginar en mi cabeza planetas cúbicos, físicamente no será posible, al menos no desde el concepto de lo que se conoce como Ley Universal. Así como tampoco creo que haya seres vivientes hechos de fuego o hielo, pero quizás sí de algo que no sea carbono o no se base en él.

    De la misma forma, que algo tenga un movimiento autómata y/o mecánico no significa que esté dotado de voluntad, ni de vida, así como el hecho de que un chimpancé sepa distinguir su propio yo del de los demás que vaya a saber reflexionar sobre la existencia.

    Saludos.

    Me gusta

  2. KC
    1 marzo, 2011 a las 18:21

    Por cierto, Manuel, con esta entrada has clavado un par de asuntos 😉

    Me gusta

  3. 1 marzo, 2011 a las 18:59

    Esto va más allá de mi comprensión, Manuel. ¿Es entonces esta una versión científica de la película «La masa devoradora» (The Blob, Yeaworth, 1958)…?

    Saludos,

    C.M.

    Me gusta

  4. AvA
    1 marzo, 2011 a las 20:39

    Muy interesante. Esperaremos a ver en qué queda.

    Me gusta

  5. Jose Manuel
    1 marzo, 2011 a las 20:42

    Lo que más me ha gustado de esta entrada, Manuel, es la claridad con la que muestra que lo correcto en el Método Científico es no dar nunca nada por sentado, por más «intuitivo» o «autoevidente» que parezca.

    Hay que cuestionarlo todo y someterlo a prueba, a experimentación, a crítica, a revisión y a redefinición las veces que sea necesario o le apetezca al investigador.

    Sólo así se avanza en descubrir más y más capas en la realidad y en la verdad.

    Y «la vida» es una realidad jodidamente elusiva, al parecer.

    Me ha encantado este post, en definitiva.

    Gracias por colgarlo aquí.

    Me gusta

  6. 1 marzo, 2011 a las 21:31

    José Manuel gracias por el comentario. Lo que me comentas me recuerda la crítica de Jack W. Szostak (el premio Nobel que investiga también en origen de la vida y que entrevistamos aquí: https://cnho.wordpress.com/2010/06/09/%E2%80%9Cla-vida-surgio-como-resultado-de-una-serie-de-eventos-muchos-de-ellos-muy-simples-y-de-hecho-casi-inevitables%E2%80%9D/) cuando al referirse a este trabajo dijo: «creo que están equivocados pero estoy ansioso por conocer más resultados de sus experimentos».

    Este video lo ilustra bien entre los minutos 00:20 y 1:45

    Me gusta

  7. 1 marzo, 2011 a las 22:14

    “Creo que están equivocados pero estoy ansioso por conocer más resultados de sus experimentos”. Y yo, qué interesante. Y el post, magnífico, Manuel.

    Me gusta

  8. Jose Manuel
    1 marzo, 2011 a las 22:40

    En el vídeo y en la entrevista que enlazas, Manuel, se ve también cómo la Ciencia exige además de honestidad y humildad (a la fuerza sino se acepta «voluntariamente, por si fuera poco, ya que hay una legión de colegas dispuestos a cuestionar y hasta a refutar cuanto hayas «logrado», te guste o no, jejeje), personas dispuestas a ponerse a currar en serio, en vez de a buscar simples respuestas en sus cabezas y…. ya está, a dárselas de sabio sin dar realmente un palo al agua, sin mojarse el culo para pescar.

    Creo que la grandeza del Método Científico reside en gran parte en la enorme falsabilidad de todo cuanto se obtiene usándolo, que es la cualidad que más temen los místicos, los anticiencia y las pseudiciencias. La aparente fragilidad de los conocimientos adquiridos con la Ciencia es, paradójicamente, lo que le da fuerza para encontrar magníficas aproximaciones estables a la verdad.

    Me gusta

  9. Jose Manuel
    1 marzo, 2011 a las 23:23

    ¡Jo, hay que ver qué frecuente es en este blog mi extraño y poco usual nombre compuesto! ;D

    Me gusta

  1. No trackbacks yet.
Los comentarios están cerrados.
A %d blogueros les gusta esto: