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Por una ética docente racionalista


mafalda enseñanza importanteLa infancia es la etapa clave de la vida durante la cual los individuos se desarrollan física, afectiva y cognitivamente. Y en este proceso la enseñanza juega un papel primordial como elemento transmisor a los escolares de los conocimientos, técnicas, normas y habilidades adecuados que les permitirán posteriormente desenvolverse con normalidad y provecho en una sociedad cada vez más desarrollada y compleja. Es por ello no sólo fundamental, sino vital para el propio individuo y la sociedad en su conjunto, que la educación que reciban los niños sea lo más completa, rigurosa y fidedigna posible. Y sin embargo en demasiadas ocasiones, tantas que hasta se están convirtiendo en norma, los estudiantes reciben multitud de “enseñanzas” inexactas, equívocas, cuando no directamente irracionales que les pueden limitar e incluso incapacitar para desarrollar una mentalidad adulta reflexiva y racional.

Dentro del sistema educativo (al menos el español) se da una curiosa doble paradoja. Por una parte, en algunas disciplinas los alumnos reciben un conjunto de conocimientos reales, rigurosos, verídicos y contrastados (como por ejemplo es el caso de las materias de ciencias naturales) impartido por personal docente cualificado, mientras que luego en otras asignaturas no sólo no se exige ningún tipo de rigor o exactitud, sino que individuos sin capacitación docente ni profesional alguna (salvo el de la sumisión intelectual) imparten de la manera más engañosa los más irracionales y desatinados conceptos, que no sólo son erróneos a todas luces, sino que chocan frontalmente con todo el conocimiento científico acumulado en estos últimos siglos, e incluso con los más elementales derechos humanos.

Así, un estudiante español puede aprender a primera hora de la mañana que vive en un pequeño y oscuro planeta, el cual orbita alrededor de una estrella insignificante del extrarradio de una de los cien mil millones de galaxias que componen el casi inimaginable Universo observable.

escala universo

Después este alumno puede pasar a estudiar en la siguiente hora lectiva que los seres humanos son el resultado de un larguísimo, tortuoso y azaroso camino evolutivo, en el que durante millones y millones de años se han ido sucediendo las más diversas especies de insólitos homínidos ya extintos, fósiles todos ellos que nos conectan con nuestros primos los chimpancés, los bonobos y con el resto de primates actualmente vivos, y de ahí a través de los eones al conjunto de las varias decenas de millones de especies animales, vegetales, etc. que pueblan en la actualidad este singular planeta.

Human tree of life

Y finalmente y sin solución de continuidad nuestro estudiante puede “aprender” en la clase de después del recreo que

Dios ha creado al ser humano para que sea feliz en relación con Él. Los relatos bíblicos de la Creación y el Paraíso ejemplifican bellamente la finalidad de la creación de la persona y del mundo entero para su servicio. De su origen creatural y de su llamada a participar en la amistad con Dios surge su dignidad inviolable.

si es hijo de padres católicos. En cambio si sus progenitores son musulmanes, el “profesor” de turno les enseñará a los alumnos que deben

Conocer y arraigar la fe en Al-lah, Creador del Universo, de todos los seres vivos y Único Dios adorado. Reconocer el Corán como palabra de Dios revelada al Profeta Muhammad  y comprender el significado de su mensaje y leer, recitar y memorizar diferentes fragmentos del Corán, profundizar en su estudio para comprender mejor su significado, lenguaje y, en último término, la palabra de Dios.

Sin embargo en las mismas horas de clase los vástagos de creyentes evangelistas deberán

Descubrir las principales enseñanzas bíblicas, aplicando diversos métodos de estudio, con el objetivo de elaborar conclusiones personales sobre la veracidad y relevancia de dichas enseñanzas y conocer los principales hechos acaecidos en la historia del pueblo de Israel y sus implicaciones en el plan salvífico de Dios.

Como se puede observar todo un despropósito educativo, cuyo resultado final no puede ser más que producir en el mejor de los casos una nueva generación de esquizofrénicos mentales, individuos que razonen o no dependiendo de las circunstancias o todavía mucho peor, una nueva hornada de analfabetos científicos que, además de no entender, desprecien el que muy probablemente es el único conocimiento válido que ha sido capaz de producir la especie humana en su ya larga andadura.

Y la segunda paradoja de este demencial sistema educativo es que en demasiadas ocasiones es el mismo profesor que imparte con rigor conceptos científicos, fechas históricas o hechos contrastados de los más variados campos el que abandona a la primera ocasión los exigentes cánones profesionales y docentes y ante el alumnado comenta, aconseja y algunas veces hasta imparte charlas, conferencias, seminarios o cualquier otro tipo de actividad escolar o extracurricular en la que se defienden las más variadas y hasta peligrosas supercherías pseudocientíficas o pseudomédicas. ¿Quién no conoce algún caso, como el que comentaba en una entrada reciente un profesor de un instituto gallego, en donde otro docente de la asignatura de Plástica “explicaba” a los alumnos que mantenía un cactus junto al ordenador porque servía para reducir las radiaciones emitidas por la pantalla del PC? Si un profesor comenta en clase que ha curado su resfriado gracias a la homeopatía o que no ha vacunado a sus propios hijos para no administrarles sustancias «tóxicas», téngase por seguro que sus disparatados comentarios u opiniones no caerán del todo en el olvido y algunos alumnos, influidos por el principio de autoridad, acabarán dejándose seducir por esos engañosos cantos de sirena de la magia que en cualquiera de sus innumerables variantes nos rodean por doquier.

Por tanto, el personal docente tiene una responsabilidad especial a la hora de desarrollar sus funciones y sus relaciones respecto al alumnado, y para evitar o al menos limitar la exposición de los estudiantes a las infinitas variantes de la superchería y la irracionalidad al menos en el especial entorno de la escuela, los docentes en cualquier materia (lo mismo que actualmente deben realizar un curso de capacitación pedagógica) deberían también acudir de manera obligatoria a una o varias asignaturas sobre racionalismo en todas sus variantes. Y en estos cursos, además de por supuesto enseñar método y pensamiento científicos, se debería recalcar de la manera más tajantemente precisa que si un profesor es adepto a cualquier tipo de superstición o creencia irracional, debe mantenerla siempre en el estricto ámbito de su vida privada, pero que exponer o fomentar entre el alumnado ideas o “teorías” no avaladas, cuando no incompatibles con los hechos demostrados únicamente se puede considerar un caso de mala praxis profesional que transgrede el código ético de la enseñanza. Y por supuesto aquellos que lo incumplieran deberían ser sancionados, y en los casos más graves hasta expulsados de la carrera docente, porque aprovecharse de la vulnerabilidad intelectual de los alumnos dentro del recinto escolar es quizás una de las peores faltas que puede cometer un profesor.

Todo esto sería equivalente a la deontología médica, por ejemplo el caso de un médico fumador: como individuo puede fumar siempre que lo haga en privado, pero lo que nunca puede hacer ante sus pacientes es minimizar o cuestionar el daño que produce el tabaco y mucho menos hacer propaganda o publicidad de ese tóxico cancerígeno.

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  1. Abraham
    19 noviembre, 2015 a las 9:55

    Tengo que defender a la profesora de Plástica: poner un cactus junto a la pantalla te protege de sus radiaciones. Es un hecho comprobado y contrastado.

    Lo que pasa es que para que te proteja, tienes que colocarlo entre la pantalla y la vista, con lo que pierdes visión de pantalla. Cuando quieras ver la pantalla, tienes que apartar primero el cactus, y cuando termines de usar la pantalla, vuelves a colocar el cactus para que te siga protegiendo. Apagando la pantalla se consigue el mismo efecto o mejor, pero no es tan bonito, oiga.

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  2. 19 noviembre, 2015 a las 11:05

    Como padre de dos niños, uno actualmente en primaria y el otro en secundaria, llevo una década «disfrutando» del sistema educativo y, la verdad es que tengo una sensación extraña respecto a él. No me siento cómodo del todo pero, por otra parte, tampoco esperaba «peras del olmo». A ver si me explico:

    Por un lado estoy de acuerdo (estoy más que de acuerdo, si eso es posible) en que el sistema educativo es vital para el desarrollo del país y de la sociedad y que, por supuesto, debe ser llevado por lo más parecido a la «elite» del conocimiento. Incluso, al contrario de lo que la historia nos ha acostumbrado, a menor sea el niño, más «élite» debe ser el maestro (entiéndase por élite, nada clasista. hablo de capacidad, recursos, formación…)

    Pero (y aquí viene el pero) soy de naturaleza pesimista y me duele España. Somos un país que echó a los ilustrados para reinstaurar a Fernando VII, el país del «que inventen ellos» o del «muera la inteligencia». Un país donde decir que eres analfabeto científico no solo no está mal visto sino que en ciertos círculos «culturetas» se percibe con divertido orgullo snob. Es decir: sé que el colegio y los maestros (a los que no reprocho gran cosa, ya que personalmente, con los que he coincidido, sé que lo hacen con la mejor dedicación e intención. Por suerte no me he encontrado con los tarados que comenta el articulo, pero no bajo la guardia) no va a favorecer ese espíritu critico y racional simplemente porque es un concepto que no existe en la sociedad española y el sistema educativo, lejos de ser una herramienta de cambio es una mera cadena de continuidad conformista.

    ¿Que palancas habría que mover para que cambiara? Sin duda la primera es sacar del ministerio y consejerías de educación a toda esa panda de politicastros beatos de misa diaria y de medallas del valor a la virgen. Sinceramente es de los pocos temas que consiguen hacerme hervir la sangre pero ¿sabéis que es lo peor? que cuando lo hablo con otros padres me miran como a un bicho raro. Este es el segundo problema (y el más grave, por que no se soluciona con un acto politico como un -improbable- giro electoral hacia posiciones más realmente progresistas) Los padres de los alumnos no perciben la necesidad de una enseñanza en valores racionalistas porque, sencillamente, no saben que es eso. No saben ni que existe y si lo vieran no sabrian para que sirve. No pertenece a su mundo. Y claro, si nos vamos unos años atras, los padres de nuestros respetados maestros tampoco supieron, pudieron, quisieron o necesitarian explicarle eso tan raro a sus hijos, por lo que tampoco pertenece a su mundo y así ahora educan a nuestros hijos. (sin duda es un conocimiento que se podría impartir en Magisterio pero me asalta la duda de si es 100% conocimiento, 100% actitud vital, una mezcla o qué)

    Así que ¿que hago yo en el día a día? En primer lugar ciscarme en la madre de los ministros de educación (no se por que se llama así el ministerio, ya que no veo que tengan intención de educar a nadie, solo criar zombies con buena capacidad para servir cafés sin protestar por un salario de m…). Si tuvieran voluntad política, se resolvería en una generación: Nos cepillamos la enseñanza de supersticiones en la escuela, se quitan todas esas mierdas de relleno (Alternativa -a religión, hay que joderse-, MAE -tuve que mirar en al web de la consejería que c… era eso y aún sigo sin saberlo, Ciudadanía -tratada como una maría y encargada al suplente con menos galones del instituto…) Todas suman un 20% del horario escolar de absoluta nada. De vació pedagógico. Simplemente para justificar que los ayatolas de la sotana tengan su cuota de poder en el cerebro de los hijos de… (No sigo que me caliento). Ahora que lo pienso, el actual gobierno si está haciendo por la cultura: cada vez que les veo en el telediario, apago la tele y agarro un libro para calmarme ( y lo peor es que cuando han gobernado los otros tampoco han hecho una m…)

    Al grano: el ministerio si que puede cambiar el curriculum y adaptarlo a lo que habla el post y puede establecer los criterios (no básicos, imprescindibles) a cumplir por los maestros. ¿que coj… hacen los profes de ciencias naturales? listar en conjunto completo de sistemas, órganos y tejidos de los mamíferos, repetir una y mil veces (lo se por que llevo tomando la lección a mis hijos 10 años) «los seres vivos y su relación con el medio» y «el ciclo del agua» sin ningún criterio, sin relacionar nada con nada, sin contar cómo se descubrió, mostrando todo esto no como parte del avance científico sino (dios mio!!!) en forma de verdad revelada, justo lo contrario a lo deseado: no pienses por ti mismo, no disfrutes del descubrimiento. Mejor creete lo que te dice ese señor de la tarima.

    Como arreglar esto puede durar, con voluntad, décadas y sin ella toda la eternidad, y ya digo que soy cada vez mas pesimista, solo veo dos posibles soluciones: Un apocalipsis que se cargue a toda esa panda de beatos y a sus tontos útiles, los amorfos acríticos y podamos hacer una nueva sociedad sobre sus cenizas (vale, a todos nos gusta soñar, sobre todo después de ver el telediario) o irme con mi familia un bosque y pasar de todos. Algo intermedio es, lamentablemente lo más viable: enviar a mis hijos con los zombis unas horas al día a que aprendan lo básico (la tabla de multiplicar, el álgebra… ya sabéis: lo mecánico del conocimiento) y después hablar mucho con ellos, debatir, enseñarles lo poco o mucho que se y, sobre todo explicarles que el universo es asombroso y que tienen un potencial ilimitado si aprenden a observar y a pensar por si mismos (aún es pronto para decirles que el mundo está gobernado por zombis y que si hacen lo que les digo serán uns bichos raros con un triste sueldo de licenciado)

    No es perfecto, lo sé. Por varias razones: En primer lugar por que es de un pesimismo egoísta poco recomendable: no soluciona la enfermedad. Solo vacuna (y desconozco la efectividad) a mis hijos y, en segundo lugar, tampoco tengo claro que yo sea la mejor influencia. Si, soy racional, laico ( bueno, varios pueblos más que eso) y me interesa casi todo, manteniendo el interés por descubrir pese a mi edad. Pero, también tengo mis prejuicios (que aunque me gusten por ser míos, son prejuicios) y presto menos atención (y transmito menos interés) por unas cosas – las letras- que por otras -las ciencias-.

    Supongo que podréis sacar punta a todo lo descrito, pero la verdad es que aparte de lo contado (y de los berrinches que me dan cuando veo al ministro) no se me ocurre nada más.

    Mi mujer me dice (y me tienta, francamente) con hacer algo tipo ONG en los colegios tipo extra-escolar en plan «Racionalismo sin fronteras» (disculpad la boutade) pero no sabría ni como empezar…

    Perdonad por el royo y felicidades por el blog. Aunque participe poco, soy muy «fan» y no me pierdo un articulo.

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  3. Pocosé
    19 noviembre, 2015 a las 11:10

    A veces tengo la sensación de que mis neuronas se colapsan y la conspiranoia invade mi mente, obsesionándola en que cualquier estructura de poder, ya sea político, económico, religioso o mezcla de ellos, acaba por evolucionar en un ente emergente, cuya única finalidad es perpetuarse y a ser posible crecer, sin ningun otro tipo de consideración, ni finalidad. Siendo prácticamente inalcanzable que una educación verdaderamente racional llegue a implantarse, ni tan siquiera en algún pequeño reducto del planeta. Pues solo una educación de este tipo produciría una población capaz de desmontar dichos entes y estos entes parece que eso lo tienen muy claro.
    Quizás esta vez la depresión provocada por los últimos acontecimientos haya provocado otra vez el colapso neuronal conspiranoico.
    Tendré que ir recargargandolas, al menos, de pesimismo constructivo.

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  4. 19 noviembre, 2015 a las 12:04

    tgonzalez

    Pues a lo mejor eso de la ONG “Racionalismo sin fronteras” no es ninguna tontería.

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  5. 19 noviembre, 2015 a las 12:52

    Ante la entrada de tgonzalez me he sentido como frente a un espejo (con unos cuantos años más). Como anécdota contaré que cuando mi hijo estudiaba (ahora ya es un parado con treinta tacos), cursando la asignatura de “tecnología”, en uno de los controles se encontró con la siguiente pregunta ¿Con qué se mide la intensidad de la corriente eléctrica? A lo que respondió “pinza amperímetra” siendo dada por mala la respuesta por parte de la profesora. Se daba la circunstancia que en aquella época en la situación laboral de la empresa en la que trabajaba “pintaban bastos” (aunque al final no pasó nada), por lo que en previsión de males mayores empecé a prepárame para sacarme el título de electricista (que nada tenía que ver con mi profesión), así que le hice una fotocopia de la imagen del artilugio en cuestión para que la profesora rectificara la nota. Así lo hizo, reconociendo que no tenía ni idea que tal aparato existiese. Sin comentarios.

    Emplear la lógica y el razonamiento es fundamental para enseñar, aunque en la práctica se algo que brille por su ausencia. Y es aplicable a cualquier área del conocimiento. En el caso de mi hijo, una asignatura como la historia, tal yo se la presentaba (explicando los porqués de los hechos acaecidos y no como una simple enumeración de los mismos) se materializaba en una mejora en las notas (y sobre todo una mayor comprensión y asimilación). Cuando yo era estudiante (ha llovido muchísimo desde entonces), no lograba entender la trigonometría por mucho que me esforzaba (y eso que las matemáticas me iban bastante bien). Las explicaciones de los profesores no eran más que jeroglíficos incomprensibles para mí. Afortunadamente en aquella época era un gran aficionado a las novelas de Julio Verne, y cayó en mis manos “Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África austral”. La explicación de la medida del meridiano por parte de los protagonistas me abrió una ventana a la comprensión de la trigonometría. Lo que no habían conseguido los profesores, lo consiguió el relato de dicho autor. Y es que a veces hace falta imaginación para transmitir los conocimientos.

    Comparto con tgonzalez ese pesimismo que manifiesta. Y no solo en el tema de la enseñanza y transmisión de conocimientos. Hubo una época en que parecía que todo iba a cambiar, que se romperían las viejas cadenas, pero al final todo se quedó en un espejismo.

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  6. nestor
    19 noviembre, 2015 a las 16:18

    Muy interesante artículo e importante sobremanera el contenido.Es un tema conocido que la ignorancia de una sociedad es condición necesaria para su dominio.Por estos lares rioplatenses, tenemos el mismo problema aunque vivo en una sociedad laica.Es un tema muy complejo el de la educación, son muchos los elementos y las fuerzas que la integran, gobierno, educadores, familias, etc.En una encuesta realizada en Bs.Aires(no soy argentino)con jóvenes en un entorno de 10 años( entre un encuesta y la otra) se constató que el vocabulario usado había disminuido en alrededor de 600 vocablos menos, relacionandolo con el uso de las Tecnología de la Información(celulares, tablet,etc)con las nuevas tecnologías se simplificaba la comunicación(entendida como los es hoy)y producto de las nuevas aplicaciones, no necesitaban pensar ni razonar, todo les era dado.
    Además de dejar de leer libros, ensayos, artículos críticos,etc.Pero lo mas importante, además del conocimiento que debe de tener en su materia el profesor o educador, de explicar y demostrar; lo mas importante: un verdadero DOCENTE, debe INSPIRAR o sea infundir entusiasmo por la materia.No entro a desarrollar el problema económico de la enseñanza, de si hay verdadera evaluación de los docentes, si la duración del horario es la correcta, si la remuneración es la que corresponde para una digna función,si esta función es valorada por su sociedad, si el objetivo de los planes es a largo,mediano o corto plazo, etc,etc.Creo modestamente que el sistema que se desarrolla en nuestras sociedades, neoliberal o posneoliberal no va a permitir la creación de un ciudadano, solo permitirá de un habitante.

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  7. 19 noviembre, 2015 a las 17:30

    Abraham : Interesante planteo el de usar un cactus para que nos proteja de la protección de la pantalla. El problema, además del hecho de que esa historia de que las monitores emiten radiaciones dañinas es un mito, radica en que si para usar el monitor debes apartar el cactus entonces ya no hay manera de que proteja. Y qué sentido tendría ponerlo frente al monitor cuando no lo estamos usando o se encuentra apagado?. Todo parece indicar que el ejercicio sería tan ilógico como inútil. 🙂

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  8. 19 noviembre, 2015 a las 17:37

    Ateo, igual es buena idea lo de unas extraescolares de coaching racionalista para los chavales. Si yo fuera un miembro activo de mi comunidad en Oklahoma, ya estaría en ello. Lamentablemente soy español y ya sabes: los españoles necesitamos un socio hasta para montar un bar. Solos no sabemos. Os animo a animarme 🙂 (fuera de bromas: lo estoy masticando seriamente)

    El año pasado, en el instituto de mi hija hicieron las típicas jornadas de «mi padre es…» y ante la dificultad de explicar lo que realmente hago, opté por decir «Soy ingeniero» y les hice una presentación que pretendía ser motivadora. Y sorprendentemente hasta los críos más cafres del curso ni pestañearon. Fliparon y prestaron atención cada segundo. Es decir: Hay material. Qué mierda que el sistema, diseñado en la revolución industrial para crear operarios de fabrica homogéneos y obedientes, les aplaste. Y eso es justo lo contrario a lo que necesitamos. Como oí un día a Neil Tyson, «lo bueno de ser científico es que no tienes que hacerte mayor». Joer, si ni siquiera conseguimos que a los niños les apasione la ciencia, ¿que estamos haciendo?

    Respecto al pesimismo… No siempre he pensado así, aunque siempre he tenido una sospecha (recuerdo que en el primer año de bachillerato le pregunté a mi profe de Historia -saludos, señor Mayoral, por si me está leyendo- que si imperios y civilizaciones tan estables como algunas del pasado se fueron al garete ¿porque no la nuestra? Debí plantear la pregunta muy mal, porque no me contestó exactamente a eso (era la época del primer bombardeo de Reagan a Gadafi y el tema derivó al peligro nuclear). ¿y si lo que vivimos desde Rosseau y amigos hasta ahora es solo un espejismo? Realmente no creo que llegue siquiera a espejismo. Siendo un poco clasista me temo que gran parte de la humanidad (ni siquiera los que han tenido la oportunidad, por vivir en un país «desarrollado») han vivido el espejismo. Los que nos planteamos estos temas somos una élite de prepotentes que por haber dado un paso más, pensamos que es lo natural y lógico (no, en serio: no creo que seamos así, pero…).

    Sin embargo ahora tengo la certeza de que el equilibrio es inestable y que los enemigos son numerosos. Siempre seremos minoría. Siempre seremos los bichos raros. Tengo un amigo que dice que los radicalismos y fanatismos siempre tiene ventaja, ya que sus «sloganes» son siempre más sencillos y apuntan directamente a lo más profundo de nuestro cerebro, mientras que las ideas «ilustradas» «racionales» o «humanistas» lo tiene chungo porque parten de la desventaja de necesitar más pedagogía y de requerir cierta argumentación y el uso de componentes mas «avanzados» del cortex. (¿habrá alguna investigación que demuestre que ser racional y solidario, por ejemplo, hace consumir más glucosa al cerebro que ser un garrulo acientifico? ahí lo lanzo)

    Lo vemos ahora con las terrible noticias de esta semana: Sin querer entrar en discusiones sobre las causas geopoliticas o lo que sea, sí está claro que es más fácil despertar al monstruo fanático, racista e indeseable del ser humano que intentar analizar y responder de forma menos emocional. Y claro el sistema educativo está compuesto por personas: los políticos que la diseñan, los maestros que la ejecutan y los padres que (deberían) participan.

    Y ninguno de ellos está por la labor. De hecho tengo claro que los políticos actuales, de forma activa están CONTRA la educación (tal y como indicas, Nestor). Por como asignan recursos, por como diseñan curriculums, por como desprecian a los técnicos que saben de esto (¿es desinterés o es ideología?). Los maestros, sin apoyo de los padres (no voy a entrar en los tópicos de que ahora los padres pegan a los profes) están desmotivados (y muchos habrá que consideren la docencia como una oficina) Y los padres o están ausentes o son directamente idiotas (a mi, personalmente uno me llamó fascista por decir que entendía que la tabla de multiplicar requiere que la educación, aunque deba mejorar en sus métodos, no puede ser 100% jijijuju y otro me dijo que su hijo de 7 años, si no le gusta leer, no va a hacer nada para remediarlo, no vaya a ser que se agobie)

    Y a esto hay que añadir la postura ñoña de la izquierda. (DISCLAIMER: Me considero, no de izquierdas, sino directamente un ROJO con sus 4 letras en mayúsculas) Estoy muy harto del buenismo, del relativismo social y cultural, del anticientifismo de la izquierda, del neohipismo buenrollista. Lo siento mucho: la posición de la izquierda frente a la ciencia es lamentable: más próxima a los hippis y a la pseudociencia y magufadas que al pensamiento racional. Su único discurso relativo a la ciencia es atacar a los transgenicos y cosas similares con la misma fiereza y poca argumentación que otros atacan a la investigación con células madre.

    Nestor: Pese a lo que leas aquí, la constitución española dice que España es un estado laico (realmente dice aconfesional, pero lo he mirado en la RAE y es lo mismo, pese a que la derechona diga que laico es una palabra del demonio y de progres -zurditos, como dirás tú-): Lo que pasa es que a una población borreguil se une una jerarquía de ayatolas con sotana dispuestos a retorcer la ley (en connivencia con un partido en el gobierno, directamente capillita -el PP- o acomplejado -el PSOE-). Sinceramente tampoco envidio vuestra posición allende el oceano (conozco Argentina también, por temas que no viene a cuento): El auge de los evangélicos (solo frenado por el efecto propagandistico de Bergoglio) y, sobretodo la enorme permeabilidad de los magufos en la sociedad argentina es algo que asusta. Mi opción de irme a un bosque de la patagonia tampoco es válida.

    Bueno, pero vale de lloriquear.¿que hacemos?

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  9. Anónimo
    19 noviembre, 2015 a las 18:48

    Ostis, Ateo, perdona. Te estoy hundiendo el chiringuito con estos post indigeribles.

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  10. 19 noviembre, 2015 a las 19:37

    tgonzalez1969 (porqué no sé porque no ha salido tu nombre)

    En CyD fomentamos la participación de cualquiera que tenga algo medianamente inteligente que decir, sin límite alguno siempre y cuando no venga aquí a hacer apología de la irracionalidad en cualquiera de sus variantes.

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  11. Marian
    19 noviembre, 2015 a las 23:19

    «Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos puedan cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado». Cita de Margaret Mead (creo).

    Por si sirve de algo…

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  12. Abraham
    20 noviembre, 2015 a las 11:39

    @N.E.B. Estoy dando por hecho que la profesora deja la pantalla encendida delante de su cara mientras da la clase. La radiación de la pantalla, aunque no es peligrosa, le molesta, tal vez porque las imágenes que salen en ella son una distracción mientras le está hablando a los chavales o porque el contraste de luz le da dolor de cabeza. En esas circunstancias, poner un cactus delante de la pantalla te está protegiendo de esos nocivos efectos. Apagar la pantalla sería más efectivo, pero es posible que tenga un monitor de principios del cuaternario y tema que de encenderlo y apagarlo muchas veces durante la clase se acabe rompiendo. (Aunque la explicación más probable es que la maestra crea en alguna magufada, le quiero dar el beneficio de la duda).

    @tgonzalez: Los ROJOS propiamente dichos, los de la URSS, tenían mucho aprecio por la ciencia básica y sobre todo por las matemáticas. Si los rojos de nuestro país no se lo tienen, creo que tiene más que ver con el hecho de ser españoles que con el hecho de ser de ideología de izquierdas.

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  13. Abraham
    20 noviembre, 2015 a las 11:54

    @Marian
    Estaba por decir algo así, pero con muchas más palabras. Aunque sería muy bonito que todo el mundo fuera librepensador (y una pesadilla para sus gobernantes), con que existan algunos y puedan contagiar a otros, es suficiente.

    En un mundo ideal donde todo el mundo sea crítico racionalista, los gobiernos democráticos se verían obligados a tomar siempre decisiones por el bien común, ya que los ciudadanos estarían bien informados de cuáles son beneficiosas y cuáles no. Pero esto es una utopía, porque los gobernantes, una vez en el poder, hacen lo posible por que los ciudadanos dejen de cuestionarles. Propagar el racionalismo es fomentar la rebeldía (ante lo injusto, pero rebeldía al fin y al cabo), así que no esperes que los gobiernos apoyen algo así a gran escala. Un taller o una asociación, vale, un museo de la ciencia, quizás, pero planes de estudio para que toda la población se vuelva crítica, ni hablar.

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  14. 20 noviembre, 2015 a las 13:49

    Hola Abraham. Un par de comentarios:

    Si el asunto del cactus es por bloqueo físico ¿no valdría también una rasilla del 13? Es decir, aparte de la mitología de la radiación (era valido para los crt y también para los LED que funcionan de forma totalmente distinta) ¿por que un cactus? ¿que tiene de mágico (o de especial)? Es a estas cosas a las que nos referimos: no se trata de ser excepticos por ser excepticos sino a preguntarse si la base de la afirmación es suficientemente firme como para que merezca la pena investigarla.

    Lo de los rojos. Pues tienes razón. Yo creo que la corriente actual proviene, no de los rojeras soviéticos (que también se mandaron alguna cagada, como toda la historia de politiqueos alrededor de Lysenko y la genética «lamarkista» – se ve que el darwinismo era «políticamente incorrecto»-) sino de la corriente mayo del 68 y posteriores, conde la Ciencia es una expresión del sistema y del entramado empresarial-belicista. No se si ese es el origen real (no lo he pensado con atención igual me equivoco y simplemente hay una generación que estuvo mucho tiempo en las barricadas y asambleas y poco en los libros de ciencia), pero sea cual sea el origen, creo que uno no puede pensar en la ciencia desde la posición política (aparecen negacionistas del cambio climático por un lado -no vaya a a ser que me toques mis beneficios empresariales por no poder contaminar- y buenistas happyflower por otro que se creen que los productos eco son la leche y los trasgenicos el demonio) Al final tienes a unos y a otros opinando (y creando opinión) de lo que ni saben ni quieren saber.

    Es un dolor de cabeza que, (considerándome de izquierdas) me salten las alarmas ante argumentos zafios o falaces, aunque coincidan con mi opinión. Cuando uno discute con gente de convicciones monolíticas, los matices de la opinión de uno te ponen en desventaja.

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  15. 20 noviembre, 2015 a las 14:16

    Como veis, tengo el día libre y, leyendo la prensa, me he encontrado el siguiente párrafo: ( http://elasombrario.com/orden-incoherencia/2015/11/19/estimado-senor-big-data-somos-mucho-mas-que-un-cumulo-de-datos/ ):

    «Sospecho que uno de los principales motivos por los que la LOMCE pretende eliminar esta asignatura [La filosofía] de la formación de nuestros hijos es precisamente el sentido de la misma, que podríamos resumir en enseñar a pensar y a vivir de una forma crítica, reflexiva y cuidadosa. Una de las funciones que desempeña la filosofía es la analítica: somete a crítica las normas empleadas y, por lo tanto, reflexiona sobre el significado global de las creencias. Esta reflexión puede dar lugar a una oposición al orden imperante, y tal vez, mediante un sentido crítico, crear un nuevo orden de valores. Así pues, con el intento de suprimir la filosofía de nuestras vidas no se está pretendiendo eliminar la innata cualidad de pensar, sino el riesgo de que este pensamiento crítico nos lleve a elaborar un cambio.»

    Uno de mis prejuicios es considerar la filosofía como superada por el conocimiento humano (por la ciencia, principalmente), pero no puedo estar más de acuerdo con el párrafo.

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  16. 20 noviembre, 2015 a las 14:30

    El problema de la magufería, las visiones fantasiosas de la realidad, el anticientifismo es transversal desde un punto de vista político. Todas las opciones políticas están afectadas por tales planteamientos. Eso sí, cada opción política suele tener “predilección” por áreas y planteamientos específicos. De todos es conocida la obsesión de los nazis con algún os planteamientos esotéricos, la magufería en general se mueve con gran soltura entre los modelos propios del liberal-capitalismo (después de todo las religiones no son más que una forma de magufería y han sido siempre aliadas del modelo de explotación capitalista). En cuanto a la izquierda se vio muy condicionada por el posmodernismo y el relativismo cultural que de él salió. Por supuesto hay excepciones, tanto en la izquierda como en la derecha, de personas que al margen de su pensamiento político mantienen un alto grado de racionalidad.

    También hay que añadir que en pleno siglo XIX la discusión política estaba centrada, casi en exclusividad, en la cuestión económica. Hoy, y sin que esta pierda su importancia, cuestiones como el ecologismo o los derechos de la mujer se entremezclan en las definiciones de como debe ser el modelo socio-económico, generando situaciones que pueden ser contradictorias (las cuestiones de modelo económico, ecología y machismo-feminismo admiten múltiples combinaciones). Si en la coctelera social lo mezclamos todo y lo agitamos, los resultados pueden llegar a ser verdaderamente sorprendentes.

    Lo cierto es que el analfabetismo científico goza (absurdamente) de un cierto prestigio social, y eso facilita que las movidas sociales reclamando contra supuestos casos de efectos nocivos para la sociedad se nutran de irracionalidades. Dado que las protestas sociales son más frecuentes en los ámbitos de la izquierda que en los de la derecha, esa contaminación de irracionalidad se da más en la izquierda (o se hace más notoria) que en la derecha.

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  17. nestor
    20 noviembre, 2015 a las 15:57

    Perdonen que insista, siempre concentrándome en el artículo, leyendo un artículo sobre ese grande que fué Unamuno, decía sobre el biólogo Claude Bernard(1813-1878).».La ciencia debe estar llena de pasión.Que le pregunten a Bernard, por ejemplo, si no la tenía.Lo otro, lo que no tiene pasión,no es ciencia:es una cochinada de los que llaman y se llaman sabios.»»

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  18. Marian
    20 noviembre, 2015 a las 22:06

    Hola, Abraham.

    Cuando leía la entrada no paraba de «repiquetearme» la cita, por eso no me resistí a comentarla.

    Por descontado, no estaba pensando en los políticos en general y los españoles en particular (sólo me permito raptos etílicos los «findes»).

    Ahora en serio, pienso que también debemos hacer autocrítica individual como ciudadanos (yo la primera). En demasiadas ocasiones, nuestros comportamientos responden a ese viejo axioma tan conocido, y usado, por los Césares en la antigua Roma: «Pan y circo»…

    Si no nos organizamos, no protestamos, no hacemos ruido y presionamos a nuestros políticos y representantes (al más puro estilo lobby), nos hemos caído con todo el equipo.

    Y, sí, se que es cualquier cosa menos fácil… Pero eso hace el reto más interesante.

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  19. 23 noviembre, 2015 a las 11:18

    Interesante artículo sobre la llegada de la obra de Darwin a España: http://culturacientifica.com/2015/11/20/como-llego-el-darwinismo-a-espana/

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  20. Cienciasmundo
    24 noviembre, 2015 a las 21:20

    En secundaria ya era difícil trabajar la ciencia como una construcción permanente sometida a las pruebas y a la crítica racionalista pero ahora con la LOMCE es mucho más complicado.
    No es sólo porque se eliminen as Ciencias para el Mundo Contemporáneo, una materia que por fin programaba ciencia en construción: historia de las teorías científicas, análisis de la situación actual, campos en desarrollo… de forma que podíamos trabajar con calma no tanto los contenidos sino fundamentalmente la matriz de la ciencia y su construcción. Tampoco es que los currículos esten mucho más marcados y permitan casi nula contextualización por parte del docente. El problema es que todo esto se hace además desde la defensa de la religión (en mi instituto hay alumnos que tuvieron que elegir religión en 1º de Bachiller obligados por la escasa optatividad del centro. Los dos casos que conozco habían elegido una optativa llamada Cultura Científica que no salió porque parece que daba problemas de organización. )
    Los profesores del futuro son los alumnos del presente.
    Que tipo de sociedad estamos creando?

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  21. 22 enero, 2016 a las 0:27

    Otro estudio más que muestra que la religión anula el raciocinio de los creyentes: http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2016/01/la-religion-anula-el-raciocinio-de-los.html

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  22. 3 febrero, 2016 a las 13:00

    Algo falla en el sistema educativo cuando existen profesores de ciencia como estos:
    http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2016/02/algo-falla-en-el-sistema-educativo.html
    Y no son españoles sino de la muy civilizada y científica Gran Bretaña.

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