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Magufada «made in Spain»: Camas que protegen de la radiación electromagnética ¡científicamente avaladas por la universidad española!


En estos momentos en donde la presión para convertir lo más rápidamente posible la investigación en innovación parece ser la norma general por la que se debe regir el estamento científico, una empresa privada en colaboración con dos universidades españolas está «revolucionando» el conocimiento científico-tecnológico tanto en física como en biología.

Es un hecho más que evidente que vivimos rodeados de diversos tipos de radiación electromagnética, desde las poco energéticas y más que útiles ondas de radio o microondas, pasando por el espectro visible hasta los nocivos rayos gamma, radiación de alta energía capaz de penetrar en la materia muy profundamente y que pueden causar graves daños al ADN del núcleo de las células, con el consiguiente potencial efecto carcinogénico.

Esta asociación entre radiaciones ionizantes de alta energía y daños en el ADN, a través de los famosos radicales libres, ha creado todo un universo de terapias y remedios a cual más sorprendentemente disparatados para prevenir o incluso combatir el cáncer y hasta el envejecimiento.

Y en este contexto, una empresa granadina patentó hace unos años una cama de alta tecnología, en cuya fabricación

no se incluyen sustancias ni elementos potencialmente tóxicos o nocivos, puesto que está elaborada exclusivamente a partir de materias primas naturales con el mínimo de materiales metálicos imprescindible. Cama que incluye un somier realizado a mano en madera de haya entre cuyas propiedades se incluyen su capacidad ionizante que se mantiene gracias al uso de barniz vegetal totalmente natural para no obstruir los poros de la madera. Además el colchón de latex está recubierto por una funda y un cubrecolchón fabricados mediante una malla de carbono orgánico, capaz de absorber las radiaciones electromagnéticas que el cuerpo ha ido acumulando tras la exposición continua a campos electromagnéticos generados por torres de alta tensión, transformadores, televisores, ordenadores, electrodomésticos, etc., para liberarla a través del suelo mediante una toma de tierra.

De cómo la famosa malla metálica patentada es capaz de absorber las radiaciones electromagnéticas, que el cuerpo ha ido absorbiendo durante todo un día de largo batallar, los inventores no indican nada. Sin embargo, para demostrar la seriedad del invento y aclarar suspicacias en la propia página web de la empresa se citan dos «estudios» dirigidos nada más y nada menos que por dos catedráticos universitarios.

El primero firmado por el Dr. Acuña Castroviejo, catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, que aunque no ha sido publicado en ninguna revista científica de prestigio, sino en la más glamurosa Revista de Medicina Estética española, viene a concluir que dormir durante un mes seguido en estas famosas camas

es un mecanismo altamente eficaz para inducir aumento de las defensas antioxidantes endógenas, reduciendo significativamente el daño oxidativo y nitrosativo, ayudando eficazmente a la reparación del organismo. Además este tipo de reposo controlado da lugar a un aumento de la producción nocturna de melatonina, reflejando un mejor control del ritmo sueño/vigilia.

Además, en otro estudio dirigido por la Dra. Mónica de la Fuente del Rey, también catedrática de Fisiología pero por la Universidad complutense de Madrid, el cual no ha sido publicado en ninguna revista científica ni buena ni mala, se indica que dormir en estas camas

mejora el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, siendo un reflejo de una mejor salud general del organismo. También, dado que el grupo de estudio tiene científicamente acreditada la determinación de la edad biológica a través del estudio del estado inmunológico, se ha concluido y demostrado que el reposo [en estas camas] es capaz de rejuvenecer la edad biológica.

En resumen, según estos dos catedráticos comprarse una cama que vale cerca de 1.500 euros en su versión económica, pero que puede llegar a costar 40.000 euros en la versión firmada por Victorio  & Lucchino (modelo este último que yo recomendaría, porque es más que seguro que el diseño de lujo potencia una barbaridad su funcionamiento) mejora el sueño y el sistema inmune, aumenta las “defensas antioxidantes” y rejuvenece ¡ahí es nada!

Esto sí que es ciencia aplicada de la buena y hasta lo mismo sirve para conseguir el premio Nobel para este par de catedráticos españoles, cuando se descubra por supuesto cómo una funda de colchón (por muy especial que sea) es capaz de «limpiar» nuestro organismo de esas siempre tan nocivas como ubícuas ondas electromagnéticas.

Entradas relacionadas:

  1. bynky
    29 enero, 2019 a las 2:08

    Si evitara el fracheo de los rayos o relampagos , que anteceden a los truenos y eviten esto en las personas me lo complaria . Solo me falta el dinero para complarlo . Pues por cuestiones visuales me vendría ; como se dice en mi país » como me lo recetó el médico » .

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  2. Alberto
    29 enero, 2019 a las 6:55

    Esto me recuerda mucho a otra «investigación» de una doctora en óptica de la Complutense, Celia Sánchez Ramos, que inventó el Coeficiente de Seguridad Retiniana (curiosamente las siglas coinciden con las de sus iniciales), basándose en que la luz azul de las pantallas de móviles y sordenadores daña la retina, cosa que nunca se ha demostrado, para venderte unos filtros. La Sociedad Española de Oftalmología denunció a esta doctora http://www.ioamigo.com/la-sociedad-espanola-de-oftalmologia-advierte-sobre-los-filtros-azules-para-pantallas/.
    Podéis ver toda la información en el excelente blog de este oftalmólogo, https://ocularis.es/reticare-mentiras-y-negocio/
    Y este oftalmólogo recibió amenazas de Reticare por desvelar el engaño https://ocularis.es/reticare-ii-intentan-censurar-este-blog/
    Lamentable que una universidad española de prestigio como es la Complutense no haya tomado cartas en el asunto, expedientando a esta «investigadora».

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  3. Lagarto fotónico
    29 enero, 2019 a las 7:15

    El colchón de Faraday.

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  4. Dr. Manhattan.
    29 enero, 2019 a las 7:31

    Invito a leer el «estudio científico», es como de cachondeo, incluye hasta faltas de ortografía. Le falta añadir algún vulgarismo, pero se pueden leer frases como «El periodo de sueño conlleva un estado de reposo que aprovecha el organismo para poner en marcha sistemas de reparación celular, entre otras cosas.»

    Me falta algún «Mira te comento…» ó «pues total que…».

    Vergüenza ajena.

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  5. 29 enero, 2019 a las 10:07

    Reblogueó esto en jagabaldondominguezy comentado:
    La estupidez no conoce límites

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  6. Anónimo
    29 enero, 2019 a las 10:42

    Para que luego digan que la Sanidad española cada vez va peor, primero Rouco elevó el número de exorcistas en nómina; luego la ex-ministra de Empleo Báñez reconoció la importante labor de la Virgen del Rocío para acabar con el paro y ahora esto. Estamos a la cabeza del mundo, señores, a la cabeza, lo que pasa es que hay mucho envidioso.
    Me voy al médico del Seguro a que me recete un colchón de estos.

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  7. Anónimo
    29 enero, 2019 a las 13:59

    Hola, tienes alguna publicación o información de la actividad bactericida del cobre?, saludos.

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  8. Eduardo Baldu Gil
    29 enero, 2019 a las 14:23

    ¿No debería intervenir, de oficio, la fiscalía ante una clara estafa? Sería una labor de mucha mayor transcendencia que perseguir tuiteros por sus comentarios.

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  9. Terribilis
    29 enero, 2019 a las 16:42

    Vaya Magufada. Pero no olvidéis los hilarantes Premios IG Nobel que, cómo nos informa la Wikipedia son una parodia estadounidense del Premio Nobel y se entregan cada año a principios de octubre por los logros de diez grupos de científicos que «primero hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar». Organizado por la revista de humor científico Annals of Improbable Research( AIR), que son presentadas por un grupo que incluye a auténticos Premios Nobel, en una ceremonia en el Sanders Theatre, de la Universidad de Harvard. «Los premios pretenden celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de todos por la ciencia, la medicina, y la tecnología».

    En el año 2018, las siguientes fueron las investigaciones premiadas:

    Medicina: Marc Mitchell y David Wartinger, por usar montañas rusas para intentar apresurar el paso de cálculos renales.

    Antropología: Tomas Persson, Gabriela-Alina Sauciuc, y Elainie Madsen, por recolectar evidencia, en un zoológico, que los chimpancés imitan a los humanos aproximadamente tan frecuentemente, y tan precisamente, como los humanos imitan a los chimpancés.

    Biología: Paul Becher, Sebastien Lebreton, Erika Wallin, Erik Hedenstrom, Felipe Borrero-Echeverry, Marie Bengtsson, Volker Jorger y Peter Witzgall, por demostrar que los enólogos expertos pueden identificar con seguridad, y a través del olfato, la presencia de una sola mosca en una copa de vino.

    Química: Paula Romão, Adília Alarcão y el difunto César Viana, por medir hasta qué grado la saliva humana es un buen agente limpiador de superficies.

    Educación médica: Akira Horiuchi, por el reporte médico «Colonoscopía en posición sedente:Nota 13 lecciones aprendidas de la auto-colonoscopía».

    Literatura: Thea Blackler, Rafael Gomez, Vesna Popovic y M. Helen Thompson, por documentar que la mayoría de las personas que usan productos complicados no leen el manual de instrucciones.

    Nutrición: James Cole, por calcular que la ingesta calórica de una dieta caníbal humana es significativamente menor que la ingesta calórica de otras dietas tradicionales con base en carne.

    Paz: Francisco Alonso, Cristina Esteban, Andrea Serge, Maria-Luisa Ballestar, Jaime Sanmartín, Constanza Calatayud, y Beatriz Alamar, por medir la frecuencia, motivación y efectos de gritar y maldecir mientras se maneja un automóvil.

    Medicina reproductiva: John Barry, Bruce Blank, y Michel Boileau, por usar estampillas postales para probar si el órgano sexual masculino funciona adecuadamente—como se describe en su estudio «Nocturnal Penile Tumescence Monitoring With Stamps» [Monitoreo de Tumescencia peneal nocturna con estampillas.

    Economía: Lindie Hanyu Liang, Douglas Brown, Huiwen Lian, Samuel Hanig, D. Lance Ferris, y Lisa Keeping, por investigar si es efectivo usar muñecos vudú para cobrárselas a los jefes abusivos.

    Saludos inventivos

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  10. Luis Sanchez
    29 enero, 2019 a las 17:13

    Qué pena! cuanto caradura hay.

    Hace años veía cómo convocaban a las personas mayores, a una reunión con regalo seguro (una garrafa de 5 l de aceite de oliva, decían) para después venderles, entre otras cosas camas, sillones de masajes, colchones milagrosos y otros engaños por el estilo.

    Cuando veo anuncios (no los oigo, pues de las pocas veces que pongo la TV, les quito el sonido o si lo he grabado, que es lo normal, los paso a toda velocidad) de estos tan engañosos pensaba que las autoridades deberían prohibir los anuncios de productos sobre los que no puedan avalar lo que aseguran producen. Algo así como decir que vendes aceite de oliva virgen extra que seguro te baja el colesterol a 180 (y que además es de soja), pero no, no les preocupa demasiado. Y las cadenas de TV privadas no tienen tiempo de hacer cumplir esas tonterías a quienes tanto dinero les dan a ganar.

    Muy bueno el artículo que Alberto nos enlaza (genial el símil del calentamiento cerebral y para nota el desmenuzamiento del estudio del filtro de luz azul para tablets y móviles). Hay muy buena gente por internet, y deberíamos unir las fuerzas. Es la única manera que veo para plantar cara a tanto caradura, a tanta multinacional ladrona y a tanta élite que se enriquece del expolio al pobre.

    Eduardo, la Fiscalía ni ve ni oye, solo ve lo que le pasa la policía que está a las ordenes de… de alguien, claro, pero alguien muy preocupado por los chistes de Carrero Blanco y por lo que les incomoda a los Abogados Cristianos. Por sus actos los podremos conocer.

    Ha sido una buena entrada, aunque habrá que darle a cada uno lo suyo, incluyendo al indocumentado del exministro Wert y su Ley educativa, con su clara tendencia nazional-católica y a estudiar solo lo que el mercado demande, desechando el resto; esto también tendrá algo tendrá que ver. Los efectos tardan en verse, como el cambio climático consecuencia del calentamiento global antropogénico, tarda en llegar, pero llega.

    Salu2.

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  11. Eduardo Baldu Gil
    30 enero, 2019 a las 12:56

    Cierto Luis, pero la autoridad tiene la obligación de intervenir ante un delito patente, como es el caso puesto que estamos ante una estafa

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  12. Far Voyager
    30 enero, 2019 a las 13:19

    Sin comentarios. No sería además raro que hubiera dinero de por medio, bajo sobre, para conseguir que esos catedráticos les hubieran avalado.

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  13. Alberto
    30 enero, 2019 a las 15:26

    Hay preocupación entre la población por la llamada «contaminación electromagnética», pero nunca se ha podido demostrar ningún efecto perjudicial de las radiaciones de la parte baja del espectro (móviles, wifi, radio y tv, etc…). La «electrosensibilidad» parece tratarse de un efecto nocebo que experimentan ciertas personas muy influenciables, cuando saben que están expuestas a campos electromagnéticos (si están expuestos pero no lo saben, no notan nada). Todo esto se encuadra en el mito de «lo natural es bueno, lo artificial es malo». Como las emisiones electromagnéticas del wifi, los móviles, etc, son artificiales, necesariamente deben ser malas. En cambio, la gente en verano se infla a tomar el sol en la playa, cuyas radiaciones ultravioleta son ionizantes y lo más cancerígeno que existe después del tabaco (que también es natural). Si la población tuviera algún conocimiento de cómo funciona el ser humano, de cómo no somos más que un conjunto de fenómenos químicos, físicos y biológicos, entendería que ese mito no tiene sentido alguno, ya que lo importante es el efecto que los fenómenos químicos y físicos externos producen en nuestras células, da igual el origen natural o artificial de dichos fenómenos.

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  14. Alberto
    3 febrero, 2019 a las 8:28

    El meollo de la cuestión es que siempre prevalecen los intereses económicos sobre los de la salud, incluso entre las máximas autoridades sanitarias. Las farmacéuticas, ya sean de fármacos de verdad o de productos homeopáticos, tienen una gran influencia sobre la Agencia Española del Medicamento, la Agencia Europea del Medicamento, la Food and Drugs Administration americana, y la Organización Mundial de la Salud. Los altos directivos de estas agencias públicas suelen tener un trato muy favorable con las farmacéuticas para que les reserven un buen puesto de trabajo cuando su cargo político expire al perder las elecciones su partido. Esto implica en la práctica que se pasan por alto errores graves en los ensayos clínicos, que pueden suponer muertes que podrían haber sido evitadas. Cuando hay una alerta de seguridad grave que indica que un fármaco en la fase IV del ensayo clínico, es decir una vez comercializado, presenta un riesgo grave pero infrecuente, y por ello no detectado en las fases previas del ensayo clínico (antes de ser comercializado), y que procede retirarlo del mercado inmediatamente, lo normal es que las autoridades esperen a retirarlo a que venza la patente (años), para que el laboratorio pueda amortizar lo invertido, a costa de decenas o cientos de muertes.
    Con la homeopatía pasa lo mismo: está claro que las autoridades sanitarias no tienen ningún interés en acabar con ella, puesto que mueve muchísimo dinero y una parte va, de manera legal o ilegal, a dichas autoridades sanitarias. Por eso que se siga vendiendo en farmacias y que se acepten ensayos clínicos totalmente sesgados como el del artículo. Mientras tanto, la gente muere al abandonar sus tratamientos eficaces.

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  15. Alberto
    4 febrero, 2019 a las 6:43

    Perdón, mi anterior comentario no iba aquí sino en el artículo de la homeopatía.

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  16. Ana
    10 agosto, 2019 a las 7:00

    Pues hay un montón de viejos de más de 100 años en España que no creo que duerman en esa cama pija. Manda huevos lo que hay que oir. Y no te digo lo que se habrán llevado esos dos por avalar la camita. Deberían anunciarla como un milagro made in Spain solo para ricos. Pero los materiales no son españoles

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