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Una brevísima reflexión navideña


En estos días en donde gran parte de la Humanidad da rienda suelta a la más que disparatada superstición de celebrar el nacimiento de una entidad extraterrestre es quizás un buen momento para la reflexión.

Porque, tal y como bien indica en el siguiente video el combativo, irónico y siempre acertado Richard Dawkins, lejos de esa supuesta «alta» teología con la que llevan intentando cuadrar el círculo de la ignorancia y la irracionalidad todos y cada uno de los «pensadores» cristianos, los creyentes (incluidos algunos científicos como el célebre matemático John Lennox, quizás el más conocido  paladín del «cristianismo científico») al final tienen que tragar con una realidad bíblica en la que se muestra que su divinidad parece ser que vino a este mundo simplemente a arruinar a honrados bodegueros, panaderos y pescaderos del Imperio Romano con su mágica competencia desleal.

Y mientras tanto el insigne John Lennox, lejos de avergonzarse de los trastornados disparates en los que afirma creer, sonríe aunque nadie sabe de qué.

Y este es el único milagro de la religión, conseguir que personas en principio inteligentes apaguen su cerebro y sean capaces de aferrarse absurdamente a los delirios de unos profetas analfabetos de tiempos remotos, que de haber vivido en la sociedad actual bien podrían estar bajo tratamiento psiquiátrico.

 

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  1. 30 diciembre, 2019 a las 11:05

    No deja de ser cierto todo lo que dices, pero en el caso de las navidades hablamos de una tradición festiva en parte comercial y en parte secular que se ha sobrepuesto a una tradición cristiana y esta sobrepuesto a otra romana y la romana a otra anterior, etc hasta llegar a ritos neolíticos quizá sobre el solsticio de invierno.

    Creo que lo importante es que hay ahí elementos culturales y sobre todo festivos que en algunos casos, en realidad en muchos casos, hemos encajado en nuestras rutinas anuales desde la más tierna infancia y sirven de pretexto en la vida moderna, en general tan monótona y asqueante, para salirnos de esa rutina y reunir abuelos, hermanos, nietos, comilonas, vinos, dulces, regalos, viajes y tiempo libre incluso… Un cóctel muchas veces explosivo, pero que es compartido por todos y como digo ya está encajado en la sociedad. No es obligatorio celebrarlo, en eso hemos avanzado. Pero para algunas familias es un respiro y en el caso de los niños, muchas veces es un periodo del año esperado con ilusión durante meses.

    A mí la parte religiosa no me interesa, pero culturalmente es muy interesante y como fiesta puede ser una maravilla.

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  2. Anónimo
    30 diciembre, 2019 a las 16:40

    Es dificil responder a todo eso, puede ser porque simplemente somos incoherentes, inseguros y miedosos. Como yo.

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  3. Alberto
    31 diciembre, 2019 a las 9:48

    Anxova, pienso como tú, de la Navidad la parte religiosa no me interesa lo más mínimo, pues soy ateo, y además es muy improbable que Jesús naciera en esta época del año, hay diversas evidencias históricas que sugieren que debió nacer en primavera.
    La parte social me gusta pero con moderación. Desde hace años he reducido las reuniones familiares navideñas a dos, una con mi familia y otra con la de mi mujer. Y nada de regalos, por mi parte. Así lo llevo bien, antes me agobiaban mucho las cinco comidas o cenas y los regalos.

    Pero no creo que la vida moderna sea monótona y asqueante. Si eres una persona mínimamente inquieta, con varios intereses y aficiones, y sabes renunciar a buena parte de las exigencias del consumismo que te encadenan y aportan muy poco, puedes ser bastante feliz en un país como España, donde hay buena calidad de vida y la gente en general es agradable. Es cuestión de no pasar por el aro, de ser libre para renunciar a muchas cosas que todo el mundo hace pero que no aportan más felicidad. Para esto es imprescindible tener la madurez suficiente como para que no te importe demasiado lo que piensen de ti.

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  4. Eduardo Baldú
    31 diciembre, 2019 a las 13:17

    Una cosa es la celebración, como acto lúdico, del solsticio de invierno y la de un nuevo año (Por supuesto es arbitrario fijar cuando empieza y termina un año, pero esta fecha es tan buena como otra cualquiera, pero fijar un principio y un fin es útil como forma de medición del tiempo. En realidad todas las formas de medida son bastante arbitrarias), y otra muy distinta rememorar fantasías irracionales de tiempos antiguos. Para mí, lo que sobra es el carácter religioso, que en realidad, como en otras muchas celebraciones festivas del año, lo único que pretende es disfrazar celebraciones que en origen eran paganas, dándoles un carácter cristiano.
    A mí me parecería bien mantener estas celebraciones, pero desposeídas de su carácter religioso, máxime cuando lo urgente es consolidar una sociedad laica (El resurgimiento del integrismo cristiano –no solo el católico, que también- pone en peligro avances sociales en cuestión de derechos y libertades, por lo que neutralizar tal avance de la irracionalidad es importante).

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  5. SUPERMARUJA
    1 enero, 2020 a las 10:14

    Yes we can. Se puede, si se puede. Yo soy Atea, de pensamiento y corazón, y practicante del ateísmo y no voy a ningún acto religioso sea de la confesión que sea (certifico que se puede rechazar una invitación a boda, bautizo, comunión, etc.y si les haces un regalo, que en el fondo es lo que quieren, miel sobre hojuelas) Y por eso mismo no «celebro» las fiestas navideñas y eso quiere decir que los días 24 y 25 los paso como otro día cualquiera, sin comidas extraordinarias. Y no felicito las «fiestas» y no compro regalos y mis hijas se van a pasarlas con su padre y todos tan contentos y nadie piensa ya que eso pueda suponer un trauma para toda la vida para los niños al ser «diferentes». Y despues de muchos años de decir NO a invitaciones de buena voluntad….pero, como vas a estar sola en nochebuena??? por fin ya no me preguntan siquiera. Qué queda de todo esto en mi entorno….que soy rarita…si, lo soy, y qué? Y supongo que esto puede pasar también en cualquiera de las religiones, monoteistas o no, que se practican en el mundo. A mi como atea se me exige que respete (por suerte no que comprenda) a las personas religiosas y sus oficios y sin embargo ellas no me respetan a mi, salvo muy honrosas excepciones.Todo, o casi, se resume en la frase oida a un cura en ejercicio: «»Vivir dentro de una religión te hace mucho más fácil la vida y te ayuda a entender que no todo está en tu mano»» Si señor! Esto es Teología pura y dura!! Casi nada de lo malo que hacemos los humanos es culpa nuestra……es de los dioses que juegan con nosotros……como los del Olimpo. Se puede ser racional y vivir con ello, a pesar de la sociedad que nos rodea.

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  6. Rawandi
    1 enero, 2020 a las 13:46

    «es muy improbable que Jesús naciera en esta época del año, hay diversas evidencias históricas que sugieren que debió nacer en primavera.»

    Alberto, ¿qué evidencias históricas son esas?
    Lo pregunto porque casi todo de lo que cuenta el Nuevo Testamento acerca del nacimiento de Jesús son meras fábulas: propaganda teológica mendaz inventada para hacer más atractivo al personaje. Jesús no fue concebido de forma sobrenatural, ni hubo aparición de un ángel a los pastores, ni estrella prodigiosa, ni magos, ni matanza de inocentes.

    El Evangelio de Marcos, que es el más antiguo, no menciona absolutamente nada sobre la infancia de Jesús. Sencillamente porque no había nada interesante que contar.

    Por no saber, los historiadores ni siquiera saben cuándo fue crucificado: se duda de si fue en el año 30 o en el 33.

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  7. Alberto
    1 enero, 2020 a las 22:04
  8. 2 enero, 2020 a las 0:11

    El Jesús histórico (o Jesuses, porque con las contradicciones de los diversos evangelistas vaya usted a saber si todos los cuentos pueden ser achacados a una misma y única persona) poco o nada tiene que ver con el Jesucristo del Nuevo Testamento y mucho menos con el de Pablo de Tarso, verdadero creador del cristianismo. Por eso intentar dilucidar si el pobre demente que pensaba que el fin del mundo estaba próximo (algo que todos los cristianos parecen olvidar ahora) nació en tal o cual fecha, en un pueblo o en otro y el resto de cuestiones que llevan haciendo perder el tiempo a multitud de eruditos durante milenios tienen la misma escasa importancia que la de determinar el número de panes y de peces que supuestamente sacó de la nada.

    Es más, si se presentaran las supuestas «pruebas» de su existencia a un conjunto de historiadores no contaminados por el omnipresente cristianismo es más que probable que determinaran que Jesucristo fue tan «real» como Mitra y otras divinidades previas que comparten gran parte de los caracteres atribuidos al supuesto hijo de Dios.

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  9. Anónimo
    2 enero, 2020 a las 0:15

    Sonríe porque piensa que Dawkins no entiende nada al respecto.

    Lo cual no significa que esté de acuerdo.

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  10. Eduardo Baldú
    2 enero, 2020 a las 1:09

    En mi opinión, lo más probable es que el Jesús cristiano sea una mezcla de distintos predicadores de la época (Un periodo, en Judea, en el que surgieron distintas sectas dentro del judaísmo).

    Lo que sí es cierto es que los evangelios contienen contradicciones entre los distintos redactados, y datos que no cuadran con los hechos históricos conocidos. Por otra parte, en los primeros años del cristianismo, el supuesto nacimiento del personaje se celebraba en primavera (Aunque ninguno de los evangelios da la más mínima precisión sobre tal hecho, los comentarios sobre el mismo –pastores guardando el rebaño por la noche, por ejemplo- descartan que fuera en pleno invierno). El cambio de fechas se debe a la necesidad de la iglesia de “cristianizar” las fiestas romanas de las saturnales, que se celebraban en esas mismas fechas. No es el único caso, las festividades de todos los santos y recuerdo a los difuntos tampoco se celebraban, en origen, en noviembre, pero había que cristianizar las celebraciones celtas (Que los romanos también hicieron suyas) y que la Iglesia no podía eliminar (El cambio se hizo tan tarde como los siglos VIII y IX). Está bien saber esto porque evidencia lo manipuladora que ha sido la Iglesia Católica, y la desvergüenza que ha tenido.

    A propósito del último comentario, decir que me río mucho cada vez que salen los “integristas” de turno a propósito del Halloween, cabreándose por una celebración que, según ellos, no tiene relación alguna con nuestras tradiciones. Lo que ignoran es que podemos encontrar referencias escritas de los siglos XVI y XVII en los que se hable de celebraciones en los últimos días de octubre en las que los niños se disfrazan, utilizan calabaza vaciadas como pequeñas linternas y van por las casas pidiendo dulces. Especialmente en las zonas de León, Castilla, Asturias y Galicia.

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  11. Alberto
    2 enero, 2020 a las 5:37

    Hay más evidencias históricas a favor de la existencia de Jesús de Nazaret que de su no existencia, con las limitaciones que siempre tiene la Historia para hechos tan remotos. Para estudiar este hecho con un mínimo de objetividad, claro, no hay que referirse a los evangelios, sino a las obras de los historiadores judíos y romanos de la época, no cristianos. Para el que le interese el tema desde el punto de vista histórico: https://es.wikipedia.org/wiki/Historicidad_de_Jes%C3%BAs
    https://es.wikipedia.org/wiki/Fuentes_de_la_historicidad_de_Jes%C3%BAs
    https://es.wikipedia.org/wiki/Referencias_hist%C3%B3ricas_no_cristianas_sobre_Jes%C3%BAs_de_Nazaret
    De uno de esos artículos cito: «Hay «un consenso prácticamente universal» entre los estudiosos que Jesús existió históricamente».

    Con respecto al comentario de Eduardo «Está bien saber esto porque evidencia lo manipuladora que ha sido la Iglesia Católica, y la desvergüenza que ha tenido.», yo más bien diría que las sociedades y culturas no cambian radicalmente, sino que se basan en lo anterior. Los romanos no eliminaron las culturas prerromanas, sino que las integraron, igual que el cristianismo sólo cambió algunos aspectos de la cultura romana.

    Y con respecto a lo de Hallowen, esos integristas se olvidan de que la cultura y las tradiciones van y vienen a lo largo de los siglos de un país a otro, no son algo estático, las tradiciones norteamericanas que ahora llegan a Europa, llegaron a norteamérica de manos de los europeos hace siglos. La cultura norteamericana, de la cual tanto se quejan algunos que nos está colonizando a los europeos, en realidad es una cultura europea, fruto de la Ilustración y la Revolución francesa.

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  12. 2 enero, 2020 a las 9:53

    Alberto, como bien dice la Wikipedia que citas la historicidad de Jesús se basa en un par de brevísimas citas de Flavio Josefo y de Tácito que son más que sospechosas y que no convencen a todos los historiadores. Como dije antes, si este tipo de tan poco rigurosas «pruebas» se aplicaran a otros personajes tendríamos que llegar a la conclusión de que muchos dioses tuvieron existencia real.

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  13. Rawandi
    2 enero, 2020 a las 13:30

    Alberto, hasta los teólogos católicos enseñan (no en los templos, obviamente, pero sí al menos en las facultades de teología) que el episodio de la aparición del ángel a los pastores es puramente ficticio. El detalle concreto de que los pastores estuvieran al raso cuando Jesús nació carece de solidez histórica porque forma parte de un episodio completamente imaginario.

    La mejor prueba de que Jesús existió son los Evangelios canonizados (los del Nuevo Testamento), que incluyen datos perjudiciales para fe cristiana (por ejemplo, el hecho de que Jesús recibiera el bautismo de Juan para el perdón de los pecados) pero los presentan de forma tendenciosa para minimizar los daños. La única explicación sensata de estas maniobras tan chocantes es que los autores de los evangelios poseían datos acerca de un personaje real, datos con los que tuvieron que lidiar porque eran de dominio público en sus respectivas comunidades.

    Cuando un ideólogo inventa un personaje mítico, nunca lo hace tirando piedras contra su propio tejado ideológico, con lo cual se evita luego el esfuerzo de tratar de que esas piedras produzcan el menor daño posible. Por ejemplo, el profeta bíblico Daniel es un personaje coherente porque todo el apocalíptico libro de Daniel es ficticio. Al tratarse de un personaje mítico, Daniel está libre de las incoherencias flagrantes que encontramos en el Jesús del Nuevo Testamento.

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  14. Eduardo Baldú
    2 enero, 2020 a las 20:53

    A mí me han interesado las religiones como fenómeno cultural que, inevitablemente han influido en el desarrollo de las civilizaciones, y como tal fenómeno, en el caso del cristianismo, ha tenido una influencia más que notable (aunque sea la mayor parte de las veces para mal) sobre casi todo el mundo (máxime si tenemos en cuenta la suma de la religión antecesora -Judía- y una de sus derivaciones -la musulmana, la prédica de Mahoma parte del antiguo testamento y considera persona sagrada a Jesús –como profeta- y a su madre, por lo que tiene una clara vinculación con el cristianismo. El enfrentamiento entre cristianismo e Islam es más bien anecdótico, y no se diferencia del enfrentamiento entre sectas cristianas-).
    Sobre la presunta existencia del personaje principal, Jesús, hay más que dudas. Al margen de los evangelios, no existe referencias históricas fiables, y dichos evangelios están llenos de contradicciones y errores de bulto. Por otra parte, y suponiendo que haya existido algún personaje al que pudiéramos adjudicar la figura de Jesús, no hay que olvidar que, en origen, estamos hablando de una secta judía, de las muchas que había. Hasta la intervención de Pablo (judío totalmente romanizado) no se puede hablar de cristianismo propiamente dicho, y a partir de él los “cristianismos” existentes son múltiples y excluyentes (según el historiador Karlheinz Deschner –Historia Criminal del Cristianismo- en los primeros siglos, murieron más cristianos a manos de otros cristianos que por las persecuciones de los emperadores romanos). De hecho la unificación del cristianismo y su doctrina se produce de manos de un sumo sacerdote pagano, el emperador Constantino, que unifica la doctrina en el concilio de Nicea (Los obispos que salen ganando en dicho concilio, aplauden hasta con las orejas las palabras del emperador, pese a que este es, y seguirá siendo hasta su muerte, el sumo sacerdote pagano). Lógicamente, todo pensamiento contradictorio con lo acordado en Nicea pasa a ser herejía. Al fin y al cabo todo es un juego de poder y control de la riqueza.
    La extensa obra de Karlheinz Deschner es un buen fondo documental para entender el cristianismo.

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  15. Far Voyager
    7 enero, 2020 a las 17:32

    Yo también coincido en que la Navidad ha acabado convertida en una fiesta de consumismo, y que aunque se sea escéptico merece la pena celebrarla por su lado cultural (solsticio, estar con familiares y amigos, etc). Que luego se pase de belenes y elementos religiosos es otro tema, a mí al menos me dan igual.

    En lo referido a Jesús yo pienso que él existió pero que por supuesto una cosa es el personaje histórico, que hasta podría haber acabado en una cruz, y otra cosa muy distinta el bíblico. Este último desde luego que no existió, mal que les pese a los incontables fundamentalistas evangélicos que toman ese libro al pie de la letra pese a la cantidad de problemas que tiene salvo las partes que a ellos les interesa interpretar cómo quieren y que consideran teorías cómo el Big Bang o la evolución cómo falsas cuando… en fin.

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  16. Rawandi
    8 enero, 2020 a las 13:55

    Según los historiadores no confesionales, como Antonio Piñero, Jesús fue un judío sedicioso condenado a la muerte en cruz, probablemente con un par de seguidores. La sedición de Jesús contra Roma se basaba en la fantasía apocalíptica de un inmediato advenimiento del reino de Dios a la tierra de Israel. Mas el reino de Dios nunca llegó.

    «¿Dónde queda la promesa de su Venida?» (2 Pedro 3,3)

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  17. Anónimo
    8 enero, 2020 a las 18:25

    Yo no se si el jeshu existió.

    No hay evidencia, como si la hay de Pilato.

    Ya, los que pretenden ser escépticos, dejen de creer aunque sea en un Jesús terrenal sin poderes ni conexión con algún dios. Si buscan ser objetivos, claro.

    No nos consta. Su existencia no está confirmada más allá de toda duda razonable.

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  18. Rawandi
    8 enero, 2020 a las 22:37

    Esta frase de Antonio Piñero indica por qué aceptar la existencia de un Jesús histórico es la más sencilla de las opciones racionales: «Como argumentó certeramente Alfred Loisy, uno puede explicarse mucho más fácilmente la existencia de Jesús que la de quienes podrían haberlo inventado.»

    Negar la existencia de Jesús va en contra del principio de sobriedad (navaja de Occam), ya que implica aceptar que los libros del Nuevo Testamento serían el producto de una conspiración casi tan descabellada como la de los reptilianos y los iluminati.

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  19. Far Voyager
    8 enero, 2020 a las 22:57

    También hay que tener en cuenta que un Jesús 100% humano es algo que repugna a los fundamentalistas bíblicos -que por cierto, es más gracioso cuando esos tipos critican lo católico sabiendo que salvo el puñado de sectas de rigor -Testigos de Jehová, Adventistas, etc.- muchos de esos, si no todos, están bebiendo de lo que estableció la Iglesia Católica en tantos siglos antes de Lutero-, tanto o más que la inexistencia de Adán y Eva -no vuelta entre los muertos y no milagros, ya se sabe que significa cómo no pecado original-

    Si existió desde luego que puede haber sido tratado por la historia, sin que quedara rastro suyo.

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  20. 9 enero, 2020 a las 0:37

    El problema de aceptar un Jesús humano es el mismo de aceptar un Mitra humano o aceptar una base «histórica» de cualquier otra divinidad, entidades con las que por cierto Jesús comparte todos y cada uno de sus supuestos atributos. Pienso (y hay infinidad de datos que lo corroboran) que la psique colectiva humana es capaz de inventar el mayor disparate con el único apoyo de un par de relatos inconexos, unas disparatadas pruebas del estilo de «es que mi vecino/el primo segundo de mi hermana/o he oído en la panadería que …», obtenidas de fuentes menos que fiables. Si a eso le sumamos el delirante contexto milenarista de un pueblo abocado a la extinción cultural por una invasión más que aplastante, el que luego un alucinado converso (no hay que olvidar cómo el famoso Saulo de Tarso vio la «luz») fundara el «verdadero» cristianismo, solo puede dejar un abrumador interrogante acerca de si hubo uno, dos o mil profetas que vagaron por las desoladas tierras de Judea y Samaria alrededor de los siglos I antes y después de la EC y de los que los evangelistas un siglo después decidieran recopilar lo que ya no eran más que adulterados y readulterados cuentos de vieja de pueblo.

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  21. Juan Pablo
    9 enero, 2020 a las 1:29

    ¡Ah, el cristianismo! O como, a partir de relatos orales y recuerdos de alucinados hebreos, en menos de 50 años surgió una religión que 1.000 más tarde se convirtió en la dominadora del mundo.

    Hay un ejemplo actual (bueno, hace 60 años) de cómo a partir de deseos y recuerdos difusos nace una nueva religión: las religiones de cargo y, en especial, el culto a John Frum, de Vanuatu. Un ejemplo muy exclarecedor de cómo pudo surgir el cistianismo.

    Y no nos olvidemos el libro «Hechos de los Apóstoles» donde se relata la dura lucha (muy suavizada, eso sí) entre paulianos y jacobinos (seguidores del hermano de Jesús, Santiago).

    Por cierto, más que los evagelios, para mí es el susodicho «Hechos de los Apóstoles» la una prueba de la existencia de un Jesus real muy alejado del posterior Jesus cristiano.

    Saludos

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  22. Eduardo Baldú
    9 enero, 2020 a las 13:27

    Anónimo, no te confundas, los escépticos no creemos, y menos en un ser fabuloso. Lo que no podemos negar es la influencia del cristianismo en la historia de la humanidad en los últimos 2000 años. Negarlo sería una gilipollez. Otra cosa es la valoración de esa influencia, que en mi opinión es negativa. El fenómeno tiene, lógicamente, un elemento desencadenante, y ahí podemos hacer suposiciones: A- El personaje principal es inventado por una comunidad que acaba creyéndose su propio invento. B- El personaje principal es el resultado de la superposición de varios personajes más una buena dosis de imaginación. C- El personaje principal se corresponde a una persona real, convenientemente aderezado con fantasías y leyendas. Cualquiera de las tres opciones es posible, y hoy por hoy no tenemos elementos históricos que puedan decantarnos por una de ellas en concreto.
    Que exploremos estas posibilidades, y comprobemos su posible concordancia con los datos que vayamos obteniendo de los estudios históricos y arqueológicos, no es algo malo, y desde luego no implica creencia alguna.

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  23. Anónimo
    9 enero, 2020 a las 15:31

    No hablo de personas como ateo, eduardo, no te confundas tú.

    Estoy hablando de los que se creen escépticos y en realidad son pseudoescépticos.

    Aquellos que creen que si existió un Jesús real.

    No hay evidencia, y no pueden quedarse en la incertidumbre, aunque sea provisoriamente.

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  24. Rawandi
    9 enero, 2020 a las 16:43

    Eduardo, tanto la hipótesis A (Jesús es totalmente ficticio) como la hipótesis B (varios individuos históricos se combinan en el Jesús mítico) tienen un grave defecto, a saber: ambas convierten en un enigma mayúsculo la aparición de los textos agrupados en el Nuevo Testamento (donde hay trazas de un único pretendiente mesiánico, no de varios mezclados). En cambio, la hipótesis C (el Jesús histórico fue tras su muerte deificado por algunos de sus seguidores) explica de un plumazo la existencia de los escritos neotestamentarios. Por eso la hipótesis C es mucho más verosímil que la A o la B.

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  25. 9 enero, 2020 a las 20:36

    Rawandi

    En tu argumentación para elegir la hipótesis C, partes de la premisa de que nadie se equivoca o que tampoco nadie miente. Y eso es mucho suponer cuando se habla de religiones.

    En algunas religiones modernas, a las cuales se les ha podido trazar sus orígenes, se han visto casos de equivocaciones como en los culto cargo, en donde es más que probable que el famoso profeta John Frum no fuera un único soldado yanqui, sino el arquetipo de muchos de los que pasaron por esas islas durante la Segunda Guerra Mundial.

    Y es más que evidente que algunos/muchos profetas mienten como bellacos. El caso de Joseph Smith es paradigmático , ya que contó que hablaba con el ángel Moroni, el cual le llevó a descubrir las famosas planchas de oro escritas en un lenguaje desconocido y unas piedras «videntes» con las que pudo traducir los textos; planchas y piedras que no dejó ver a nadie nunca, sino que encerrado en una habitación gritaba la traducción a su mujer y a uno de sus primeros seguidores que estaban en otra estancia distinta, pareja que nunca llegó a ver los objetos sagrados, los cuales después curiosamente se «perdieron». Visto desde fuera es más que evidente que nada de lo que contó Smith era cierto, aún cuando millones de mormones se creen la historia a pié juntillas.

    Entonces ¿quién puede asegurar que no ocurrió algo parecido en los inicios del cristianismo con un judío con inventiva, que empieza a contar de pronto que unos años o décadas antes vivió en primera persona las asombrosas hazañas del nazareno milagrero y a partir de ahí, otros que se creen el cuento lo repiten con sus propios añadidos, errores y demás hasta que los evangelistas transcriben cada uno lo que les parece? ¡Y tachan! el ángel Moroni del cristianismo se convierte en una persona «real».

    Porque la única diferencia entre el mormonismo y el cristianismo es que este último, al llevar casi dos mil años de poder omnímodo, ha conseguido imponerse en la mente de todos los occidentales creando toda una serie de tabúes, que se derrumbarían en un segundo si esos mismos cuentos nos los presentaran como la religión de los bosquimanos o los hindúes.

    Buena prueba de este bloqueo mental que ha conseguido el cristianismo son los agnósticos occidentales, personas que aunque no creen en el dios judeocristiano se quedan en la duda por no poderse haber liberado totalente del adoctrinamiento cristiano, aun cuando por supuesto ninguno de ellos se mantiene en la eterna duda de si Zeus o Ganesha existen o no.

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  26. Anónimo
    9 enero, 2020 a las 21:26

    Y agreguésmole que el cristo de pablo, tiene pinta más de ser alguien espiritual, que nunca fue humano. Se ve distinto del jesús de los evangelios.

    Cosa curiosa, porque las cartas de pablo, cronológicamente son antes de los evangelios.

    No encajan del todo, por decir lo menos.

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  27. Eduardo Baldú
    10 enero, 2020 a las 0:26

    Durante los tres primeros siglos, las sectas cristianas son múltiples y variadas. Ni siquiera se ponen de acuerdo sobre si el protagonista es dios o no (Hay opiniones para todos los gustos) y eso teniendo en cuenta solo la información que nos ha podido llegar.
    A partir del siglo cuarto se produce una unificación de criterios debido a los intereses políticos de Constantino (el emperador), y a partir de ahí la Iglesia se dedica a “limpiar” y hacer desaparecer todo lo que contradice el modelo establecido. Aunque han escapado de algunos documentos al proceso de censura, lo cierto es que la mayoría de la información que nos ha llegado está “filtrada” por los intereses del estamento eclesiástico, así que la supuesta “coherencia” de los relatos evangélicos es en realidad ficticia y no prueba nada. La manipulación de los “textos sagrados” ha sido norma, no excepción. Es algo que Karlheinz Deschner deja muy claro en su obra.

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  28. Eduardo Baldú
    10 enero, 2020 a las 11:22

    Nota a la anterior entrada: Un ejemplo de falsificación son las epístolas paulinas. De las 13 epístolas, únicamente 7 se consideran realmente del autor. Era frecuente escribir un texto y presentarlo como perteneciente a alguien con peso en la comunidad, para que ese texto tuviera resonancia en dicha comunidad, cosa que no ocurriría siendo el autor un desconocido. Y no es el único tipo de falsificación.

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  29. Far Voyager
    10 enero, 2020 a las 15:58

    Todavía tengo que oír a uno de esos pastores evangélicos fundamentalistas admitir eso de las falsificaciones o manipulaciones de los textos, y de que tenemos solamente copias de copias aunque alguno afirme que la consistencia entre ellas es remarcablemente alta o ir más allá de afirmaciones cómo que «la Biblia no explica cómo se llamaba Lucifer antes de rebelarse contra Dios».

    Que ese mundillo en realidad busque tener a las ovejas en el redil, ignorantes del mundo exterior de paganos condenados al Infierno cómo si esto fuera el siglo I, y sintiéndose superiores a ellos, explica muchas cosas.

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  30. Rawandi
    10 enero, 2020 a las 18:05

    «un judío con inventiva, que empieza a contar de pronto que unos años o décadas antes vivió en primera persona las asombrosas hazañas del nazareno milagrero y a partir de ahí, otros que se creen el cuento lo repiten con sus propios añadidos, errores y demás»

    Ateo, esa hipótesis no tiene sentido, porque los judíos de Jerusalén sabían de sobra a quién había crucificado Pilato en esa ciudad. Muchos judíos de la diáspora visitaban cada año el Templo de Jerusalén, y a cualquiera de ellos le hubiera resultado muy fácil averiguar si Jesús era un personaje real o inventado.

    El caso de Joseph Smith es completamente distinto, porque él se inventó acontecimientos que supuestamente habían ocurrido hacía muchos siglos, con lo cual nadie podía desmentir sus embustes.

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  31. 10 enero, 2020 a las 20:24

    No sé en qué tipo de pruebas te basas para asegurar que es cierta la crucifixión. Y ya de paso nada de su vida ha sido corroborado. Es que ni siquiera hay constancia del hecho más asombroso narrado por los evangelistas: su «triunfal» entrada en Jerusalén, algo que de ser cierto habría sido imposible de borrar de los anales de la historia judía, ya que el hecho de que «miles» de judíos vitorearan a un mesías en plena ciudad hubiera sido más que memorable y por supuesto explosivo para la situación política del momento.
    Y con tu argumentación sobre el que muchos o pocos judíos de la diáspora se pudieran haber dado cuenta del engaño vuelves a pecar de ingenuo. Con las religiones está demostrado que no importa que muchos «herejes» o «impíos» intenten desacreditar la «verdad», lo importante es que haya muchos o pocos creyentes que mantengan su fe incólume, y por tanto acaben comulgando con las ruedas de molino de la superstición.

    Y para ello no hace falta ni siquiera salir del cristianismo, ya que un buen ejemplo de esto último es que el engaño con la famosa y más que venerada Sabana Santa fue desenmascarado casi al principio, y encima por un obispo católico ante el mismísimo Papa con los tan magros resultados que todos conocemos.

    Sobre Smith yo no he hablado de lo que dijo traducir, sino en su invención del ángel y los objetos mágicos que es la base de la religión.

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  32. 10 enero, 2020 a las 20:38

    Porque como bien dijo House, y lo ha demostrado hasta la saciedad la psicología, si se pudiera razonar con gente religiosa no habría gente religiosa.
    Y muchas veces es hasta contraproducente desenmascarar las mentiras de una religión, porque hace que los acólitos cierren filas con más ahínco.

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  33. Rawandi
    11 enero, 2020 a las 13:53

    Ateo, el ángel sobrenatural de los mormones y el Jesús terreno (un ‘Homo sapiens’ normal, no divino) son dos figuras de índole radicalmente distinta. Para aceptar la existencia del ángel Moroni (o de Mitra, o en general de cualquier personaje sobrenatural), harían falta pruebas extraordinarias que ni Joseph Smith ni nadie ha aportado hasta el momento. Sin embargo, para aceptar la existencia de un Jesús meramente humano (un judío cuyas esperanzas apocalípticas le llevaron a ser ejecutado por el poder romano), la prueba requerida es muchísimo menor, y esa prueba la han hallado los historiadores modernos en el Nuevo Testamento. Porque el Nuevo Testamento, además de montañas de fantasía teológica, también contiene datos verosímiles que permiten reconstruir al Jesús terreno, nacido en Galilea y discípulo de Juan Bautista (otro judío apocalíptico que también fue ejecutado).

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  34. 11 enero, 2020 a las 14:59

    No me has contestado sobre en lo que te basas para afirmar la crucifixión

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  35. Rawandi
    11 enero, 2020 a las 17:45

    La idea de la crucifixión es inconciliable con el mesías (=cristo) triunfante esperado por los judíos, entre los cuales hay que contar a los propios discípulos de Jesús: «Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel» (Lucas 24,21). En consecuencia, aplicando el indicio de dificultad que manejan los historiadores, debemos concluir que Jesús fue ajusticiado en la cruz. Además, la prédica apocalíptica y nacionalista de Jesús tenía forzosamente que ser vista por los romanos como un delito de lesa majestad merecedor de la crucifixión: «Hemos hallado que este pervierte a nuestra nación, prohibiendo pagar impuesto al César, y diciendo que él mismo es Cristo, un Rey.» (Lucas 23,2).

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  36. 11 enero, 2020 a las 18:36

    Me sorprendes, usas la Biblia como prueba de la historicidad de Jesucristo, como por cierto hace cualquier devoto. De ahí solo hay un paso al literalismo bíblico.

    Y te vuelvo a repetir que nada de lo narrado en la Biblia tiene un respaldo fuera del cristianismo. Por lo que como dije antes, todos los esfuerzos para dar argumentos «lógicos» en su defensa son mera pérdida de tiempo (que han malgastado infinidad de mentes pensantes a lo largo de los siglos) y que únicamente se entienden dentro de la omnipresencia de la fe cristiana en la cultura occidental.

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  37. Eduardo Baldú
    12 enero, 2020 a las 19:18

    Una de las cosas que ha sido elemento diferenciador del siglo XX ha sido que durante toda la centuria se han desarrollado cada vez más los medios de información y la constatación documental de todo cuanto pasaba. Podemos rastrear acontecimientos, con relativa facilidad, acaecidos hace cien años (incluso más de cien años) prácticamente en cualquier parte del mundo. No obstante, de muchos acontecimientos relativamente relevantes, incluso de los relevantes, existen dudas no resueltas, y un porcentaje importante de desconocimiento. Y estamos hablando de una sociedad en la que cada vez tiene menos importancia donde suceden las cosas, si tal sucede en nuestra inmediatez o en el lugar más lejano, y en un entorno que tiene obsesión por documentar todo lo que pasa.
    Pero si retrocedemos en el tiempo, cuanto más retrocedemos, más distintas son las condiciones. De todo cuanto aconteció hace dos mil años (Y no me refiero solo al tema del cristianismo), tenemos una más bien una vaga idea (De hecho, los distintos descubrimientos arqueológicos e históricos se van sucediendo y modificando nuestra visión de la época). La tendencia a pensar que conocemos con detalle los acontecimientos históricos es una convicción totalmente falsa (Y probablemente nunca será totalmente cierta). Son aproximaciones siempre sujetas a revisión (Un ejemplo: hemos intentado reconstruir el proceso de fabricación de los grandes cañones de bronce del siglo XVIII, y hemos fracasado estrepitosamente. Sabemos que podían hacerse, tenemos algunos ejemplares, pero no sabemos cómo los hacían, y estamos hablando de doscientos a trecientos años atrás, no de 2.000)
    Así que presuponer que sabían o no sabían los judíos de un tal Jesús, es mucho suponer.
    Por otra parte, aunque hoy nos encantan los juegos de magia y nos hacen pasar muy buenos ratos, a nadie se le ocurre suponer que la magia es real. Pero hace 2.000 años las sociedades existentes eran más crédulas, por lo que actos que hoy no dudaríamos en calificar de trucos, eran fácilmente vendibles como divinos, por lo que convertirse en un “elegido divino” era mucho más fácil, aunque fuera en entornos pequeños o relativamente pequeños. La repetición, voz a voz, de tales hechos, más la magnificación introducida por cada nuevo narrador hace el resto (Es como el pez, el único animal que crece después de muerto: en la primera narración mide un palmo –en realidad seguramente más que la medida real-, y en cada narración posterior crece un poco más, hasta llegar a medir más de un metro). Si juntamos estos dos condicionantes, cualquier historia, sin fundamento real, puede llegar a expandirse y convertirse en una supuesta verdad.

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  38. Eduardo Baldú
    12 enero, 2020 a las 20:35

    Sobre la historicidad de los evangelios, nada permite suponer su validez. En realidad, y dado que el que supuestamente fue redactado con más cercanía a los hechos está fechado en los años 70-80 del primer siglo, estamos hablando de hechos supuestamente narrados tras 40/50 años de su materialización, tiempo más que sobrado para que todo parecido con la realidad se pura fantasía (Tengamos en cuenta que, si consideramos que los más jóvenes que pudieran presenciar los hechos y tener una edad como para interesarse por ellos –pongamos 20 años- tendrían, en el momento de escribirse este evangelio, unos 60/70 años, y que, según un estudio de la Universidad de Texas sobre la distribución de población por edades en el Imperio Romano, el sector de población con más de 60 años solo representaba el 4,2% del total de población, la probabilidad de encontrar testigos fiables es más que mínima – a tener en cuenta que los posibles testigos de los hechos serían una fracción pequeña de ese 4,2% con más de 60 años-). Todo ello redunda en una total falta de credibilidad de los mencionados textos.
    Por otra parte, solo son cuatro los evangelios canónicos, pero existe bastantes más, que la Iglesia no acepto por no encajar en el modelo preconcebido, siendo incluso contradictorios unos con otros (De hecho, dos de los evangelios canónicos afirman que nació Belén, mientras los otros dos dan por supuesto que nació en Nazaret. La Iglesia, aunque solo incorpora los cuatro evangelios canónicos como válidos, no tiene ningún inconveniente en recurrir a los apócrifos cuando le son útiles (El nombre y número de los reyes magos, los nombres de los padres de María, etc.), es decir, los rechaza por falsos cuando contradicen el modelo que quieren implantar, y los utiliza cuando le son útiles. ¿Qué nos dice todo ello? Que la credibilidad de esos relatos es nula.

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  39. Far Voyager
    12 enero, 2020 a las 23:35

    Y si no siempre se puede decir cómo ha afirmado un psicólogo clínico metido a pastor en Dynamis Radio que, en palabras más o menos textuales, «El Big Bang y todo apareciendo de la nada en una gran explosión es una fábula al lado de la existencia de Jesús»

    Jesús aparte, que todo eso es para mantener las ovejas dentro del redil, que suelen ser tanto o más ignorantes que sus pastores, ¿en serio no pueden molestarse siquiera en mirar en Internet cuales son las evidencias observacionales a favor del Big Bang al lado de la existencia del Edén?. Porque esa gente gusta de jactarse de estar «por encima de los rituales de la religión»

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  40. Rawandi
    13 enero, 2020 a las 17:56

    Pablo de Tarso declaró que había conocido al Jesús carnal (o sea, el Jesús de la historia), aunque, desde que ingresó en la secta judeocristiana, lo único que le interesaba era el Jesús celeste resucitado: «Si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así» (2 Corintios 5,16).

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  41. José Luis
    13 enero, 2020 a las 18:19

    Aparte del artículo hay tantos comentarios que no sé bien de qué opinar.
    Diré algo de las fiestas. Según el evangelio de Mateo, Herodes le dijo a los reyes magos que al regresar le dijeran donde estaba el niño para él también «adorarle», pero luego de hacer su visita son advertidos de las intenciones del rey y toman otro camino. Herodes viéndose burlado decide ordenar la supuesta matanza de niños. Entonces los reyes llegan y se van y luego la matanza. ¿Por qué se conmemora la «matanza» el 28/12 y la llegada de los reyes el 06/01 si se supone que el orden fue al revés? Según leí por otra celebración pagana o medieval, la fiesta de los locos, la adaptaron para ser el día de los «inocentes». Inocentes los que se creen todo esos cuentos, como Rawandi.

    Por cierto está casi que de más recordar que los evangelios no son fiables, no son históricos, y para el que diga que sí, debemos decirle que incluso se contradicen.
    Por ejemplo de los 4 evangelios «canónicos», cada uno tiene un relato distinto de la resurrección de Jesús, y totalmente contradictorios sin lugar unificación. La única excepción son el de Marcos y Lucas cuya diferencia es de la cantidad de mujeres que van. Pero con Mateo, Marcos y Lucas, y Juan, son 3 historias que varían en la hora en que van a limpiar a Jesús, como encuentran la tumba, quién les cuenta la resurrección y cuándo reaparece Jesús.

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  42. Rawandi
    13 enero, 2020 a las 22:58

    José Luis, en mi primer comentario (1 de enero) afirmé que «Jesús no fue concebido de forma sobrenatural, ni hubo aparición de un ángel a los pastores, ni estrella prodigiosa, ni magos, ni matanza de inocentes». ¿Cómo tienes el cuajo de acusarme de «creer todos esos cuentos»?

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  43. Eduardo Baldú
    14 enero, 2020 a las 16:47

    Rawandi, Por una parte afirmas “Porque el Nuevo Testamento, además de montañas de fantasía teológica, también contiene datos verosímiles que permiten reconstruir al Jesús terreno”. Por otra “Jesús no fue concebido de forma sobrenatural, ni hubo aparición de un ángel a los pastores, ni estrella prodigiosa, ni magos, ni matanza de inocentes”.
    Es decir, entiendes que al menos buena parte del contenido de los evangelios es falso. Mi pregunta es ¿Cómo diferencias que es falso y que es cierto en esos relatos? En realidad no hay forma de establecer claramente si existe algo de real en tales relatos. Eso sería posible si existieran otras fuentes independientes que pudieran confirmar algún contenido de los evangelios, pero tal fuente no existe. En consecuencia, fiar la historicidad de Jesús en los evangelios es un error. Si a ello añadimos las contradicciones entre los propios evangelios, que aquellos evangelios que no encajaban con el modelo que interesaba al poder fueron declarados “no inspirados por dios” (La iglesia no ha utilizado el calificativo de falsos porque utiliza de ellos las partes que le son útiles), resulta más que evidente que su fiabilidad es nula.

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  44. José Luis
    14 enero, 2020 a las 22:39

    Rawandi, no digo que creas en todos esos cuentos, pero sí ciaste varios versículos de la biblia. Carta de Pedro, versículos de Lucas y creo que otro.

    Yo menciono los disparates que hay en la biblia, porque resaltar que la biblia no es fuente fiable, y tú la citas como prueba para creer en un Jesucristo histórico.

    La Biblia Desenterrada, por su parte, demuestra que en el antiguo testamento hay trazas de realidad, pero muy pocas y en su mayoría manipulada para ajustarla a la religión judía. El nuevo testamento en cambio no tiene sustento histórico ni arqueológico. ¿Cómo podría ser fuente fiable a consultar?

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  45. Anónimo
    14 enero, 2020 a las 23:53

    Con respecto a lo arqueológico por ejemplo, ni siquiera se ha probado la existencia de una Nazareth en el siglo I.

    La que hay, no cuenta.

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  46. 2 junio, 2020 a las 10:33

    Los antiguos rabinos se comunicaban con Iahvé mediante el cannabis. ¿Será por eso que ahora ya no se aparece por Israel? https://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2020/06/los-antiguos-rabinos-se-comunicaban-con.html

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  47. José Luis
    14 junio, 2020 a las 19:19

    Faltaba entonces demostrar su relación con esta religión en particular. Ahora Yahvé es verde.

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  48. Doc Halliday
    15 junio, 2020 a las 18:33

    Saludos.

    La biblia es una obra de propaganda religiosa y no se puede entender de ninguna manera como un libro de geografía, ciencia o historia. Todo cuanto contiene está al servicio de la extensión de la fe y, por lo tanto no es algo en lo que se pueda confiar especialmente para ninguna otra cosa.

    De hecho, el uso de los términos «arqueología bíblica» son algo inapropiado para designar la arqueología del oriente próximo y no se recomienda su uso por las confusiones a que da lugar.

    en lo tocante a la interpretación neotestamentaria, soy de la opinión de Gonzalo Puente Ojea al respecto. No se trata de mentir, ni el viejo ni el nuevo testamento mienten, cada uno proclama la fe a su manera y en el contexto en el que fue escrito cada libro de los que los componen. En esencia, el nuevo testamento tan sólo trata de extender el Kerigma cristiano: la proclamación ungida y testimonial de Jesús muerto y resucitado, constituido Señor, Salvador y Mesías, según la promesa del Padre, para suscitar la Fe y la conversión mediante la acción del Espíritu Santo.

    Y, al menos para los cristianos, todo esto tiene sentido.

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  49. Rawandi
    15 junio, 2020 a las 20:08

    «en lo tocante a la interpretación neotestamentaria, soy de la opinión de Gonzalo Puente Ojea al respecto»

    Yo también, Doc. Puente Ojea reconocía la existencia de un Jesús histórico, es decir, admitía que el Nuevo Testamento contiene, además de innumerables falsedades, algunos ‘datos históricos’ que remiten al Jesús auténtico.

    «Jesús (…) resucitado, constituido Señor, Salvador y Mesías, según la promesa del Padre»

    Todo eso es un mero cuento. Dado que la literatura fantástica se define por su inspiración en las invenciones del pensamiento primitivo (espíritus, demonios, encantamientos, etc.), la religión debe ser considerada una parte de dicho género literario.

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  50. Doc Halliday
    15 junio, 2020 a las 23:46

    «Dado que la literatura fantástica se define por su inspiración en las invenciones del pensamiento primitivo (espíritus, demonios, encantamientos, etc.), la religión debe ser considerada una parte de dicho género literario.»

    Nunca he sentido nada parecido a la fe. Siempre me he sentido ajeno a ello, y no dejo de encontrar francamente chocante (e incluso algo ridículo) el enfoque.
    Sin embargo, a pesar de los años de mi educación con los Franciscanos, tampoco he conseguido perderle el respeto a la manera en la que los demás encuentran consuelo para su miedo y su angustia. Puedo decir sin sonrojarme que siento cierta admiración por la obra y la erudición del cardenal Carlo María Martini, algo que no cambia sustancialmente mi punto de vista, pero sí que me ha servido para sentir curiosidad académica por temas de esta índole. Tal vez para tratar de entender el universo mental de los creyentes, aunque personalmente no esté más cerca de la fe que antes.

    Umberto Eco dijo en una ocasión que la historia es el resultado de la suma de todos los relatos.y no estaría completa si faltase el relato poético en la urdimbre del tejido.

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  51. Rawandi
    16 junio, 2020 a las 12:11

    Doc, también yo he encontrado siempre «ridículo» el enfoque de la fe. Los mismos valores ilustrados que me llevan a respetar los derechos básicos de cualquier persona, me impiden respetar las creencias descabelladas, como lo son todas las creencias específicamente religiosas.

    En su libro ‘Introducción a la ciencia’ (1984), Isaac Asimov denuncia la irracionalidad de la religión tildando a esta de «mitología aplicada» (igual podría haber dicho «literatura fantástica aplicada», es decir, fantasía empleada para fines distintos a la mera búsqueda de placer estético). El planteamiento materialista de Asimov pueden resumirse en un párrafo:
    El cerebro humano, instrumento viviente que organiza los datos del entorno, ha elaborado dos tipos de cosmovisión inconciliables: a) las explicaciones religiosas, basadas en mitos animistas protagonizados por espíritus susceptibles a los halagos infantiles, y b) la explicación científica, basada en la inducción (obtención de generalizaciones a partir de los datos observados). El método inductivo es la herramienta más eficaz para comprender el Universo, esa máquina impersonal e inanimada que no está bajo el control de ninguna deidad sino gobernada por leyes naturales inflexibles.

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  52. Anónimo
    17 junio, 2020 a las 20:28

    Rawandi:

    No creo, entiendo que está claro que la «literatura fantástica» tiene como principal objetivo entretener.

    Pero los mitos son la base de la cosmovisión, en este caso, que «justifica» la trascendencia personal humana.

    Es que para los creyentes es increíble que la existencia carezca de significado, ni hablar de la vida humana.

    Simplemente no aceptan la existencia de la naturaleza, la que por definición excluye lo sobrenatural.

    No soportan la idea de que con la muerte todo acaba, por muy sencilla que sea la explicación.

    Que con el fallecimiento, han perdido a sus seres queridos para siempre, por ejemplo.

    Para ellos, en cierto sentido, este mundo terrenal no es el real, es una prueba, a ver si califican para entrar al «estado de gloria» del más allá.

    Con su «libre albedrío», sólo dependen de su voluntad para no sufrir nunca más.

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  53. 17 junio, 2020 a las 23:14

    «Es que para los creyentes es increíble que la existencia carezca de significado, ni hablar de la vida humana.»

    Y para mí es increíble que no me toque la lotería, pero es lo que hay: ajo y agua.

    Quizás los creyentes deberían abandonar ese maravilloso, pero más falso que una moneda de 6 euros, mundo ficticio y abandonar la edad mental de los 5-6 años en donde todo gira alrededor de uno mismo y entender que el Universo no es bueno, ni justo, ni le importa un bledo lo que nos pase. Pero claro, siempre es mejor cerrar los ojos, no respirar y esperar a que alguien venga a consolarnos el berrinche.

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