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El terrible precio añadido que vamos a pagar por no tener una vacuna contra la COVID-19


En estas últimas décadas la Humanidad (occidental al menos) ha vivido en una burbuja ideal, dentro de un país multicolor (como decía la vieja serie de dibujos animados infantiles) en donde los cada vez más avanzados tratamientos médicos de todo tipo nos ofrecían un futuro casi de color de rosa.

Un mundo de «cuento» en fin, en el que no importaban nada los comportamientos individuales aún cuando fueran incívicos y manifiestamente peligrosos para ellos mismos, sus hijos y el resto de la ciudadanía, porque para eso estaba la Ciencia al haber conseguido erradicar gran parte esas terribles epidemias que nos venían asolando desde el principio de los tiempos. Pero ha tenido que llegar una nueva pandemia al estilo de las ya solo recordadas en los libros de historia (de esas remotas épocas tras las que nuestros más remotos ancestros tuvieron la «genial» idea de abandonar su secular modo de vida cazador-recolector e inventar la famosa Revolución Neolítica), que nos exterminaban al modo bíblico para que todos aquellos ciudadanos que les queda una mínima chispa de racionalismo se den de bruces con la terrible realidad de un mundo hiperconectado y globalizado, en el que sin embargo seguimos comportándonos como si viviéramos en esos pequeños grupos de 15 o 25 individuos que vagaban por nuestra sabana ancestral recolectando frutos del bosque y persiguiendo presas.

Y dejando de lado las consecuencias directas que está produciendo esta nueva zoonosis, que hemos metido en nuestras casas por ese irresponsable economicismo globalizado en el que los CEO son las nuevas estrellas mediáticas y los intocables beneficios empresariales son el más codiciado objetivo social, que ya se ha cobrado centenares de miles (y o mucho me equivoco, llegará quizás a millones) de muertes directas por la COVID-19 y que está paralizando el sistema socio-económico mundial, deberemos aumentar en bastantes millones más la cifra final de muertos achacable a este letal coronavirus.

Y aquí únicamente quisiera poner un par de ejemplos de todos esas personas que van a morir de manera indirecta por no tener disponible una de esas, tan denostadas por algunos analfabetos mentales, vacunas. Primero, se está desarrollando sin quererlo un gigantesco experimento natural a nivel mundial sobre la efectividad de las vacunas, ya que según algunos de los organismos internacionales más solventes como son la OMS, Unicef y la Alianza para la Vacunación, la mitad de los 129 países del mundo que reportar información sobre el tema han indicado que han tenido que interrumpir de manera parcial o incluso total sus programas de vacunaciones frente a los más diversos patógenos. Ello significa que más de 80 millones de niños están en riesgo de contraer enfermedades casi olvidadas en la actualidad como son la difteria, la poliomielitis, las fiebres tifoidea o amarilla, la meningitis o el sarampión por el impacto negativo que ha supuesto la COVID-19 en los sistemas sanitarios globales.

Y en segundo lugar, colectivos de oncólogos en diversos países han notado una importante disminución de primeras consultas de personas con sintomatología compatible con afecciones tumorales. Además, el tratamiento de los pacientes oncológicos ya diagnosticados se ha resentido severamente en bastantes países occidentales, por lo que la suma de una menor detección de nuevos casos junto con el retardo en el tratamiento de los ya diagnosticados es muy probable que haga aumentar en los próximos años la letalidad de los procesos tumorales.

Y para terminar, simplemente recordar que mientras no exista una vacuna efectiva contra un virus tan contagioso como el coronavirus la única medida verdaderamente eficiente es el distanciamiento social, aunque eso implique modificar de manera irreversible la forma que teníamos de relacionarnos socialmente antes de la aparición del mencionado virus. (Bien)venidos al futuro.

Entradas relacionadas

  1. 25 mayo, 2020 a las 18:53

    Por precaución, OMS suspende ensayos clínicos con hidroxicloroquina.

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  2. 25 mayo, 2020 a las 19:07

    La IMI es una especie de empresa mixta europea de colaboración público-privada pensada para «acelerar el desarrollo de medicamentos y el acceso de los pacientes, sobre todo en las áreas donde hay necesidades médicas o sociales sin atender». Su presupuesta está compuesto, básicamente por la Comisión Europea (1.638 millones de euros) y las farmacéuticas con otros 1.425 millones.

    La OMS diseñó en 2013 una lista de medicamentos de interés público para Europa porque o bien no existían o los existentes eran inadecuados. De 25 áreas de interés, asuntos como la malaria, la artrosis, la enfermedad isquémica cardíaca, el tabaquismo o la hemorragia posparto están prácticamente ausentes de los proyectos de la IMI. El cáncer, la diabetes y la enfermedad de Alzheimer copan el interés. El informe de Corporate Europe lo denomina: «Los extremos más rentables de la lista de prioridades de la OMS» ya que aunque «hay una necesidad muy real de investigar sobre estas áreas, es cuestionable el valor que aporta la financiación pública porque son enfermedades en cuya investigación la industria invierte de manera muy importante».

    Si el equipo de gobierno de la IMI está dividido al 50% entre la industria farmacéutica y la Comisión Europea, los grupos estratégicos están claramente vencidos hacia las compañías. En el grupo de diabetes y desórdenes metabólicos, de los 15 miembros, 12 son representantes de las farmacéuticas, uno de la Comisión Europea y dos de comités científicos. En el de inmunología, de los 20 puestos, la industria copa 16 por dos de la Unión. En el de control de infecciones, el 100% de los miembros corresponde a las empresas. En el grupo dedicado a oncología que tiene 24 puestos, la CE y los comités científicos se reparten cuatro puestos a partes iguales. Solo en el de salud digital los representantes de la UE y los científicos son mayoría. La evaluación sobre el funcionamiento de la IMI de 2017 ya hizo notar que, con esta dinámica, el proceso estaba excesivamente dirigido por la industria.

    https://www.eldiario.es/sociedad/farmaceuticas-rechazaron-COVID-19-medicamentos-UE_0_1029947343.html

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  3. Eduardo Baldú
    26 mayo, 2020 a las 12:06

    En realidad, y en buena lógica, al margen de las consideraciones que me pueda merecer tal organismo, lo lógico sería que en todas las comisiones hubiera mayoría pública, puesto que los fondos mayoritarios son públicos. Aunque tampoco me hago ilusiones: La mayoría de los políticos están al servicio de los grandes grupos empresariales, por lo que no cabe esperar una acción decidida en favor de los intereses de sus supuestos representantes (sus votantes), que, ilusos, piensan estar defendidos por dichos políticos.
    Por otra parte, tengo claro que en cualquier estructura dedicada al desarrollo de respuestas farmacológicas, si existe intervención de la empresa privada con voz y voto, dicha estructura estará viciada por los intereses de rentabilidad frente a las necesidades reales de la sociedad, y que por tanto pocas soluciones van a dar.

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  4. joserizomassu
    27 mayo, 2020 a las 18:50

    Si me permiten el spam…

    Hay una lucha que a nivel teórico sin duda encuentro mucho más fascinante que la de las vacunas: la guerra de los sexos biológica.

    La primera de 3 entradas. Esta sirve para conocer a los contendores y sentar las bases del conflicto sexual. Bienvenidos todos!

    https://joserizo.laconcepciondelarte.com/2020/05/27/la-guerra-de-los-sexos-i/

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  5. Erik
    28 mayo, 2020 a las 12:57

    Suma y sigue:

    https://www.europapress.es/internacional/noticia-oms-pide-madagascar-pruebas-cientificas-garantizar-efectividad-remedio-contra-coronavirus-20200514153454.html

    Como se puede ver no son sólo las farmacéuticas, Trump y Bolsonaro. Con estos mimbres estamos bien jodidos. En fin… Cada loco con su tema…

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  6. 28 mayo, 2020 a las 16:32

    Desgraciadamente en momentos de crisis se relajan los protocolos y lo que en condiciones normales sería una friki noticia ahora se convierte en un tema relevante para la OMS.

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  7. Doc Halliday
    31 mayo, 2020 a las 11:17

    Saludos.

    No dudo de que todos ustedes están al corriente de que el sistema económico global de libre mercado hace tiempo que ha resuelto todos estos inconvenientes gracias a la divina pervivencia de la mano invisible de Adam Smith que hace que todo recupere su equilibrio natural.
    No tienen ustedes de qué preocuparse, estamos en manos de mandatarios razonables, partidarios de la ciencia y de los derechos humanos, como en el caso del presidente de los Estados Unidos, sin ir más lejos.

    Incluso en nuestro país es notorio el consenso entre las fuerzas políticas, alejadas de toda confrontación o impulso fratricida con visos electoralistas. Es más, creo que algún lider político llegó a proponer al gobierno que se escudase en la ciencia.

    En este clima de colaboración y hermandad entre naciones, de general consenso en la colaboración. ¿De verdad creen ustedes que ninguna gran multinacional del medicamento sentiría la menor tentación de aprovecharse de la situación?.

    Son ustedes muy mal pensados.

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