Nos merecemos la extinción más radical
Muy desgraciadamente los humanos seguimos anclados en esos ancestrales comportamientos, heredados de nuestro más remoto (y porqué no recalcarlo anticientífico) pasado, en donde alguien que «triunfaba» cazando un mamut o componiendo el himno de la horda era objeto de admiración eterna y pasaba a ser considerado un reputado «experto» en el consejo tribal. Pero desgraciadamente, en el más que complejo mundo del siglo XXI no podemos seguir suponiendo que alguien que «sobresale» en una muy parcial (y hasta infinitesimal) fracción del desarrollo social puede servir como guía en otros múltiples asuntos.
Y así, después de miles de años rindiendo pleitesía a cualquiera que destacara en alguna de la infinita variedad de la compleja sociedad humana, hemos llegado a perder el tiempo, a ocupar cabeceras de periódicos y del resto de medios de comunicación y a discutir los «argumentos» de un famosillo del tres al cuarto, que tuvo su momento de gloria hace décadas obnubilando a quinceañeras rebosantes de hormonas pero con poco y menos criterio, que ha escrito en Twitter pontificando sobre las medidas que han tomado o deben tomar los gobiernos del mundo ante una pandemia que ha desbordado todos los límites del conocimiento y en donde hasta los científicos más preclaros han sido sobrepasados.
Pero eso sí, todos tranquilos porque esa insigne mente capaz de alcanzar grandes hitos de la Humanidad como componer «Amante bandido» o «Super Superman» acaba de encontrar la causa y hasta la solución (eso sí, en 140 caracteres ya que ¿para qué perder el tiempo en sesudas disquisiciones científicas que luego nadie lee y comprende menos?) a la actual pandemia coronaviral.
Por tanto, yo como humilde miembro de ese olvidado, humillado y hasta perseguido durante milenios insignificante gremio de ilusos que creen en el racionalismo, el pensamiento crítico y en el método científico como única herramienta válida para desentrañar la realidad y mejorar ya de paso las condiciones de la vida humana, simplemente tengo que reconocer con infinita tristeza que la Humanidad no tiene arreglo y que nos merecemos la extinción más radical.
P.D.
Como colofón final recomendar el más que interesante libro «The death of expertise«, cuya carátula se muestra al principio de esta entrada y que elabora y expande los argumentos de esta furibunda entrada.
ya esta llegando, pero no todo el mundo….
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Pues mire usté… Sí.
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Señores, son ustedes unos intransigentes: Pensar cansa.
Y eso es un hecho.
Como pensar cansa ¡Y aprender mucho más! las democracias actuales (y las dictaduras de antaño aunque en estas era comprensible) decidieron hace tiempo igualar a todos los ciudadanos… pero igualar por abajo y estos son los resultados: Lo que dice un «amante bandido» o un tocapelotas de lujo (léase «futbolista de postín») o un político cualquiera al uso, va a misa… los científicos ¡Esos desgraciados que se pasan la vida estudiando! sólo quieren fastidiar.
Estoy totalmente de acuerdo con el título del artículo pero, como digo, no por las diarreas mentales del subnormal mediático de turno, sino por muchísimas cosas más, mucho más graves.
De cualquier manera ¿Quién piensa llegar a las quinientas navidades? Yo no.
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Bueno…
«Darle una calculadora a un idiota solo sirve para que se saque un ojo con ella» (Julius Antonov)
«el número de los idiotas es infinito, como el de las arenas del desierto» (Jeque Qabus bin Said Al Said).
Forma parte de una arraigada tradición multisecular que cada vez que se producen hechos extraordinarios, haya alguien que se dedique a pontificar a base de expeler barbaridades extraordinarias. Los hay de dos clases: están los magufos y los idiotas. Ambos confunden el proceso del pensamiento racional con el tránsito intestinal, siendo los resultados en ambos casos, idénticos.
Un cantante, al que no se le conoce el menor coqueteo con la ciencia, el menor rasguño producido por el manejo de apuntes o fotocopias de biología, pontifica que «el coronavirus es la gran mentira de los gobiernos, el de España incluido»
Señoría, no hay más preguntas…
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Me han gustado mucho esas dos citas que no conocía.
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Ateo, bien venido al colectivo de los pesimistas. Hace ya tiempo que estoy convencido (y cada día que pasa, más me convenzo) que, como especie, estamos condenados a la extinción por nuestra propia mano. No, no es que no podamos impedirlo. Sabemos perfectamente las causas que nos llevarán a esa extinción, y sabemos lo que habría que hacer para impedirlo. El problema es que quienes tienen conciencia de ello, son una minoría, y carecen de cualquier poder para llevar a cabo las acciones necesarias.
En cambio, quienes tienen poder para ello (directo o indirecto, unos condicionados por el egoísmo, otros por su aborregamiento) carecen del mínimo sentido racional para tomar medidas, lo que nos condena irremediablemente.
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No soy pesimista, como llevo diciendo desde hace mucho en CyD simplemente realista. Observo que los humanos seguimos tomando decisiones como si siguiéramos viviendo en un grupo de 20 individuos en nuestra sabana ancestral o en una aldea de mil, o en una ciudad antigua de diez mil habitantes y que seguimos «pensando» (lo que es un eufemismo) que el mundo por descubrir (y esquilmar) fuera infinito.
Y como bien dice el zoólogo y activista medioambiental David Suzuki, somos como esas bacterias que están a punto de gastar todos los recursos de su matraz:
https://lacienciaysusdemonios.com/2017/12/19/o-aprendemos-algo-mas-de-matematicas-como-especie-o-nos-espera-el-mas-terrible-desastre/
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«Me han gustado mucho esas dos citas que no conocía.»
Gracias. No dude en hacer el uso que le parezca más oportuno.
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No entiendo cierto tipo de «periodismo». Le dan el micrófono a un bocazas sin ningún tipo de experiencia en el área de la salud para decir las tonterías que quiera y no se dignan si quiera a contactar con alguno de los miles de trabajadores de los centros de salud que han visto en primera persona cómo la COVID-19 colapsaba los servicios sanitarios obligándoles a hacer turnos dobles durante semanas, para al menos poner cierto contrapunto a las tonterías del bocazas.
El problema no es que haya idiotas, siempre los ha habido y siempre los habrá. El problema es que hay otros aún más idiotas que dan pábulo a las idioteces que dicen los primeros.
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Saludos.
Cuando uno va llegando a cierta edad se le va instalando una claridad entorno a determinados temas. Hay quien llama a esto desengaño y hay quien lo llama aprendizaje, e incluso experiencia o cosas parecidas.
Lo cierto es que, llegados a ese punto en que hace tiempo que tu fe, en que el sistema se humanice lo justo para considerar seriamente la igualdad de derechos y de deberes entre todos los ciudadanos, ha acabado en el vertedero, hecha girones de tanto remendarla y de usarla para taponar las heridas que produce el desengaño. Llegados a este punto, los eufemismos ya no te sirven y compruebas lo que decía Cassius Clay: «la experiencia es un peine que te regalan cuando ya te has quedado calvo».
Han sido más de 17500 ancianos los que han palmado en las residencias, la cifra habla por sí sola, igual que las reticencias en que se haga pública la cifra real de fallecimientos (¿tienen miedo de que los abuelos se les reboten y les monten barricadas en los pasillos?). Queda claro que una residencia de ancianos es una industria de la que obtener un beneficio. Pero es que resulta que esos ancianos que han muerto en soledad y posiblemente en abandono, esos cadáveres que han ido apareciendo, tienen nombre y apellidos, tenían derechos y sentían y padecían.
Beneficio que, el aumento de la esperanza de vida y el aumento de los gastos en cuidados que conlleva, hace menguar claramente. Esto se puede solucionar por vía de ponerle más agua a la sopa, gastar menos en cuidados caros e ir recortando de aquí y de allá, para ir rebajando los gastos.
“No es nada personal, son negocios”.
Vale, vale, son negocios. ¿Entonces es que te conviertes en el carbón que consume la industria de las residencias?…
…Joder con el puñetero progreso…
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Yo también estoy convencido de que salvo los muy viejos, todos los que ahora vivimos contemplaremos el colapso de la civilización, mucho más pronto de lo que pensamos, y quizá la desaparicion de la especie humana. No es pesimismo, es conocimiento de la dinámica de plagas, y no somos más que una plaga animal más, no nos creamos tan especiales. Y todas las civilizaciones anteriores han durado unos cuantos siglos y luego han colapsado, algunas desaparecieron para siempre, otras tardaron muchos siglos en recuperarse (la nuestra, la civilización occidental, ya pasó por eso). Esta vez no será distinto (¿por qué iba a serlo?), la única diferencia es que ahora, por primera vez en la historia de la humanidad, la civilización es global y ha llegado más alto que nunca: más grande será la caída.
«Sabemos perfectamente las causas que nos llevarán a esa extinción, y sabemos lo que habría que hacer para impedirlo.». Las causas se conocen, pero nadie sabe cómo evitarlo. Nadie ha diseñado nunca un sistema económico capaz de garantizar bienestar material a toda la población sin producir un daño medioambiental grave. Eso nunca ha existido, si podría existir, nadie lo sabe. Si se podría implantar en caso de que alguien lo diseñase: muy improbable, tal y como funciona el mundo, en plan tribal. Todo tan en el aire, y queda tan poco tiempo, que no es pesimista pensar que no se va a hacer nada, es realista, es ponerse en lo más probable. Cualquiera que no guste del autoengaño complaciente se dará cuenta de esto.
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Por eso mismo me pareció muy buena la respuesta del entrenador del club ingles de Futbol del Liverpool: Klopp, que cuando le preguntaron su opinion del coronavirus respondió algo así: «Por qué me preguntan a mí, yo solo sé de futbol, preguntele a los expertos en virolgia e infectologia, yo no tendría nada que aportar»
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Alberto, creo que tiene razón y me pone los pelos de punta. Estoy convencido de que es materialmente imposible que podamos vivir como hasta ahora o casi, sin seguir acabando con el planeta; es imposible y muchísimo menos con una población creciendo sin parar.
Cuando escucho a políticos o científicos (supongo que paniaguados) u optimistas profesionales hablar de algo como el desarrollo, consumo, industria, energía, etc. «sostenible» no sé si reír o llorar. Nada menos que sostenible dicen (a estos -a los optimistas, los otros no tienen arreglo- les diría que vieran en YouTube el vídeo de Doug Stanhope: el Aborto es Verde, a ver si se enteran).
Aunque redujéramos nuestro consumismo a niveles del siglo I (da igual de antes o después) la vida de más de siete mil millones de seres humanos, y creciendo, en este planeta sería insostenible.
Cómo me acuerdo de cuando, en los años sesenta del pasado siglo, se hablaba de que la explosión demográfica era mucho más peligrosa que la atómica (avisos que en las décadas posteriores se han ido acallando por cierto); que real va a ser el mundo que pinta Cuando el Futuro nos Alcance (Soylent Green), y no se detendrá ahí la cosa.
Lo único que me consolaba de esta certeza es que yo, por mi edad, no iba a conocerlo… y ahora todo esto del coronavirus (como si fuera un cortísimo tráiler) y tu comentario me hacen ver que igual no me escapo.
Maldita suerte.
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Jacinto, encontrarás interesante este artículo.
http://globalcomment.com/why-climate-change-is-an-irrelevance-economic-growth-is-a-myth-and-sustainability-is-forty-years-too-late/
Viene a decir que el problema no es el cambio climático: lo somos nosotros, la humanidad como plaga. Que el mito del crecimiento económico no es más que un mito, pues es insostenible. Y yo añado: pero es la única manera de que los países pobres sigan llegando a tener niveles suficientes de bienestar como para no pasar hambre, como muchos países ya han hecho, pero aún quedan muchos. China ha pasado por ese proceso, la India está en ello, pero queda casi toda África y otras regiones del globo. Y sólo empiezan a controlar la natalidad una vez desarrollados.
Que ya es muy tarde para controlar la población, habría que haberlo hecho hace 70 años, cuando la población empezaba a dispararse pero éramos un tercio de la población actual. Durante unos años se hablaba de eso, es cierto, pero ahora ya no, no se habla más que del cambio climático que no es más que una consecuencia del problema, pero no la causa. Si no vamos a la causa, es imposible solucionar el problema.
Para crear un «desarrollo sostenible» capaz de garantizar tres comidas al día a toda la población del mundo, habría que disminuir drásticamente la población y provocar un importante decrecimiento de la economía y del consumo no esencial, lo que supondría la vuelta al hambre para gran parte de la población mundial. Esto, sin producir hambrunas, nunca se ha conseguido, los sistemas económicos igualitarios han fracasado todos, han sido también insostenibles, han arruinado países enteros, y no han sido menos dañinos con el medio ambiente, sino más: en la Europa del este los problemas medioambientales eran mucho más graves que en la Europa occidental, pese al bajo nivel de vida y al escaso consumo.
Yo lo siento sobre todo por los niños y jóvenes. Los que somos de mediana edad aún hemos vivido algunas décadas buenas, pero los niños y jóvenes muy probablemente gran parte de ellos mueran prematuramente de hambre y enfermedades, cuando el sistema caiga. Porque hoy por hoy no hay alternativa, ni creo que la pueda haber.
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Saludos.
En general no suelo interesarme especialmente por el futuro de la especie.
Es el mismo que aguarda a las demás especies y por el que ya han pasado otras muchas. Naturaleza vincit, Naturaleza regnat, Naturaleza imperat. Además, «el fin del mundo» es en realidad un acontecimiento absolutamente personal, privado y que sucederá con toda seguridad. Y una vez muerto, francamente, no creo que me interese excesivamente por las causas de nuestra extinción.
Estamos esperando al próximo meteorito, dentro del plazo para la siguiente extinción masiva por impacto de pedrusco aeroespacial de dimensiones apropiadas. Como ustedes ya saben, la estadística predice que suele caer alguno de estos cada cierto tiempo,.y estamos ya un poco atrasados con respecto al momento esperado para el impacto del siguiente..
Pero si no fuera el dichoso meteorito, será la explosión del supervolcán que sestea bajo la bahía de Palermo, o el de Yellowstone, que lleva una temporadita ronroneando suavemente, con una intensidad que según parece ha ido en aumento. Pero no se preocupen, candidatos no es lo que nos falta.
También tenemos una ingente cantidad de metano esperando en los fondos oceánicos y bajo el permafrost y que el aumento de la temperatura hará aflorar. Gracias a cuya presencia el cambio climático pisará el acelerador como si la moto no fuera suya. O la explosión de las algas que acabe con los océanos, y de rebote, con nosotros.
O la acción de algún grupo terrorista fundamentalista que decida adelantar el fin del mundo para provocar la segunda venida del mesías y, por consiguiente, la aparición del reino de dios sobre la tierra (ateos, jódanse, ¡lo conseguimos!).
O algún tremendo virus mutante alienígena y cuaternario, escapado de su tumba de hielo en siberia por la irresponsabilidad de los científicos, siempre metiendo la nariz en cosas que no deberían, o…
Pongan aquí a su candidato favorito para hacer el papel de destructor, como la contaminación, los evangelistas dando el coñazo con sus dichosos sermones o peor aún: los coros y orquestas de aficionados. Verdadera plaga tratando por todos los medios de destruir hasta los cimientos el gusto musical y el oído del público.
Les juro por Crom que he asistido horrorizado a alguna de estas sesiones contra la música clásica y les he visto perpetrar partituras e interpretar de modo sanguinario, y he visto con mis propios ojos cómo sus cabezas daban vueltas mientras se olía a azufre, la tierra se abría bajo nuestros pies, escuchaba los lamentos de los condenados llegar desde la gehena, pidiendo clemencia ante aquellos terribles maullidos, en los que se podía percibir la obra de Satanás contra la humanidad… Y encima me cobraron la entrada.
O la música esa de los melenudos, que es satánica y que está pensada para provocar el fin de la civilización, en una orgía de depravación moral mientras el sexo irresponsable y los orgasmos campan por doquier, multiplicandose sin freno (la descojonación de Babilonia, oiga) mientras el público en general se organiza en comunas libertarias que progresan hacia el anarquismo.
Un horror completamente impresentable, vamos.
Y, por supuesto está la superpoblación. El peor de todos los crímenes perpetrados por la humanidad, que se ha dedicado a hacer más y más humanidad sin pensar en las consecuencias. Sin embargo, al menos esto último, sí que tiene remedio.
Si recuerdan ustedes a Jonathan Swift, también recordarán que publicó en 1729, anónimamente: «Una modesta proposición para prevenir que los niños de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o el país, y para hacerlos útiles al público», más conocida simplemente como Una modesta proposición, y en la que ya dió remedio al problema en época tan temprana.
Para conocer más de cerca la propuesta hecha por don Jonathan, les propongo su edificante y amena lectura:
Haz clic para acceder a 158423.pdf
Y para aquellos que forman parte de estas nuevas generaciones que ya no lee, pueden consultar sobre el particular, por ejemplo: https://clasicoshistoria.blogspot.com/2015/11/jonathan-swift-una-modesta-proposicion.html
En cualquier caso, seguro que encontrarán interesante la propuesta.
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Alberto:
Supongo que cuando no hay opciones buenas habrá que conformarse con la menos mala, aun así ¿Cuanto les queda de medio bienestar a los países menos favorecidos? Yo diría que no mucho, pero como dice Isaías, comamos y bebamos porque mañana moriremos y lo que dure, duró.
Lo de silenciar el origen de todos los problemas medioambientales, la superpoblación, es señal, creo yo, de que los poderosos, los que de verdad mueven los hilos (no sus marionetas los políticos) ya han tirado la toalla y si eso es cierto, es terrorífico.
Si no somos ya capaces de detener y revertir la superpoblación, la humanidad se enfrenta a un problema insoluble porque lo que es un hecho es que la población será «controlada» de una manera u otra, si no lo hacemos nosotros, ya se encargará la madre naturaleza con sus métodos habituales, terribles: Hambrunas, sequías, epidemias…
Ante tal panorama incluso la llamada «Ecuación del Apocalipsis» de Audrey Tomason me parece preferible y hasta moral; en cualquier caso ¡Pobre de aquellos a los que les toque!… Tiene narices sentirse aliviado por ser ya viejo, eh.
«Muertos por exceso de éxito», podría ser el epitafio de esta humanidad animada por sus terribles dioses a multiplicarse como las estrellas del cielo y las arenas del mar ¡Gracias, Religiones, por tantas cosas buenas, al final lo conseguísteis!
P.D. No puedo estar más de acuerdo con el artículo que recomendaste, gracias.
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Jacinto: no tengo tan claro que haya unos poderosos que mueven los hilos del mundo. ¿Chinos, americanos…? ¿Están de acuerdo unos con otros en cómo mover los hilos del mundo, o hay fuertes rivalidades entre ellos? ¿Mueven los hilos del mundo sólo de aquí a cinco o diez años, garantizando el status quo y el crecimiento económico lo que dure, o a más largo plazo? ¿Creen manejar los hilos del mundo, pero en realidad no son capaces de hacerlo a medio y largo plazo? ¿Nos tranquiliza pensar que los poderosos lo tienen todo controlado y encontrarán una solución para seguir ejerciendo el control sobre una humanidad floreciente, pero es una ilusión? No sé, tengo mis dudas. A lo mejor es todo mucho más caótico de lo que nos parece, y simplemente la humanidad va sin control hacia el abismo, sin que casi nadie sea consciente de ello.
No sólo hay el riesgo de una drástica reducción de la población mundial, como pasó en occidente cuando cayó el Imperio Romano. Es que si la civilización tan altamente tecnificada en la que vivimos cae, nadie controlará las centrales ni las bombas nucleares, y una hecatombe nuclear podría acabar con la especie entera, y con muchas otras.
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Saludos.
«A lo mejor es todo mucho más caótico de lo que nos parece, y simplemente la humanidad va sin control hacia el abismo, sin que casi nadie sea consciente de ello.»
Tal como yo lo entiendo, hasta la era de la industrialización y del proceso de expansión económica que tuvo lugar en Europa sobre todo a partir de 1870, conocido como imperialismo librecambista, nadie se habían planteado realmente en serio ideas acerca de una manera de organizar el mundo. Que entonces se fundamentaba en el mayor desarrollo técnico de algunos países europeos y su mayor capacidad de agresión.
La doctrina política que se llevó adelante en este sentido se puede resumir en tres puntos fundamentales:
El que tiene los cañones es el que decide sobre la doctrina política que se va a aplicar en cualquier caso. En el caso de que yo tenga más cañones, te jodes y me das lo que quiero. En el caso de igualdad de cañones, entonces negociamos entre nosotros para agredir mejor a un tercero que tenga menos. En el caso de que tú tengas más cañones, negocio contigo pactos de no agresión y de reparto de territorios y beneficios.
Ha llovido desde entonces, ha habido un par de guerras mundiales y se han creado organismos multinacionales, más o menos efectivos en sus funciones, que permiten algo de regulación y de control en todo este tiempo en que el mundo estaba repartido en la bipolaridad entre soviéticos y yankees.
Ahora que nos hemos adentrado en la era de las redes globales, la verdadera globalización ha sido la del sistema capitalista de libre mercado, con lo que se ha establecido ya de facto una realidad sociopolítica en cuanto a nuestra interdependencia. Simplemente porque son reglas de juego sobre las que tenemos que estar necesariamente todos más o menos de acuerdo y que se respetan (lo justo) para que no terminemos de nuevo a hostias a la menor oportunidad, Al menos, de momento y si nada se estropea (crucemos los dedos) parece que tenemos alguna posibilidad de que esto permanezca estable por algún tiempo.
¿Que pasará en el futuro?. Pues no lo se, por más que mire la bola de cristal no veo un carajo. Pero de lo que si que podemos estar razonablemente seguros es de que, en nuestra actual situación, lo que ocurra y hacia donde vayamos no será culpa de un gobierno mundial en las sombras, sino de nuestra capacidad en conjunto para razonar y hacer cosas que no se carguen los precarios equilibrios sociales, ecológicos, consensos políticos y demás en los que se asienta este circo global. Aunque, a la vista del presidente que han elegido los yankees, no descarten ustedes que a alguien se le ocurra darle una pistola al mono…
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Alberto y Doc halliday:
Por lo que se está viendo con la catástrofe de la superpoblación, parece que la posibilidad que apuntas, Alberto, «Creen manejar los hilos del mundo, pero en realidad no son capaces de hacerlo a medio y largo plazo», sea la más cierta. Quizás no haya nadie al timón…
Puede que tengas razón, Doc Halliday, y la culpa sea exclusivamente de «de nuestra capacidad en conjunto para razonar y hacer cosas».
Probablemente todo sea más caótico de lo que creemos y, desde luego, los poderosos no son todopoderosos.
En cualquier caso, en mi opinión, resulta evidente la absoluta impotencia de la humanidad para manejar el letal problema de la superpoblación, tanto que parece que todas las sociedades hayan decidido enterrar la cabeza en la arena, como dicen que hacen las avestruces, para no ver la que se avecina… y algunos, de paso, hacer pingües y mezquinos negocios a cuenta de la ecología.
Como sea, el resultado es el mismo. Mi bola de cristal es de color negro profundo, aunque igual se equivoca.
Concuerdo contigo, Alberto, en que la caída de esta civilización, si cae, no tiene precedentes históricos. Ningún imperio antiguo, ninguna poderosa civilización anterior es comparable a esta. Cuando caiga, si lo hace, probablemente arrasará el planeta. Pobre de los supervivientes.
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Doc Halliday: parece que hablas de la posibilidad de nuevas guerras mundiales. Ése no es el problema ahora. Con respecto a lo de precarios equilibrios, en lo ecológico, que es lo realmente importante, no hay ningún equilibrio, hay una destrucción de los ecosistemas que con dentro de no mucho dificultará mucho la alimentación de una población que no para de crecer. Dices: «parece que tenemos alguna posibilidad de que esto permanezca estable por algún tiempo», qué va, nada permanece estable: la población, la producción, el comercio, la contaminación, el consumo, las emisiones de gases de efecto invernadero, el deterioro de todo tipo d eecosistemas… no tiene nada de estable: está en continuo crecimiento, y eso es insostenible a medio plazo.
Jacinto: yo creo que los «poderosos» sólo tienen interés en que sus empresas sigan obteniendo beneficios un año más, no miran a más largo plazo. La ecología, en efecto, se ha convertido en un negocio más, pero en realidad nadie tiene interés en ella salvo cuatro. Y permíteme una puntualización, dices «Cuando caiga (nuestra civilización), si lo hace, probablemente arrasará el planeta. » No, en realidad es nuestra civilización la que está arrasando el planeta. Los ecosistemas se recuperarán cuando nuestra civilización caiga. En los últimos siglos y sobre todo décadas hemos asistido a una aceleración de la historia, a un crecimiento exponencial de nuestra civilización. Ahora estamos llegando a su apoteosis y luego sólo quedará un largo silencio. Y el resto de especies animales y vegetales suspirarán aliviados y se empezarán a recuperar, si el clima se lo permite. .
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El problema, es que la brecha entre nuestro creciente poder y el saber como emplearlo va aumentando más y más.
Y no estamos haciendo algo por revertir la situación.
Nos estamos ganando a pulso nuestra destrucción.
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Saludos.
No estoy de acuerdo. No somos una población de bacterias en una placa de Petri, que simplemente se extinguen y se acabó, ni tampoco vamos a asistir a nada parecido a la caída del imperio romano. Esas imagenes solo las encontraremos en las películas de romanos.
Nadie tira tantas piedras como para hundir su propio tejado. Puede que nos pasemos de listos en variedad de campos, pero como ya he comentado en otras ocasiones, en el ámbito de la sociología, de la política y demás cosas relacionadas con lo que hace el género humano, no hay soluciones ni respuestas sencillas.
Ponernos fúnebres y agoreros no cambiará nada.
«El problema, es que la brecha entre nuestro creciente poder y el saber como emplearlo va aumentando más y más.»
El mito de prometeo puede resultar muy poético, pero no sirve mas que para ilustrar el resabio que les dejaba a los griegos clásicos todo aquello que significase compromiso desinteresado y riesgo.
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«Nadie tira tantas piedras como para hundir su propio tejado.»
Pienso que sólo hay que observar lo que hemos hecho en el último siglo y lo que dicen todas las perspectivas para deducir que estás equivocado. Tal y como comenté en CyD, hace 40 años expertos de los más diversos campos pronosticaron el callejon sin salida en el que consiste el crecimiento continuo y el expolio de los recursos naturales. El año pasado otros miles de científicos llegaron a la triste conclusión que estas últimas 4 décadas no habían servido para nada más que para acelerar dicho expolio y que estamos llegando a un punto en el que nuestros hijos (y quizás los más longevos de nosotros) verán una época sin selvas tropicales vírgenes o cualquier otro ecosistema pristino. Y que vivirán en un mundo en donde el único verde será el de las gigantescas explotaciones agrícolas industrializadas para generar más aceite de palma, más azúcar y más forraje para las ganadería a gran escala.
https://lacienciaysusdemonios.com/2019/11/07/cambio-climatico-los-cientificos-tienen-la-obligacion-moral-de-advertir-claramente-a-la-humanidad-de-cualquier-amenaza-catastrofica-y-decir-las-cosas-como-son/
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Doc Halliday: tú, como la mayor parte de los humanos, crees lo que te hace sentir bien creer. Tu reacción de negación es comprensible, es la misma que cuando le diagnostican un cáncer incurable a una persona no muy mayor.
El ser humano es optimista por naturaleza, porque el optimismo da bienestar; además nos gusta creer que somos seres muy especiales, bendecidos por los dioses, que todo el universo gira en torno a nosotros y no sólo nunca nos extinguiremos sino que nuestra civilización siempre seguirá progresando hasta el infinito. No hemos cambiado mucho desde los tiempos del geocentrismo y desde cuando se pensaba que el ser humano era totalmente distinto de los demás animales por el hecho de tener «alma». Es más, de los mitos cristianos viene la idea de que los humanos somos prácticamente semidioses. Todavía la cultura cristiana impregna la civilización occidental.
Creemos todo eso porque queremos creerlo, pero esas creencias no se sostienen a poco que uno investiga científica y objetivamente lo que está pasando. Porque la realidad es que somos una especie animal más, una de tantas, sólo que algo más evolucionada que otros mamíferos. Que, al igual que a otras especies les ha pasado, hemos devenido en una plaga, desde luego la mayor que ha sufrido el planeta en cuanto a sus efectos. Y que acabará como todas las plagas, en drástica reducción de la población hasta volver a la normalidad. Igual que las leyes de la física nos afectan, las leyes que gobiernan la dinámica de plagas también nos afectan.
¿Por qué no va a caer nuestra civilización igual que cayó el Imperio Romano? Y que cayó el imperio maya, y la China imperial antigua, y el imperio mogol… ¿Porque no te haga sentir bien admitir que es inevitable que sea así?
Está demostrado mediante estudios psicológicos que la población «normal» tiene un fuerte sesgo optimista cuando analiza una situación. Que sólo las personas un poco depresivas ven las cosas tal y como son realmente. Las que están en situación de depresión mayor ven las cosas peor de lo que son. Quizá yo soy un poco depresivo y por eso veo muy claro lo que está pasando y lo que va a pasar, y la mayoría de la gente tiene grandes resistencias a ver lo que es muy evidente para mí.
Y lo que dices, ateo, que las nuevas generaciones no verán selvas tropicales, eso es lo de menos… el problema es que los que ahora nacen morirán prematuramente por falta de alimentos y enfermedades.
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Saludos.
Nadie duda de que somos capaces de producir cambios a escala global. Lo hemos hecho en el pasado y lo seguiremos haciendo en el futuro. Hemos cometido errores formidables y los volveremos a cometer. Incluso es posible que lleguemos a ser los responsables de nuestra extinción (ahora que no nos oye nadie, te puedo confesar que yo también tengo serias dudas en cuanto a esto).
Ese es el camino evolutivo que le ha tocado en suerte a nuestra especie, dotada de una herramienta cuya tremenda adaptabilidad nos ha permitido progresar, sobrevivir e incluso destruirnos si no conseguimos llegar a entender a tiempo quienes somos y qué hacemos aquí: nuestro cerebro.
Es posible que llegue el momento en que el planeta entero sea una inmensa sabana poblada con una riqueza biológica decidida por nuestra voluntad (o nuestros errores) y será la cuna de nuevas generaciones que se adaptarán a su ambiente y tratarán de modificarlo en su beneficio, como hemos hecho siempre. Y si la hemos cagado y no somos capaces de superar nuestra completa dependencia del plástico y del petróleo o no somos capaces de entender ya de una vez que los recursos no solo son limitados, sino que todos interdependemos los unos de los otros y que de nada vale cerrar los ojos y dejar que las cosas sigan su curso, sino que nos toca compartir a todos deberes y tareas para mantener el barco a flote, pues en ese caso nos iremos a hacer puñetas, como tantas otras especies antes que nosotros.
No nos cabe otra que tirar mano de un cierto optimismo vital en este sentido. Lo contrario, solo conduce a lo que se suele hacer cuando no queda esperanza. Matar a nuestros allegados, echar sus cenizas sobre nuestra cabeza, cubrirla con el manto y echarnos en el suelo a esperar la muerte.
Nuestro primer antepasado, sopesando en la mano aquella piedra tan chula con la que acababa de abrirle una ceja al vecino que le negaba el acceso al agua, comprendiendo el infinito poder que había adquirido, lo primero que pensó es que, si se pudiera quitar la maleza tan espesa, sería más fácil llegar al agua.
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«Y lo que dices, ateo, que las nuevas generaciones no verán selvas tropicales, eso es lo de menos…»
No estaba hablando como un ecologista flower power. Pienso que olvidas que el planeta es un ecosistema fuertemente autoregulado. Sin selvas ni bosques vírgenes, sin grandes ríos libres de presas, en una palabra sin naturaleza salvaje el clima del planeta se va simplemente al carajo, con el consiguiente descontrol: sequías, inundaciones, incremento de la temperatura, etc. que al final destrozará las cosechas y por extensión todo el sistema económico y nos llevará al desastre.
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Quizás deberíamos grabarnos en la cabeza la única lección que ha quedado bien clara de la actual pandemia coronaviral y es que hemos errado en las prioridades: dedicamos cientos de miles de millones de euros a especulación bursátil, endiosamos a banqueros, grandes magnates de internet, deportistas, etc. pero en situaciones de crisis grave quien salva a la civilización son todas esas profesiones invisibles y menospreciadas (basurero, reponedor de supermercado, limpiadores, el jornalero que recoge la fruta en el campo, etc.).
Con respecto al futuro lo mismo, dentro de 20 o 40 años, cuando no tengamos insectos para polinizar nuestros cultivos, ni manantiales puros, los desiertos hayan aumentado varias decenas de millones de km2 y el clima sea un puro desastre nos daremos cuenta de que un sistema económico que primaba destruir selvas para producir aceite de palma o mondadientes era un simple suicidio colectivo.
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Estoy de acuerdo. Nos merecemos la extinción más absoluta.
Yo la verdad es que no entiendo nada. Los países mas «desarrollados» proponen una descarbonización total para 2050 pensando que así van a salvar el planeta. ¿pero alguien en su sano juicio cree que va a quedar planeta en 2050? La gente tiene una base científica absolutamente nula. De loco me tratan cuando afirmo que para el 2050 o bastante antes habrá colapso total de la civilización humana… Predicar en el desierto.
Respecto a la superpoblación, como es un debate espinoso en el que entra la moralidad humana (¿estos científicos majaretas quiénes serán para decirme a mi si tengo o no que tener hijos?), pues mejor meterlo en un cajón. Además, ahora la gente tiene la excusa perfecta con el «invierno demográfico». ¿Superpoblación? Qué va hombre, si en los países más desarrollados la población está envejeciendo y casi no hay nuevos nacimientos! Bah, eso de la superpoblación es cosa de países como Yemen, pero no nos afecta puesto que aunque tengan muchos niños, estos viven con la quinta parte de recursos de los que necesita un niño europeo. Y los que no, pues se mueren y adelante.
Y así vamos….
Saludos.
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babidi442
Lo que comentas es más o menos lo mismo que he intentado transmitir a Doc cuando ha dicho eso de que
“Nadie tira tantas piedras como para hundir su propio tejado.”
Cada vez estoy más convencido que intentar convencer de la terrible realidad que le aguarda a los cada vez menos sapiens es como intentar explicarle a un creyente que su religión es una soberana estupidez.
Desgraciadamente, los humanos hemos sido seleccionados evolutivamente para pensar de la manera que hace 100.000 años fue adaptativa y, aunque ahora eso nos lleve al suicidio colectivo más evidente, la mayoría de la gente no va a cambiar esos comportamientos prácticamente cincelados en piedra de su ADN por mucho que se les muestren los terribles resultados. Porque sólo nos interesa lo cercano y el humano no es capaz de integrar y tener una visión de conjunto y a largo plazo. ¡limitaciones evolutivas!
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Ateo, no acabas de comprender cómo funciona la economía moderna. Una cadena de supermercados que vende alimentos necesita, en efecto, del jornalero que recoge la fruta en el campo y del reponedor que la pone en el estante, pero también necesita del inversor que compra acciones de la empresa, sin la cual no tendría el capital que necesita para poner en marcha el negocio, y del banquero que financia su deuda (sin esa deuda todas las empresas que no han tenido ingresos estos meses no hubieran sobrevivido).
El sistema económico tan perverso es el que ha permitido a una población mundial creciente tener un nivel de vida que en siglos anteriores ni los más ricos tenían. Y no hay alternativa a ese sistema, al menos conocida. Así que tu lección, yo la pongo en duda, igual que pongo en duda los argumentos neoliberales del crecimiento infinito. Yo voy por libre, mi pensamiento es libre, no me adscribo a ninguna corriente política, tomo de cada una lo que me parece bien.
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«El sistema económico tan perverso es el que ha permitido a una población mundial creciente tener un nivel de vida que en siglos anteriores ni los más ricos tenían.»
Eso se puede aplicar a muchas épocas históricas con modelos socioeconómicos más que dispares. Por ejemplo los ciudadanos romanos disponían de un nivel de vida: comida gratis, espectáculos circenses, agua corriente que en épocas anteriores era impensable. Comparar la vida de dos grupos de población separados por varios cientos de años es absurdo, salvo casos excepcionales en el que todo se va al garete y hay que volver a empezar casi de cero como es el caso del Imperio Romano y la cristiandad que le siguió, cuyo nivel de vida fue infinitamente inferior al de griegos y romanos durante más de mil años.
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¿Me permiten un minuto de spam para contarles que ya se tiene la imagen de la semana y la protagonista es una planta carnívora? Incluye un video de su modo de cacería, muy recomendable. Saludos y disculpen si molesta
https://joserizo.laconcepciondelarte.com/2020/06/14/imagen-de-la-semana-14-06-2020/
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Saludos.
No estoy completamente de acuerdo con Ateo66666 en cuanto a primar un enfoque en el que las cosas son como son y que no va a haber cambios. Insisto en la creencia (no puedo aportar evidencia suficientemente sostenible) en la adaptabilidad de nuestros cerebros.
Eso, que nos ha permitido sobrevivir a tantas cosas, puede que ahora sirva también para aunar esfuerzos en algún momento para cambiar más gradual o más bruscamente lo necesario para evitar nuestra probable extinción. Hasta el capitalista más recalcitrante intuye hasta dónde puede estirar la goma sin que se rompa y le pegue en la cara.
“El sistema económico tan perverso es el que ha permitido a una población mundial creciente tener un nivel de vida que en siglos anteriores ni los más ricos tenían.”
Esto es un simple sofisma. No se puede demostrar que de otro modo no habríamos conseguido más y mejor calidad de vida para mucha más gente. La calidad de vida puede que no tenga que ver exactamente con la posesión. Tal vez podríamos haber optado por un camino de realización personal en lo tocante a la colaboración para el éxito de la comunidad. Tal vez ésto de colaborar en lugar de competir revierta en un mayor bienestar para todos y en una mayor calidad de vida, realización personal, proyectos de vida más complejos y que reporten más progreso para la comunidad, más sexo de mejor calidad, o la prohibición de los coros y orquestas de aficionados (verdadera maldición de esta época oscura). Los coros y orquestas de aficionados son la quintaesencia del triunfo de la más absoluta mediocridad y aplaudirles solo porque son aficionados es simplemente engañarles y garantizarnos a los espectadores que volverán a cometer la tropelía de actuar.
¡Abajo los coros y orquestas de aficionados!
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Doc
Como científico intento siempre atenerme a los datos. Y aquí desgraciadamente todo indica que hemos modificado poco y menos (por ser diplomático) nuestro comportamiento tribal. Ahora tenemos mucha tecnología, pero en la práctica seguimos comportándonos como una colectividad pequeña, que piensa que los recursos son infinitos y el planeta mismo es además capaz de soportar cualquier tropelía que se nos ocurra.
Y sin embargo ahora tenemos una capacidad destructora casi letal que desgraciadamente usamos de manera científica: inmensas flotas pesqueras dirigidas por radares y satélites para encontrar hasta el último banco de sardinas, desforestación de selvas y bosques milenarios a nivel industrial, quema de combustibles fósiles en incremento casi exponencial, urbanización de todo espacio disponible, etc.
El resumen es que lo humanos como especie nunca hemos comprendido y, lo que es peor de todo, siempre nos ha importado un bledo la Ciencia y sus conclusiones. Y por el contrario somos adictos a la Tecnología. Y esta mezcla es quizás la más explosiva posible para nosotros y para el resto del planeta.
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Un simple ejemplo: en el año 2000 se fabricaron 58 millones de vehículos a motor y en 2018 se llegó a los 95 millones (que representa un incremento del 64%) ¿qué pasará dentro de otro par de décadas cuando todos los chinos, indios y habitantes del resto de habitantes de economías emergentes quieran tener su pedazo de paraíso capitalista?
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«El resumen es que lo humanos como especie nunca hemos comprendido y, lo que es peor de todo, siempre nos ha importado un bledo la Ciencia y sus conclusiones. Y por el contrario somos adictos a la Tecnología. Y esta mezcla es quizás la más explosiva posible para nosotros y para el resto del planeta.»
Y estoy de acuerdo (Yo tampoco es que sea excesivamente optimista en cuanto a poder resolver positivamente esto). Sin embargo, si me tengo que fiar de nuestra historia, a pesar de que hemos hecho verdaderas aberraciones en materia de aprovechamiento y destrucción de todo tipo de entornos (hasta la última migaja en algún caso), hemos desertificado inmensas extensiones de terreno, hemos destruido bosques completos. Si, pero sin embargo, con esto siguen coexistiendo en una tensión dialéctica irresoluble, quienes siguen apelando al sentido común y a la necesidad, por nuestra propia supervivencia de un cambio, concretamente un cambio social que situase al hombre como problema sobre el que pensar. Y eso me obliga a tener esperanzas.
Aunque, como ya he mencionado, siempre estamos a tiempo para que a alguien se le ocurra darle al mono una pistola, a ver que pasa…
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¿qué pasará dentro de otro par de décadas cuando todos los chinos, indios y habitantes del resto de habitantes de economías emergentes quieran tener su pedazo de paraíso capitalista?
Saludos.
Pues caben dos posibilidades: que se acabe provocando la tercera guerra mundial por culpa de una cadena de malas decisiones. O bien que finalmente entremos en razón y, como decía Manolete, comprendamos que «Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible» y, finalmente seamos capaces de ir dejando atrás el sistema económico que más sinsabores ha dado a más gente y más esclavitud ha producido, en toda la historia de la humanidad.
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Doc Halliday, yo hablo de bienestar material, no de bienestar espiritual, ni de felicidad en su conjunto. En la Alta Edad Media había muy poco bienestar material, pero mucha espiritualidad: la población era muy religiosa y tenía mucha esperanza de que en el cielo obtuvieran compensación por todas las estrecheces que tenían que sufrir en la tierra. ¿Somos más felices ahora que ellos entonces? Quién sabe, quizá sí, quizá no. Pero el caso es que la gente en todo el mundo aspira a tener bienestar material creciente, y sobre todo a tener más que el vecino, quizá por eso fracasó el comunismo, porque todo el mundo tenía el mismo coche, el típico Lada ruso o el Trabant de Alemania del este, todos de color gris, nadie podía presumir de tener mejor coche que el vecino o el cuñado.
«y, finalmente seamos capaces de ir dejando atrás el sistema económico que más sinsabores ha dado a más gente y más esclavitud ha producido, en toda la historia de la humanidad.» De entrada eso no es así, por supuesto, al contrario, es el sistema que más bienestar material ha producido jamás, precisamente por eso ha triunfado en todo el planeta, el problema es que no es sostenible, el capitalismo lleva a la humanidad a morir de éxito.
Pero de nuevo confundes el deseo con la realidad. Te recuerdo que todas las alternativas al capitalismo han fracasado. Si te ves capaz de diseñar un sistema político y económico alternativo al capitalismo, que satisfaga las necesidades materiales de una población creciente, y de manera sostenible, adelante: habrás conseguido la cuadratura del círculo. El que lo consiga, se llevará todos los premios nóbel de una sola vez. Pero va a ser que no.
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«Pero el caso es que la gente en todo el mundo aspira a tener bienestar material creciente, y sobre todo a tener más que el vecino, quizá por eso fracasó el comunismo, porque todo el mundo tenía el mismo coche, el típico Lada ruso o el Trabant de Alemania del este, todos de color gris, nadie podía presumir de tener mejor coche que el vecino o el cuñado.»
Esto no pasa de ser un mero alegato político en defensa de la posesión de bienes como medida de la felicidad personal. ¿Porqué tomarse el esfuerzo en desacreditar otras posibilidades, si como afirmas sin más, «va a ser que no»?. ¿No hay ninguna alternativa viable a un capitalismo que, como tú mismo indicas, nos lleva al desastre?. Creo que estamos en condiciones de superar ya visiones del mundo más propias de la guerra fría que del siglo XXI
Como diría mi muy admirado Carlo María Martini: «Manca finezza».
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Doc, te equivocas por completo conmigo, yo soy anticonsumista, no baso mi felicidad en la posesión de bienes, y no hago ningún alegato político. Pero lo que yo piense es simplemente anecdótico, yo explico la realidad del mundo, no mis ideas. Explico que el capitalismo ha triunfado porque da al pueblo lo que el pueblo pide. Prueba de ello es que en los antiguos regímenes comunistas, donde se educaba al pueblo en la solidaridad y en la igualdad, la sociedad se ha vuelto furibundamente consumista, más aún que en occidente. No creo que haya sociedad más consumista y materialista actualmente que la china, por ejemplo, tras largas décadas de comunismo. Es más, las sociedades de los antiguos países soviéticos se sienten bastante decepcionados con el comunismo y todas sus ideas de igualdad y solidaridad, y a menudo abrazan ideas de extrema derecha como reacción.
¿Si hay alternativa viable al capitalismo? Evidentemente no la hay a día de hoy, si nos atenemos a la realidad: todas sus alternativas anteriores han fracasado y actualmente no hay ninguna alternativa en marcha. ¿Si la puede haber? No lo sé, no tengo la bola de cristal. Hasta el momento nadie ha propuesto ninguna alternativa que no sea el ya fracasado comunismo. Pero nada nuevo bajo el sol, y no tiene sentido volver a poner en marcha lo que ya ha fracasado en numerosas ocasiones y países. Si algún cerebro privilegiado propondrá en algún momento el sistema para que 7.000.000.000 personas tengan el bienestar material que buscan sin seguir dañando el planeta, y si es sistema será factible implantarlo, nadie lo sabe. Yo lo veo muy improbable, siendo realista, aunque eso sólo es mi opinión. En todo caso, eso habría que haberlo hecho tras la segunda guerra mundial, con el nuevo orden que se estableció entonces, cuando la población era un tercio de la actual pero empezaba a crecer con fuerza; ahora ya es muy tarde para eso.
No es lo mismo lo que es, que lo que puede ser. No es lo mismo que haya una alternativa al capitalismo (hoy día no la hay), que la pueda haber en el futuro cercano (no se sabe, pero es altamente improbable). Una vez más, confundes tus deseos con las realidades. Hay que ser un poco más riguroso en el pensamiento.
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«Doc, te equivocas por completo conmigo, yo soy anticonsumista, no baso mi felicidad en la posesión de bienes, y no hago ningún alegato político. Pero lo que yo piense es simplemente anecdótico, yo explico la realidad del mundo, no mis ideas. »
Saludos.
No soy tan diligente como para andar etiquetando comportamientos o personas. La realidad siempre es mucho más rica en matices y más compleja. Por eso me sorprende que, por una parte te etiquetes anticonsumista, al tiempo que declaras no estar haciendo ningún alegato político, cuando lo acabas de hacer al declarar tu anticonsumismo, a lo que añadir que dices que explicas una cierta «realidad del mundo», que entiendes que existe como un condicionante insalvable que convierte tu anticonsumismo en algo anecdótico, lo que no deja de ser curioso, a pesar de que trates de situar una cosa en el mundo de las ideas y la otra en la sólida y palpable realidad, siendo ambas cosas concepciones e ideas que tu expresas.
No lo se, muy complicado para mi. Creo que hay un cierto sesgo en esto que no has detectado. Y desde luego, no estoy tan seguro como tú acerca de esa «realidad del mundo».
Creo más bien que las cosas son el resultado de la tarea de los hombres y que, si se piensa un poco, el mundo es el resultado de la tensión dialéctica entre lo nuevo y lo viejo. Por eso se encuentra siempre sujeto al cambio que produce la evolución de las ideas. De no ser así, esta tarde, en lugar de charlar amistosamente con ustedes, habría ascendido por la colina a ofrecer un cerdo al santuario de Endovélico.
«Explico que el capitalismo ha triunfado porque da al pueblo lo que el pueblo pide. Prueba de ello es que en los antiguos regímenes comunistas, donde se educaba al pueblo en la solidaridad y en la igualdad, la sociedad se ha vuelto furibundamente consumista, más aún que en occidente. No creo que haya sociedad más consumista y materialista actualmente que la china, por ejemplo, tras largas décadas de comunismo.»
Esto, si me disculpas, se parece bastante al sesgo de confirmación: partir del resultado al que quiero llegar, para construir después la explicación que lo demuestre. Lo único que demuestra esto que expones es que la guerra fría la ganaron los yankees. Al final la cuestión que ha marcado este resultado ha sido la mayor capacidad de agresión de los EEUU. Nada más.
«Es más, las sociedades de los antiguos países soviéticos se sienten bastante decepcionados con el comunismo y todas sus ideas de igualdad y solidaridad, y a menudo abrazan ideas de extrema derecha como reacción.»
Esto, probablemente se deba a que las ideas de igualdad y solidaridad les resultan odiosas e insoportables y prefieren regímenes totalitarios que les mantengan reprimidos, esclavizados y atemorizados. Me resulta un tanto desconcertante, francamente.
«¿Si hay alternativa viable al capitalismo? Evidentemente no la hay a día de hoy, si nos atenemos a la realidad: todas sus alternativas anteriores han fracasado y actualmente no hay ninguna alternativa en marcha.»
si nos atenemos a la realidad, yo no sería tan tajante, a no ser que fuera un defensor del capitalismo, como única alternativa al capitalismo.
«Hasta el momento nadie ha propuesto ninguna alternativa que no sea el ya fracasado comunismo. Pero nada nuevo bajo el sol, y no tiene sentido volver a poner en marcha lo que ya ha fracasado en numerosas ocasiones y países.»
Hombre, entiendo que el comunismo sea una cosa que te parezca tan peligrosa como para que haya que denostarla hasta después de muerta, no sea que le de por volver a resucitar y caigamos de nuevo en sus poderosas garras. Porque no va a volver ¿verdad?. Ni eso tan horrible, ni nada parecido, amén Jesús… No entiendo porqué le teméis tanto a esto que llevas tanto rato tratando de exorcizar a base de insistir en que está muerto, por si acaso, no vaya a ser que se vaya a levantar.
«No es lo mismo lo que es, que lo que puede ser. No es lo mismo que haya una alternativa al capitalismo (hoy día no la hay), que la pueda haber en el futuro cercano (no se sabe, pero es altamente improbable). Una vez más, confundes tus deseos con las realidades. Hay que ser un poco más riguroso en el pensamiento.»
En efecto, habría valido la pena esforzarse un poco en ser más riguroso en el análisis, pero parece que nos pierde un poco el gusto por sacar conclusiones apresuradas.
Personalmente me trae al fresco que vuelva o no vuelva el comunismo. Mi interés se centra más en otras cosas, igualmente banales, pero más entretenidas y esta habría sido una amena conversación y un jugoso intercambio, pero está claro: Médico, cúrate a ti mismo.
Esta noche, antes de ir a dormir, miren primero debajo de sus camas, el comunismo esta siempre al acecho, y mañana, al levantarse, descubrir que han desarrollado un agudo gusto por el vodka y la lectura de Pravda.
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«Doc Halliday, yo hablo de bienestar material, no de bienestar espiritual, ni de felicidad en su conjunto»
Pues creo que debe ser algo importante, cuando un moralista como Adam Smith piensa (junto con Aristóteles y más gente) que es la máxima aspiración del hombre.
Malthus afirmaba: -El objetivo manifiesto de la investigación de Adam Smith es la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. Sin embargo, hay otra investigación, quizás aún más interesante y que ocasionalmente se confunde con esta; me refiero a la investigación sobre las causas que afectan la felicidad de las naciones-. Tuvieron que pasar cerca de 2 siglos para que la disciplina económica hiciera un esfuerzo por investigar la felicidad en los países, así como por reconocer que la felicidad no debe ser confundida con el ingreso.
En la redacción de la Constitución Norteamericana queda consagrado el derecho de los ciudadanos a la felicidad.
Venga, pongamos un ejemplo:
https://www.researchgate.net/publication/309883611_Felicidad_y_economia_la_felicidad_como_utilidad_en_la_economia
En 1974, con el trabajo pionero del economista Richard Easterlin (y con el surgimiento de la paradoja que lleva su nombre), la disciplina económica se interesa por investigar acerca de la felicidad de las personas. La Paradoja de Easterlin afirma que el crecimiento económico (el aumento generalizado del ingreso y la abundancia de productos) no viene acompañado de un aumento de la felicidad de las personas.
La investigación de la felicidad ha crecido exponencialmente durante las últimas 3 décadas, obligando a los economistas a recurrir al conocimiento generado en disciplinas cercanas, como la psicología, la sociología y la neurología. La investigación ha sido tan numerosa que hoy es posible hablar de una economía de la felicidad; donde los economistas, muchas veces desbordando las fronteras tradicionales de su disciplina, buscan entender y explicar qué factores y políticas públicas son relevantes para la felicidad humana.
Hay quien ya ha dicho que esto son solo teorías absurdas, válidas únicamente para marxistas, tontos útiles y antipatriotas. No sabría qué decir, yo no soy especialmente marxista, Y como tonto útil tampoco es que pueda hacer un gran papel, por simple desconocimiento de las funciones que realiza un tonto útil. Tal vez pueda encajar mejor, haciendo un pequeño esfuerzo, en lo de antipatriota. Pero no por perversidad, sino porque nunca me he sentido especialmente ligado a cuestiones tribales como el nacionalismo. Soy ya algo mayor para seguir creyendo en estas cosas.
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Todas tus consideraciones filosóficas sobre la felicidad son muy interesantes, pero simplemente no tienen nada que ver con lo que estamos hablando, que es la posibilidad de la caida de la civilización global y de si hay alternativa al capitalismo para promover la riqueza de las naciones. Hablar de felicidad es desviar el tema, por muy importante que sea la felicidad para las personas.
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Saludos.
Tal vez si leyera usted más sosegadamente mi anterior post, podría apreciar que todo cuanto se menciona hace referencia a cuestiones netamente económicas y a economistas de los de toda la vida (¿Le suena Adam Smith?, ¿Malthus? o Easterlin?. Puedo ponerle más ejemplos de lo importante de la cuestión, incluso le he dejado un enlace de amena lectura).
Hombre, si usted quiere juzgar como una cuestión filosófica el derecho a la felicidad reconocido también por la constitución norteamericana, se lo podría aceptar. Si no fuera porque la Constitución es precisamente el marco legal en el que se desarrollan (si o si) todas las leyes del estado. Incluyendo en este paquete, todas, todas las leyes. Por lo que dicha declaración de principios, si tiene influencia.
Entiendo que no sea su terreno. Podemos dejarlo aquí si no se siente cómodo con esto. Aunque no me quedará mas remedio que hacer una última mención a la importancia que tiene precisamente lo que acabo de mencionar y que se halla incluido dentro de la economía como el telón de fondo sobre el que se desarrollan todas las actividades y relaciones (incluidas las guerras) entre países y del que dependen una infinidad de cosas importantes, como «la caída de la civilización».
Discúlpeme también si esto le suena a marxista, pero no es mío, es de otro premio nobel de economía: Paul Krugmann.
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Estoy de acuerdo con Alberto, tenemos mucha información en la aldea globalizada para pensar como él.. M e viene un pensamiento de un poeta trágico griego que vivió hace mas de 2500 años.»los humanos prestan mas atención al parecer que al ser.»………
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«…los que de verdad mueven los hilos (no sus marionetas los políticos)…»
Saludos, Estimado Jacinto.
Le invito a que se extienda en su explicación. ¿Quienes son esos que mueven los hilos y cuyas marionetas son los políticos?.
Lo digo porque. si fueran marionetas de hilos, ya nos habríamos dado cuenta. y no son marionetas de guante. Se lo comento porque se cuenta entre mis conocidos alguno de los que trabajan en eso de la cosa pública, y valiéndome de la cercanía e intimidad que nos une, me he permitido el tratar empíricamente de resolver su afirmación. Pero por más empeño que he puesto, no ha habido manera. Su clamorosa falta de colaboración y de entusiasmo ante mi propuesta y mis explicaciones me hacía sospechar.
Mis manos son algo grandes, pero es que en ese agujero, no cabe una mano humana, si no es con bastante lubricante y gran dificultad.
Y, a juzgar por la numantina y cerrada defensa planteada ante mis empíricos intentos de demostración, los sonoros chillidos y gráficos insultos de los que hacía uso sin recato alguno, los múltiples intentos de agresión y finalmente la demanda judicial planteada, creo sinceramente que está usted equivocado: Los políticos, en la gran generalidad de los casos, puede que sean otra cosa, pero no son marionetas y creo estar en condiciones de asegurarlo, por propia experiencia…
…A no ser que «los que de verdad mueven los hilos» tengan las manos francamente pequeñas. ¿Los hobbits tal vez?.
En otro orden de cosas, también habrá que señalar que toda generalización equivale a arrojar el niño junto con el agua. O sea: generalizar es lo mismo que no decir nada. Afirmar que existen unos alguienes indefinidos y nebulosos que «mueven los hilos», requiere de demostración ajustada a lo extraordinario de la afirmación. Y aquí no se da tal cosa… Ergo…
Señor letrado, su turno.
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Estimado Doc Halliday:
Y bien, mi afirmación, como reconocí posteriormente, es simplemente una opinión sin mayor relevancia, un pálpito, una impresión. Para dejárselo más claro, parafraseando a Marx (Groucho) esta es mi opinión, si no le gusta, tengo otras.
Podría decirle que en una democracia probablemente los que mueven los hilos son los que les pagan las campañas electorales (y las mordidas) a los políticos; los que manejan los «media»; los porteros de las puertas giratorias… ¡¿No nos hemos dado cuenta? Ah!
No lo sé en realidad y tampoco importa demasiado, sean o no marionetas los políticos, siguen siendo responsables del presente estado de cosas por acción u omisión, o corrupción, (dicho esto si en la «nueva normalidad» no son delito tales afirmaciones, si lo es, me retracto inmediatamente -que uno ya vivió en los tiempos del Caudillo y anda escaldado-).
Debo decirle que mi valoración de la estirpe política universal se ajusta perfectamente a lo que escribió Gabriel Albiac en una columna en El Mundo de hace no sé cuantos años, donde venía a decir que la política es un cedazo que sólo deja pasar a los peores representantes del género humano.
Salvándose el que pueda y siendo otra vez mi humilde opinión, mi experiencia de la vida me dice que eso es totalmente cierto. Si es una generalización que dice algo o no dice nada, tampoco importa.
Saludos.
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«Podría decirle que en una democracia probablemente los que mueven los hilos son los que les pagan las campañas electorales (y las mordidas) a los políticos; los que manejan los “media”; los porteros de las puertas giratorias… ¡¿No nos hemos dado cuenta? Ah!»
Saludos.
Bromas a parte, en parte esto es cierto. Sin embargo, no puedo estar de acuerdo en su valoración. Entiendo por su manera de presentar el caso que desea dejarme claro que de nada serviría dialogar sobre ello. Y no lo haré.
Sin embargo, mi experiencia «de la vida» difiere grandemente de la suya y creo poder estar en condiciones de afirmar algo que, además de ser cierto, debería resultar evidente, como es que todos los políticos no son iguales. Añadamos a esto que pretender exonerarnos de nuestras culpas como ciudadanos a base de cargarles el muerto en exclusiva a nuestros representantes, entra en el mismo caso del que se tira un pedo y se enfada.
En cualquier caso, es usted dueño de sus opiniones, como es natural.
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De acuerdo en que no todos los políticos son iguales, los hay malos y los hay peores.
Y no, no hay lugar para el diálogo en esta cuestión, usted tiene su opinión y yo la mía y difícilmente podríamos convencernos.
Dicho esto, me llama la atención lo bien que funciona el señuelo este de que en las «democracias», los ciudadanos somos responsables de lo que pasa ¡Cómo si pudiéramos decidir algo!
De nuevo en mi opinión, no tenemos el menor poder de decisión sobre lo que se hace o se deja de hacer, ni el menor poder de decisión; no lo tenemos, nunca lo tuvimos y jamás lo tendremos. Me costó años darme cuenta de esto, en realidad solo cambian las formas.
Y con relación a las opiniones, ya sabe usted lo que dicen, las opiniones son como el culo, todos tenemos uno y a todos nos gusta el nuestro.
Saludos.
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Saludos.
«De acuerdo en que no todos los políticos son iguales, los hay malos y los hay peores.»
Un sofisma como otro cualquiera, aplicable a todos los gremios y profesiones.
«Y no, no hay lugar para el diálogo en esta cuestión, usted tiene su opinión y yo la mía y difícilmente podríamos convencernos.»
No pretendo convencerle de nada, tan solo constato que hay algún razonamiento peculiar en su discurso y se lo señalo, por si tiene a bien pensarlo. Por lo demás es usted un ciudadano con derechos en un país democrático.
«Dicho esto, me llama la atención lo bien que funciona el señuelo este de que en las “democracias”, los ciudadanos somos responsables de lo que pasa ¡Cómo si pudiéramos decidir algo!»
Bueno, entiendo que prefiera encastillarse en la comodidad del agravio. Siempre es más fácil que asumir la responsabilidad que a todos nos compete en cuanto que ciudadanos, algo que siempre resulta más molesto e incómodo que predicar que todo no es más que un engaño del que somos víctimas, a la salud de los malvados políticios.
«Y con relación a las opiniones, ya sabe usted lo que dicen, las opiniones son como el culo, todos tenemos uno y a todos nos gusta el nuestro»
Pues yo encuentro en cambio particularmente atractivo el de alguna chica que conozco, más que el mío. Todas las opiniones son opinables y la suya tampoco está libre de ello.
Estaba tentado de dejarle algún enlace relacionado con la construcción de la democracia, de su historia y de la historia de los ciudadanos que la hicieron posible en mi país y de otras zarandajas por el estilo, pero en todos estos años mi experiencia me dicta que en según qué casos, no vale la pena.
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Señor Doc Halliday:
Hace usted muy bien al no malgastar su profunda sapiencia y conocimientos en gentes que no estamos a su altura, ya lo dice la Biblia, eso de echar perlas a los cerdos.
Lo que ha de sufrir usted al estar rodeado de no creyentes imbéciles; por mi parte le pido perdón por ser uno de esos escépticos que no creen en lo que le dicen sino en lo que ven.
Otra vez me ha recordado usted una frase de Marx (Groucho) pero, como bien dice, no vale la pena.
Saludos
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«Hace usted muy bien al no malgastar su profunda sapiencia y conocimientos en gentes que no estamos a su altura, ya lo dice la Biblia, eso de echar perlas a los cerdos»
Saludos.
No soy yo mucho de biblias, la verdad, pero recuerdo ese pasaje. Es Mateo 7:6:
-No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen-.
Pero ya que ha tenido a bien demostrar que conoce la biblia, también recordará el pasaje anterior, el 5:
-¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.-
Queda algo pobre, intelectualmente hablando ya que lo menciona, eso de recurrir a imaginarios agravios personales cuando vienen mal dadas. Lamento que esté usted escocido, pero poco o nada puedo hacer para aliviarle, cuando esto es de su exclusiva cosecha.
«…por mi parte le pido perdón por ser uno de esos escépticos que no creen en lo que le dicen sino en lo que ven».
Solemos autodenominarnos escépticos, si. porque nos oponemos a la credulidad o aceptación ingenua de lo primero que percibimos o pensamos. Esto, «la duda metódica» cartesiana es el núcleo del escepticismo metodológico. Este escepticismo debe distinguirse del escepticismo sistemático o radical, que niega la posibilidad de todo conocimiento y que afirma que la investigación es vana y la verdad inaccesible.
Ambas variedades del escepticismo critican la ingenuidad y el dogmatismo, pero mientras el escepticismo metodológico nos insta a investigar, el sistemático bloquea la investigación y con ello, paradójicamente, conduce al mismo resultado que el dogmatismo, a saber, el inmovilismo.
Con esto tan solo pretendo hacerle partícipe de lo peculiar de su razonamiento al proclamarse escéptico y, al mismo tiempo hacer afirmaciones tan radicales y tajantes, presentadas de modo taxativo.
«Otra vez me ha recordado usted una frase de Marx (Groucho) pero, como bien dice, no vale la pena.»
Podría usted equivocarse también en esto. Soy un admirador de Groucho, compártala.
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Veo que domina usted la Biblia como no podía ser de otra manera, así que le obsequiaré con un versículo de esta magnífico libro de cuentos que quizás le recuerde a alguien:
Lucas 18:11.- El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: «Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos».
Como parece ser inevitable cuando dialogan entre sí creyentes y escépticos, siempre se llega a la etapa de los elogios y alabanzas personales. Como no soy muy de elogios y no tengo intención de deshacerme en alabanzas hacia su persona, sin duda merecidas, me parece lo más sensato no responder en adelante a sus comentarios en este u otro tema.
No obstante quiero comentarle mi extrañeza sobre que a estas alturas y con la que está cayendo y la que va a caer, alguien inteligente y culto, como sin duda usted lo es, demuestre tal amor y confianza en la clase política. Para mi, como Horacio humilde cerdo de la piara de Epicuro, sólo puede haber dos explicaciones a este amor en tiempos del co…vid:
Una es que mama usted de la teta pública, lo cual lo explicaría todo más que meridianamente; y otra, menos probable pero posible, que aún nadie le explicó que los Reyes Magos son los padres.
En cualquier caso, a quien Dios se la diere, San Pedro se la bendiga.
Ah, para que vea que le aprecio, le diré que la frase a que me refería es esta:
«¿A quién va usted a creer, a mi o a sus propios ojos?»
Saludos
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«Veo que domina usted la Biblia como no podía ser de otra manera»
No, quien domina la biblia a la perfección es el señor Google, que es quien me suele aconsejar en estas lides. De los versículos de Mateo, simplemente me acordaba.
Sin embargo, si que me interesa el libro, como tantos otros libros, por simple pasión bibliográfica y también por la hermenéutica de los textos. Se que sabrá disculparme si involucro en esto a Borges cuando le digo que todo hombre culto puede ser un gran teólogo sin necesidad alguna de fe. Nunca he sentido el impulso ni comprendido la fe. De un modo natural simplemente no la he tenido o necesitado..
Pero si que es cierto que mi educación con los Franciscanos me ha dejado algunas preguntas acerca de las razones y los porqués de los creyentes para encontrar consuelo en formas que nada tienen que ver con la naturaleza.
También puedo reconocer sin ningún sonrojo que he sido amigo personal de Manuel Monteiro de Castro, el cardenal que fuera Nuncio apostólico y a quien recuerdo como un excelente conversador, político y jurista. Y con quien he compartido, a su vez, nuestra mutua admiración por otro intelectual de gran talla, el que también fuera cardenal Carlo María Martini, a quien tuve el honor de conocer personalmente en una cena ofrecida por la universidad en San Marino.
«Lucas 18:11.- El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos”.»
Ha sorprendido mi buena fe con una agresividad innecesaria. Si desea insultarme, hay formas más inteligentes y elegantes de hacerlo. Acudiendo a algo tan prosaico tan solo pone en evidencia son sus carencias y lo único que insulta es mi inteligencia. Esperaba algo más, francamente. Por favor, no se deje cegar por su enfado, no le ayudará a distinguir lo que tiene valor de aquello que es simple vanidad.
«Como parece ser inevitable cuando dialogan entre sí creyentes y escépticos, siempre se llega a la etapa de los elogios y alabanzas personales. Como no soy muy de elogios y no tengo intención de deshacerme en alabanzas hacia su persona, sin duda merecidas, me parece lo más sensato no responder en adelante a sus comentarios en este u otro tema.»
Sosiéguese y medite sus respuestas, por favor. Las florituras verbales que utiliza como fuste de su razonamiento no sirven más que como decoración, pero no cambian en nada lo que ya le he señalado acerca de la peculiaridad de sus razonamientos. El fondo es lo que importa y es aquí donde la carencia es mayor:
Por otra parte, esta manera de hacer las cosas, observada desde su posición de búsqueda de un innecesario enfrentamiento (con alguien que no se considera su oponente) no le reporta ningún beneficio y deja, en cambio, el campo libre al que considera como su contrario, cuando yo jamás me he tenido por tal. Debo insistir en que el agravio no es la vía hacia ninguna parte… Pero es usted quien ha dictado este juego hasta ahora.
«No obstante quiero comentarle mi extrañeza sobre que a estas alturas y con la que está cayendo y la que va a caer, alguien inteligente y culto, como sin duda usted lo es, demuestre tal amor y confianza en la clase política.»
No amo a la clase política, esto es una suposición errónea fruto de su falta de un claro entendimiento de lo que es el escepticismo metodológico, mezclando a su sabor churras con merinas y decidiendo por su cuenta que soy y lo que pretendo.
Es cierto que conozco desde muy antiguo a gentes que tienen alguna relevancia dentro de la cosa pública y también es igualmente cierto que no nací ayer. Pero ambas cosas, precisamente por la ya larga experiencia, y por haber departido y discutido mucho con tirios y troyanos, me permite hablar con un conocimiento de causa del que usted, a la luz de sus expresiones, está claro que carece.
«Para mi, como Horacio humilde cerdo de la piara de Epicuro, sólo puede haber dos explicaciones a este amor en tiempos del co…vid: Una es que mama usted de la teta pública, lo cual lo explicaría todo más que meridianamente; y otra, menos probable pero posible, que aún nadie le explicó que los Reyes Magos son los padres.»
Debería meditarlo un poco más antes de escribir, francamente. Se que no es lo que parece, pero esta manera de redactar, para algún lector peor intencionado que yo, podría dar la falsa impresión de que sus palabras sean exclusivamente fruto de la envidia y de la mala intención que de ello se deriva.
Sin embargo, la verdad es la verdad. La diga Agamenón o su porquero. Y yo se que usted es alguien íntegro sin sombra alguna de maldad en su corazón. Y por esta razón le ofrezco la clave que le falta para poder entenderlo:
Usted no me conoce.
Y en esto radica todo.
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Algunas consideraciones/preguntas que me hago
¿A qué viene la biblia en esta discusión? Es un libro curioso, sí, pero totalmente inútil, así que no entiendo que relevancia puede tener en este tema, o en cualquier otro.
Vamos a ver los políticos son personas como cualquier otra, sometidas a las mismas limitaciones e influencias que cualquier otro ser humano. Y también participan de las incongruencias y limitaciones educativas de la sociedad en la que viven. De hecho, cada sociedad tiene los políticos de acorde con las limitaciones generales que la sociedad tiene en su conjunto.
En una sociedad en la que el porcentaje general de quienes piensan que una persona lista es la que aprovecha las circunstancias para beneficiarse a sí mismo, a su familia y a sus amigos, es bastante alto, no podemos esperar más que en la clase política abunde la corrupción, porque esta también abunda en la sociedad. No hay frase tan desagradable y que me cabree más que, cuando ante la critica a tales actuaciones, alguien responde con un “Y tú qué harías si estuvieras en su lugar”. Porque yo no actuaría como ese corrupto aunque pudiera. Para mi es más importante lo que pueda pensar yo de mí mismo que los beneficios que pueda obtener.
Y no, no hay políticos malos y peores. Hay políticos en toda la escala de bondad/maldad posible. Otra cosa que sí es subjetiva, es la escala de valores con la que los examinamos, escala que probablemente, quienes participamos en este debate, en muchos casos no compartamos. Puede ocurrir que lo que para mí puede ser nefasto, para otro pueda ser bueno, y viceversa, con lo que difícilmente llegaremos a una valoración coincidente de la actuación de dichos políticos. Además en sus decisiones, no lo olvidemos, pesan muchas presiones, y no, no me refiero exclusivamente a los grupos políticos con poder, sino también a la propia gente de la calle. Lo hemos podido ver durante la pandemia. Coincidían a la vez quienes opinaban que las medidas eran demasiado estrictas (y se oponían a ellas) con quienes las consideraban demasiado relajadas (y también se oponían a ellas). En ocasiones, decidas lo que decidas, siempre tendrás gente que considerará que lo haces mal. Es inevitable.
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«Vamos a ver los políticos son personas como cualquier otra, sometidas a las mismas limitaciones e influencias que cualquier otro ser humano. Y también participan de las incongruencias y limitaciones educativas de la sociedad en la que viven. De hecho, cada sociedad tiene los políticos de acorde con las limitaciones generales que la sociedad tiene en su conjunto.»
Aplausos.
Tan solo añadir que, si los ciudadanos se desligan absolutamente de lo que ocurra en el parlamento y se desentienden de la cosa pública, nuestros representantes pueden tener la tentación de creer que pueden aprovechar la ocasión y convertir al parlamento en una industria con un reparto de cuotas de poder que se traduzcan en ingresos y en clientelismo por parte de la industria y el capital para conseguir volumen de negocio.
Esto no es nuevo y ya lo hemos visto antes, en el parlamento nacional y en los regionales. En un país en el que del Rey abajo, toda la escala social tiene cuentas pendientes con hacienda, en el que, hasta la casa real tiene mucho que callar en materia de comisiones y paraísos fiscales, con unos cuantos próceres en el banquillo, los ciudadanos deberíamos extremar las precauciones y estar vigilantes acerca de lo que dicen y lo que hacen nuestros representantes electos.
Y, en lugar de dejarnos seducir por simples baratijas ideológicas, empezar a poner los pies, por ejemplo, en la realidad de la fragilidad de nuestros sistemas sanitarios y de apoyo social, y de que los problemas que hemos tenido, tenemos y tendremos, tienen un origen que se puede descubrir y solucionar, si cada cual asume su responsabilidad y todos abrimos los ojos.
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Por volver al tema materialista, no es necesario volver a niveles de consumo del siglo I para lograr una economía sostenible. Una economía sostenible es la que se basa en recursos renovables extraídos a un ritmo que permita su reposición. Eso existía justo antes de la revolución industrial, cuando se empezó a usar un recurso energético no renovable: el carbón. Es decir, que niveles de vida del año 1750 son posibles con dos mil millones de habitantes, como mínimo. Porque en todo este tiempo la tecnología ha avanzado, la mayor parte basada en recursos no renovables, sí, pero también ha habido progresos en tecnologías renovables, y no hablo sólo de placas fotovoltaicas, que también.
Por poner algunos ejemplos, ahora se sabe producir materiales con madera capaces de soportar un edificio de más de seis plantas y resistente a terremotos. Sabemos diseñar veleros mucho más veloces y seguros que los del siglo XVIII. Sabemos diseñar y producir vacunas. Sabemos hacer materiales plásticos sin petróleo. Sabemos crear organismos genéticamente modificados para acelerar su evolución. Entendemos la mayoría de enfermedades y sabemos combatirlas. Sabemos hacer bicicletas usando sólo hierro y caucho. Y aunque tengo mis dudas sobre que la electrónica sea sostenible, la electricidad se puede seguir usando con recursos renovables y con ella un sinfín de aplicaciones. La máquina de escribir mecánica. Las cadenas de montaje. Los compuestos químicos.
Lo que es también importante, tenemos la infraestructura ferroviaria, carreteras, la de distribución de electricidad, de canalizado de aguas potables y residuales, que sin un mantenimiento se puede perder, pero el coste de mantener es mucho más pequeño que el de construir.
Todo este conocimiento y más no tiene por qué perderse.
En cuanto al crecimiento demográfico, existe una relación inversa entre la velocidad de expansión y la seguridad de tener las necesidades básicas cubiertas (a las pruebas me remito, ver el crecimiento demográfico de la población española autóctona, es decir, la que está cubierta por el sistema). A las plantas les pasa lo mismo. A los árboles que no dan fruto, se les da una paliza con un palo para estresarlo y de esa forma empiezan a fructificar. Estará programado para tratar de reproducirse más rápido si hay riesgo de que la planta muera pronto. Los seres humanos tenemos, además de la programación genética (ya sabemos que la adrenalina estimula la líbido), la adaptación cultural, que evoluciona mucho más rápido que la simple evolución darwiniana. De ahí el movimiento feminista, posibilitado por tener las necesidades básicas cubiertas, que contribuye a la reducción de la natalidad con ideología (cultura) en vez de programación genética.
¿Será todo eso suficiente para evitar un colapso? Probablemente no, pero da un poco de esperanza en que el derrumbe no sea total.
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Abraham, estoy de acuerdo contigo: es posible que el ecosistema global pueda sostener de manera prolongada a 2000 millones de seres humanos viviendo como en la Europa de 1750 (la mayoría de la población europea entonces vivía en el umbral del hambre y sus únicas pertenencias eran la ropa que llevaban puesta, algún azadón y una casa que hoy día sería considerada una infravivienda). ¿Cómo crees que podemos volver a eso? El mero hecho de mantener estable la población en Europa (que no el consumo), provoca un estancamiento económico que estamos medio sosteniendo en base a multiplicar la deuda pública. Y este estancamiento demográfico sólo sucede cuando se ha llegado a un nivel de desarrollo muy alto, en la mayor parte del mundo les falta medio siglo o un siglo para llegar a ese nivel, antes ni se van a plantear moderar su desorbitado crecimiento demográfico. No lo veo.
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Alberto, yo tampoco lo veía posible hace tiempo, pero viendo unos análisis sobre la velocidad de desarrollo en los países «en desarrollo», lo entendí. El país que inventa algo necesita mucho tiempo para desarrollar la nueva tecnología o los nuevos descubrimientos científicos, pero una vez madura la tecnología y afianzado el conocimiento, (y las patentes liberadas), es cuestión de unos pocos años que este se comparta con el resto del mundo. Algunos países se mantienen punteros, y continúan desarrollando tecnología, pero cada vez la distancia entre los desarrollados y los en desarrollo es menor. Si quieres puedo buscarte cifras.
Con esto pasa un poco como con la meteorología, que cuando lleva cuatro días lloviendo nos pensamos que este año está siendo muy lluvioso y no nos acordamos de que el año anterior fue peor. Ves un vídeo grabado en la India en una calle cualquiera y les ves con unos coches ruinosos y unos ciclomotores que aquí no se usan desde los 90 y piensas que qué pobres que son, pero nosotros necesitamos casi cien años para pasar del tren al ciclomotor cutre y ellos han hecho el cambio en unos cincuenta años. Es decir, llegan tarde pero avanzan más deprisa. ¿Cuánto han tardado en obtener redes móviles y smartphones, por ejemplo?
En Marruecos aprovechan los autocares que en España no permitimos que sigan circulando, por «seguridad». Pero son vehículos mejores que los que tenían antes, y ellos mejoran sus flotas por una fracción de lo que nos costó a nosotros.
La transferencia de tecnología y de conocimiento es cada vez más rápida, sobre todo desde que los chinos se ríen de las patentes occidentales. Y aunque cueste creerlo, la mayor parte del mundo está ya inserta en el régimen demográfico moderno. Mira estás gráficas:
https://brilliantmaps.com/fertility-rates/
De hecho, si no fuera porque estamos entrando en la crisis energética, las proyecciones de crecimiento total de la población mundial eran de entre diez y once mil millones, que es el límite de crecimiento con los recursos actualmente disponibles, pero claro, buena parte de esos recursos son no renovables.
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Abraham, ¿de dónde sacas que el límite de crecimiento del planeta está en una población de diez u once mil millones de humanos? Ese límite se sobrepasó hace varias décadas y muchos miles de millones de habitantes menos. Y no es sólo la población, sino que, en todos los países del mundo, cada ser humano año tras año cada vez produce más, consume más, contamina más, viaja más… aunque la población del mundo fuera estable, todas las actividades humanas seguirían aumentando y dañando más el medio ambiente.
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Creo que tienes razón, yo todo lo que he leído acerca del tema desde hace tiempo, a nivel divulgativo por supuesto, me dice que la población máxima que soportaría este planeta estaría en torno a los dos mil, dos mil quinientos millones de habitantes (límite que se superó antes de que yo naciera en los cincuenta del siglo XX).
Por supuesto que esto variaría en función del tipo de vida al que aspiren estos habitantes, el «modo bosquimano» o el modo «american way of life», que varían bastante. Es por lo que estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, Alberto: ¿Alguien se apunta voluntariamente al «modo bosquimano»?
Me gusta especialmente, por lo bien que describe el problema, la «Metáfora del Cuarto de Baño» de Asimov.
El origen de todos los problemas medioambientales de la Tierra, todos, es la superpoblación; luego la solución sería… Lo dejo a vuestra imaginación.
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Todos esos cálculos son un poco ficticios puesto que se basan en el actual sistema económico en donde todo debe ser nuevo y rápidamente pasa a ser obsoleto. Se puede mantener un alto nivel de vida, y por supuesto sin necesidad de vivir como los bosquimanos, simplemente aplicando la tecnología ya existente o la que está a punto de salir en los próximos años, que no décadas.
Pero para eso hay que cambiar el chip mental de los humanos. Por ejemplo la alimentación. Además de derrochador es insano para la salud humana el comer carne (de baja calidad por cierto) todos los días de la semana o hincharse a hamburguesas como los yanquis. Una dieta equilibrada, sustituyendo los excesos por recursos vegetales, sobre todo los de origen más básico en la cadena trófica como son las algas marinas (que además no consumen la cada vez más escasa agua dulce) haría disminuir nuestra huella casi a niveles de bosquimanos sin pasar hambre y como digo, mejorando la salud de la población en general. Y no me estoy refiriendo al vegetarianismo, ni mucho menos al veganismo ya que hay que comer también carne y pescado, pero en su justa medida, animales que con las nuevas tecnologías génicas rinden cada vez más en menos tiempo y con mejores ratios de kg de carne por kg de comida.
Otro ejemplo es el transporte. Debemos abandonar esa idea del ya caduco siglo pasado de que todo el mundo tenga un coche aparcado 20 horas al día en la puerta de su casa y trabajo para enviar recursos fósiles a la atmósfera simplemente por comprar el pan. Un diseño racional y científico de los transportes públicos, que podrían moverse 100% con electricidad de origen renovable es factible ya mismo y sería uno de los mayores avances en salud pública mundial, puesto que salvaría la vida a millones de personas que ahora mueren por la contaminación atmosférica. Eso sin contar los miles de millones de toneladas de materias primas que no tendríamos que usar para producir decenas de millones de coches nuevos cada año. Y si a eso le sumamos que podríamos reciclar los coches ya existentes (empezando por los viejos hasta llegar a los más recientes) para fabricar los nuevos autobuses o trenes lo mismo llegamos a la conclusión que aún así nos siguen sobrando infinidad de metal y otros componentes que podríamos darle otros usos y quizás hasta cerrar las minas. Si dedicamos la décima parte del esfuerzo que hemos dedicado a inventar chips de ordenador cada vez más pequeños o motores de coches cada vez más potentes a diseñar tecnologías de reciclaje lo mismo vemos que tenemos materiales ya en los vertederos para los próximos mil años de civilización.
Y así en todas las facetas. Otra cosa es que para eso debemos abandonar viejas y peligrosas (para nosotros y para el resto del planeta) costumbres y cambiarlas de manera racional a soluciones que primen el bien común. Y no como ahora que el dogma es que cada cual consuma al máximo para mantener engrasada la economía.
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Por supuesto que es posible y necesario tomar muchas medidas para arruinar menos la tierra, pero al fin siempre serán paliativos, parches, que no atacan el problema base.
El problema base es que por mucha tecnología que utilicemos y por mucha comida racional que tomemos, transporte público y todo lo demás, al cabo, y perdonadme el comentario chusco, todos tenemos que ir al retrete… y siete mil setecientos millones de personas, y aumentando sin parar, yendo al retrete a diario, no hay ecosistema que lo soporte. Y en treinta años serán nueve mil setecientos millones y al final del siglo serán once mil millones y en un siglo más ¿Cuantos serán? Esto no hay tecnología que lo soluciones (salvo los viajes espaciales a lo Star Trek) ¿De verdad nadie (con poder) se plantea que en algún momento hay que parar este autentico suicidio?
En resumen, sí, de acuerdo en que se pueden aplicar muchísimas soluciones racionales y abordar un cambio radical de mentalidad y del paradigma económico (a ver quien le pone el cascabel al gato), muchísimo se puede mejorar a todos los niveles, pero si no disminuye la población mundial (o se descubre la manera de emigrar masivamente a otros planetas, lo que suceda primero), todas esas medidas sólo servirán para retrasar lo inevitable.
Y lo peor tal como yo lo veo, es que si la humanidad no toma las medidas necesarias (medidas draconianas, durísimas, terribles sin duda), ya las tomará la madre naturaleza a su despiadado estilo y pobre de aquellos a quienes les toque.
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Todo eso que dices, ateo, se podría implantar en Dinamarca, pero pasará mucho tiempo antes de que se pueda implantar en África, donde la población y el consumo no paran de aumentar. «Y no como ahora que el dogma es que cada cual consuma al máximo para mantener engrasada la economía.», pues justamente ahora estamos comprobando qué pasa cuando la gente deja de consumir al máximo: con la actual epidemia y los confinamientos la gente no puede consumir como antes y no puede viajar, con lo que las economías se desploman, los parados se multiplican, y todo se sostiene en base a deuda masiva y creciente. Esto, por supuesto, no se puede sostener mucho tiempo más. En el momento en que los bancos entiendan que la economía ya no va a crecer más, dejarán de prestar dinero a las empresas porque saben que es poco probable que lo recuperen, y el desplome será total y absoluto, es mucho más fácil de lo que parece. Entonces, se acabará el problema para el planeta.
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Suscribo lo que dice Jacinto a pies juntillas. No obstante, revisando el mapa aportado por Abraham y la tendencia global de las informaciones sobre superpoblación, me he dado cuenta de que últimamente, la superpoblación ha dejado de ser un problema para muchos. Ahora la tónica imperante es considerarla un mito. El otro dia lei un artículo de un reputado demógrafo escandinavo (no recuerdo el nombre) en el que afirmaba que el problema que tendremos en décadas venideras será el del invierno demográfico. Venía a decir algo así como que la población mundial llegará a un pico y a partir de éste empezará a descender casi mágicamente.
Me parece que se ha polarizado mucho el tema. Para mi continúa siendo un problema. EL problema.
Saludos.
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Totalmente de acuerdo, Alberto; el problema no es únicamente el crecimiento explosivo de la población sino que además es asimétrico, según la ONU para 2050 seremos (el que viva) 9.500 millones en el planeta pero mientras en los países más desarrollados la población envejece, resulta que para esa fecha África subsahariana habrá doblado su población actual «con un crecimiento del 99%» dice; India (donde ahora hay un «baby boom» aunque parezca increíble), superará a China en población en 2027… A ver que soluciones tecnológicas o cambios de paradigma pueden ser aplicados en este disparate.
Christine Lagarde coincide con lo que dices, el otro día la escuché avisar de las terribles consecuencias de la caída del consumo como causante de la debacle económica… es que estamos obligados a consumir o morir (económicamente hablando).
Totalmente de acuerdo también en que esto no se puede sostener mucho tiempo más… pero la alternativa yo no la conozco y si la hay, va a ser dolorosísima. En mi opinión vamos al desastre medioambiental y económico sin frenos y cuesta abajo.
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Jacinto, vamos al colapso de la civilización occidental, ahora global, igual que colapsaron todas las anteriores civilizaciones, normalmente de manera más o menos brusca (en décadas, a lo sumo) y muy dolorosa, con enormes reducciones de la población por falta de alimentos. La única diferencia es que ahora la civilización se ha extendido a todo el planeta y ha llegado más lejos que ninguna otra. Pero será una burbuja que se hincha y explota y desaparece en décimas de segundo, en términos históricos en la evolución del ser humano. Posiblemente esto es lo que le haya pasado a todas las civilizaciones inteligentes que ha debido haber en el universo, y por eso no contactamos con ellas.
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Tienes razón al decir que ahora no se habla de EL problema, yo no entiendo lo que pasa: En los años cincuenta, sesenta y setenta se hablaba y mucho de la explosión demográfica, hablaban de ella científicos, escritores y filósofos; se escribían libros como «Todos sobre Zanzibar» o «Bilenio»; se hacían películas populares, como por ejemplo «Cuando el futuro nos alcance» (Soylent Green) que se basaba en «Hagan sitio, hagan sitio» (el título lo dice todo)…
Incluso Star Trek recuerdo que tenía un capítulo sobre un planeta superpoblado al extremo mientras que ahora, precisamente ahora que el futuro nos muerde los talones de verdad, yo no veo leo ni escucho nada parecido, antes al contrario, aún hay políticos animando a la gente a tener más hijos… de locos.
Este meter la cabeza en un agujero como las avestruces, es que no lo entiendo, la verdad.
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Claro que es así, la «civilización occidental» no es sino otra más, cayó el Imperio Romano y tantos otros, pero es que la «civilización romana» por ejemplo llegó a un máximo de 60 millones de habitantes repartidos desde África a Alemania y cuya tecnología tan solo talaba árboles, producía desechos biológicos asumibles por el sistema y poco más. Quiero decir que al planeta poco le afectó que cayeran un imperio o diez: La población y la tecnología no cambiaban.
Y ése es el problema, que la población permanece tras la desaparición de los sistemas socio-económicos.
Estoy más que convencido de que este sistema llamado «civilización occidental» no puede durar mucho más, pero porque se derrumbe este sistema socio-económico la población va seguir siendo insostenible para el planeta; suceda lo que suceda EL problema de superpoblación y sus consecuencias: el envenenamiento de la Tierra y la falta de recursos básicos, seguirán presentes.
EL problema permanecerá. La explosión demográfica, al contrario de la creencia común, no empezó en los años cuarenta tras la II GM sino que empezó al menos con el siglo XX y se mantuvo en expansión a pesar de las tremendas carnicerías causadas por las dos guerras mundiales y la gripe española; estas masacres no la afectaron significativamente (en 1900 había unos 1.700 millones de habitantes, en 1930 ya se llegó a más de 2.000 millones, en 1960 se alcanzaron los 3.000 millones). Quiero decir que la maldición de la humanidad, esa de «creced y multiplicaos como las arenas del mar y las estrellas del cielo» es extremadamente persistente y aguanta guerras y calamidades con facilidad; supongo que la inercia de la biomasa es inmensa.
Resumiendo: Caerá este sistema, claro que sí, pero EL problema de la superpoblación permanecerá (salvo guerra nuclear, caída de meteorito gigante o algo así)… y hasta que la naturaleza no lo «solucione» a su despiadada manera, permanecerá. De lo que venga a continuación no tengo ni idea.
Con relación a las civilizaciones extraterrestres, permíteme que sea más optimista que tú y espere que las babosas super-inteligentes que pueblan el segundo planeta de Alfa del Centauro tengan más sentido común que los seres humanos ;-D
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Ahí discrepo, Jacinto, la superpoblación depende del sistema económico actual, que produce grandes cantidades de alimentos para alimentar a tanta gente. La agricultura y ganadería modernas se basan en abonos químicos, tractores y cosechadoras que funcionan con gasoleo, piensos compuestos, mecanización, traslado de la producción a decenas de miles de kilómetros. En el momento que todo eso desaparecezca, la producción de alimentos caerá drasticamente y la población que vive en ciudades y no tiene huerto morirá de hambre, con lo que en una generación desaparecerá la mayor parte de la población mundial.
Se estima que con la caida del Imperio Romano desapareció en pocas décadas dos tercios de la población del Imperio, no recuperándose hasta muchos siglos después. Buena parte de los ciudadanos romanos vivían en ciudades en actividades no agrícolas y al caer el sistema tuvieron que irse al campo y de ahí surgió el sistema feudal. Pero el campo feudal ya no daba ni una sombra del rendimiento que daba antes, con las técnicas agrícolas romanas.
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De las muchas afirmaciones que se han hecho en este debate, coincido con algunas. Otras en cambio son erróneas, y algunas simples falacias.
Si coincido en la necesidad de reducir la población (Y si es preciso de forma impositiva). Pero no, no creo que sea posible la supervivencia manteniendo un modelo de crecimiento demográfico. Incluso modelos de sociedades con funcionamientos más primitivos tendrían problemas para sobrevivir. Un ejemplo, supongamos que sustituimos nuestras fuentes energéticas para actividades básicas (cocinar y calentarnos) por combustible leñoso (fuegos de leña). Aunque en principio es un combustible renovable, en realidad las necesidades derivadas del volumen de la población son imposibles de cubrir. El tiempo necesario para la recuperación del combustible utilizado es demasiado largo en comparación con las necesidades de consumo, y la energía aportada por unidad de masa de dicho combustible demasiado escasa. Por otra parte, aunque reduzcamos, incluso considerablemente, la generación de deshechos, de basura, por persona, el exceso de personas existente seguirán generando un volumen inaceptable de desperdicios. Hasta la segunda mitad del siglo XX, el mar Mediterráneo fue un mar plenamente vivo e incontaminado. Existían, es verdad, puntos negros de contaminación cerca de las ciudades situadas en sus orillas, pero eran puntos muy localizados y marginales en relación al conjunto de la cuenca (Y eso que no existían depuradoras ni mecanismos de control contra la contaminación, pero el volumen de población existe en su cuenca (Origen y causante de los residuos y la contaminación) era francamente reducida en comparación con la actual. Hoy vemos con preocupación la situación de ese mar, pese a la instalación de depuradoras y medidas de control sobre las fuentes de contaminación. Si las fuentes de contaminación son muchísimas, aunque individualmente sean pequeñas, causaran más daño que, siendo individualmente más grandes, son mucho menores en número.
Lo mismo ocurre en lo que a consumo de recursos se refiere. Si la tasa individual de consumo de recursos es alta, pero el número de consumidores es relativamente pequeño, los efectos sobre la cantidad de recursos disponibles son menores.
Por supuesto, no es suficiente reducir la población, porque no es posible mantener el modelo productivo actual en una sociedad en decrecimiento poblacional, y porque no tiene lógica llevar a cabo esta reducción poblacional y mantener criterios productivos anárquicos y derrochadores. La mayor parte de la producción actual de bienes, en realidad, produce bienes totalmente innecesarios, con lo que malgastamos una infinidad de recursos en un modelo social productivista y consumista muy estúpido.
¿Qué cambios deberían imponerse para un modelo social y productivo con posibilidades de superar el cuello de botella de la supervivencia en el momento actual? En primer lugar la reducción de la población. Bastaría con que cada persona solo pudiera tener un hijo para que en unas cuantas generaciones pudiéramos tener un volumen adecuado (Si ya sé que saltará el negacionista de turno diciendo que a los chinos no les funcionó. El problema es que no se hizo con los controles correctos, especialmente en las zonas rurales. En todo caso lo pertinente es aprender de los errores cometidos y no descartar la metodología por que esta se aplicara mal). En segundo lugar, hay que producir en función de las prioridades de necesidad, descartando aquello que sea menos necesario. Eso no significa que no podamos producir bienes de consumo no prioritarios. Los podremos producir en función de la reducción de población, a mayor reducción de población mayor número de bienes secundarios, porque la incidencia del consumo de recursos en su producción será menor. Todo ello deberá venir acompañado de un reparto correcto de la riqueza. Y no, no implica que todo el mundo deba recibir la misma remuneración. Es posible establecer una escala de remuneraciones en la que, en función de responsabilidad y/o aportación a la sociedad, se perciba tal remuneración, desde un ingreso mínimo que perciba todo el mundo, hasta uno máximo, múltiplo del primero. En tercer lugar, en la producción de bienes hay que olvidarse totalmente de la obsolescencia programada, y fabricar para durar y reparar (Es decir, diseñar para facilitar la reparación de los bienes que sufran deterioros), y cuando se decida su sustitución, recuperar todos los materiales que sea posible. Eso no solo reduce la necesidad de recursos, sino que alarga su utilización hasta límites máximos.
Ya oigo rechinar los dientes y las protestas en nombre de la libertad individual y la caída de la innovación y avances tecnológicos. Vamos a ver, los avances tecnológicos se seguirían dando, eso sí, a un ritmo menor, más lento, pero más eficaz. La situación de bienes a retirar para ser sustituidos por otros nuevos, más avanzados, se produciría cuando efectivamente se dé la posibilidad de que tal sustitución aportara una ventaja real (En eficacia, en reducción de consumos), no porque la apariencia del nuevo sea simplemente más atractiva, porque aporte cuatro chorradas nuevas, o porque simplemente la publicidad nos hace creer que es maravilloso. En cuanto a la libertad de consumo, de producción o de enriquecerse libremente, su defensa no es más que una pura falacia. La libertad absoluta no existe. De hecho los defensores de las libertades antes citadas, son los primeros en exigir una sociedad de “orden”. ¿A qué no mola que tu vecino pueda entrar en tu casa y llevarse el último televisor que te has comprado porque le gusta y no tiene dinero suficiente para comprarse uno? Y es que las libertades, como todo en este mundo, tiene sus límites (Repasad las leyes y normativas y veréis que en cualquier sociedad civilizada hay infinidad de limitaciones a la libertad. No digo ya con la pandemia y los confinamientos más o menos estrictos). Estamos ante una situación límite. Entre una opción que implica limitar ciertas libertades (En realidad solo a una parte de la sociedad, porque, aunque algunas de esas libertades sean teóricamente genéricas, solo puedes ejercerlas si tienes dinero. Si no lo tiene, te jodes y ves la vida pasar desde la ventana) y, a cambio, conseguir la supervivencia de la humanidad, o mantener esas supuestas libertades y autodestruirnos, no hay color. La primera y más importante de las libertades es poder seguir vivo.
Todo eso, por supuesto, lleva implícito que todo planteamiento ideológico (como la religión) que plantee una oposición frontal a la aplicación de tales medidas deberá ser declarado ilegal. Es muy simple, o se opta por la supervivencia, o se opta por la autodestrucción. Aquí
no valen medias tintas. Estamos en una situación límite, y las medidas a tomar tienen que ser extremas por necesidad.
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Eduardo: si se hiciera lo que dices, un decrecimiento notable de la población y del consumo, la mayor parte de la población activa quedaría en paro y sin recursos económicos, porque todos vivimos de producir los bienes y servicios que todos consumimos, la mayor parte de esos bienes y servicios no son esenciales.
Lo del reparto de la riqueza no cuela, porque los ricos obtienen su riqueza en ese nivel alto de consumo y trabajo de las clases medias, con lo que si desaparece este consumo y este trabajo los ricos perderían de golpe su riqueza y no habría nada que repartir.
El capitalismo se basa en el crecimiento continuo, ya que las empresas se financian mediante los préstamos y líneas de crédito de los bancos, si los bancos no creen que las empresas van a seguir creciendo siempre, no les prestarán el dinero pues saben que no lo recuperarán. Si no hay préstamos, las empresas no pueden funcionar y el colapso será total.
Si el decrecimiento económico actual, del orden del 10-15 % (insuficiente a todas luces para salvar el planeta) continua durante muchos años, será imposible recuperarlo. Ya están desapareciendo sectores enteros de la economía como el turismo. Ahora se mantiene el sistema a duras penas en base a emitir masivamente deuda pública, y esto tiene un límite.
No hay solución posible, por más vueltas que le des.
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Sinceramente, no lo creo. Si miramos la cantidad de sistemas socio-económicos que ha habido y hay en estos últimos cien años y la superpoblación correspondiente, se puede comprobar que en todos y cada uno, la tendencia a la superpoblación persiste (son dignos de verse los fracasos del control de población que se dieron tanto en la China Comunista como en la India de Indira Gandhi, ni por esas).
En África y otros lugares donde no hay literalmente comida ni agua para todos, la plaga de la superpoblación es mucho mayor que en otros sitios donde sobra la comida: No recuerdo bien pero siendo la tasa media de SEIS hijos por mujer africana, en algunos países de la zona llega a los ocho hijos por mujer… ¡Y sufren la hambruna! Por contra, en Europa donde sobra «de tó», la fertilidad disminuye y población envejece.
No, estos datos me llevan a concluir que la capacidad de generar alimentos (y servicios básicos) no está relacionada con la capacidad de procrear porque, si así fuera, las europeas tendrían diez hijos y las africanas casi ninguno.
Por otra parte, en el momento que todo esto desaparezca no creo que la población de las grandes urbes se deje morir tan fácilmente; la próxima gran guerra será por el agua potable, unos países atacarán a otros y unas personas a otras con tal de sobrevivir. El instinto de supervivencia junto a una extraordinaria capacidad de adaptación caracterizan a la especie humana.
Sí, puede que a la larga suceda como dices y las hambrunas y epidemias diezmen a la población, eso lo creo muy probable, pero el daño al planeta ya está hecho y los que hereden lo que quede de la Tierra ¡Pobre de ellos!
Con respecto a la era medieval surgida tras la caída del Imperio Romano, de acuerdo, la población disminuyó… y aumentó de tal forma que ¿Qué fue lo que permitió el Renacimiento?… La Peste Negra, la terrible mortandad causada por la Peste Negra. Creo que eso sugiere algo.
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Eduardo, coincido con mucho de lo que dices, pero el problema, según lo veo yo, es que ya hemos sobrepasado con mucho el punto de no retorno (el «fail safe» del libro), de forma que aunque empezáramos ahora a imponer por ley un máximo de un hijo por mujer… ¡Y a ver qué gobierno tiene los coj…es de intentar algo así, a ver quien le pone el cascabel al gato! Yo creo que el daño ya está hecho, seguirá siendo así por simple inercia de la biomasa y creo que estamos en un estadio irreversible de la catástrofe.
Y, por si fuera poco, las cuatro religiones más importantes por número de creyentes, con el inmenso poder fáctico e influencia que tienen -cuya importancia sería de locos ignorar- en lugar de predicar el control de natalidad, al contrario, se la pasan predicando en contra de cualquier tipo de control de natalidad, de los anticonceptivos, del aborto y de la homosexualidad (que es, colateralmente, un efectivo método anticonceptivo, creo), en plan siglo XIV, vamos. ¡Magníficos suicidas!
Yo no veo solución «aceptable o civilizada» a todo esto, la verdad. Quizás mi visión sea muy pesimista y ojalá me equivoque, pero eso es lo que me parece.
Aunque soy de mentalidad ferozmente individualista, un tanto anarquista y defensor de la libertad individual a ultranza, coincido plenamente contigo en que ante semejantes problemas de supervivencia, la libertad individual, por más que me duela y sangre (metafóricamente) por ella, ha de quedar en segundo plano (hasta los griegos tenía su «tiranía electiva» para los tiempos más duros)… lo que no sé es si ya servirá de algo.
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Dejaos de majaderías, el sistema económico actual está basado en fundamentos irreales e irrazonables, entre ellos el hecho de haber convertido el dinero (o su representación digital) en un bien en sí mismo, cuando solo debería ser un medio de intercambio. Hace ya bastantes años que el monto financiero (riqueza ficticia que solo existe en las bases de datos de los ordenadores) era 50 veces superior a la riqueza real de bienes y servicios. Hace ya mucho tiempo que no existe control de la oferta monetaria, puesto que el sector financiero es libre de aumentarla a voluntad (Mucho tiempo atrás, los estados controlaban la oferta monetaria aumentando o retirando moneda en circulación. Hoy el dinero de plástico ha hecho inservible este método). Lo que la gente necesita es el acceso a los bienes y servicios que requiere para su vida cotidiana. No olvidemos que las sucesivas crisis económicas son crisis de sobreproducción. Tenemos la capacidad de producir (Si no fuera porque eso nos lleva al agotamiento de recursos y contaminación extrema, la solución para el sistema a esta crisis serían las recetas habituales, aunque estas sean una mierda al servicio de los de siempre). Lo de que el modelo capitalista es el único modelo posible es una gilipollez. El problema está en que la economía real (la capacidad productiva) está en manos de la minoría que no quiere apearse de su posición de privilegio, y las decisiones que toma están condicionadas por sus intereses propios, no las necesidades de la sociedad en su conjunto.
Vuelvo a poner un enlace que ya puse en otra entrada (“Y si no podemos crear empleo” http://www.ctxt.es/es/20200601/Firmas/32616/crisis-ecologica-covid-recursos-consumo-automovil-recetas-keynesianas-Margarita-Mediavilla.htm )
El verdadero problema es que mucha gente asume que ciertos paradigmas que conforman el modelo social y económico son intocables, y evidentemente, si no los cambiamos, estamos jodidos. Pero eso no significa que no haya soluciones, lo que significa es que somos, en conjunto, lo suficientemente estúpidos para no aplicarlas. Si todo se va a la mierda (Lo cual es muy posible y probable), no será porque no podamos evitarlo, será porque somos tan tontos que no somos capaces de aplicar las soluciones posibles, que es muy diferente. Así que, jode mucho ver cómo nos vamos a la mierda por culpa de los catetos subnormales de turno.
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«El verdadero problema es que mucha gente asume que ciertos paradigmas que conforman el modelo social y económico son intocables»
Eso mismo pensaban los romanos del siglo IV EC o los señores y siervos de la gleba del Medievo. Todo parece intocable hasta que se desmorona.
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A ver, Eduardo, tienes toda la razón cuando dices que «el sistema económico actual está basado en fundamentos irreales e irrazonables», y en casi todo lo demás.
Y es verdad también que el sistema capitalista no es el único posible, pero, tras el fracaso indiscutible de su alternativa más conocida, el comunismo, eso es lo que hay.
Por supuesto que las cosas se podrían hacer mil veces mejor, claro que sí; y sí, la gente no debería asumir ciertos paradigmas a todos los niveles como dogmas intocables (valga la redundancia).
¡Y tanto que jode mucho que nos vayamos a la mierda a paso ligero por tantísimos subnormales! … Sí, la humanidad podría tener un mínimo de sentido común elemental ¡Claro que sí!
Cuanto dices es cierto, pero…
PERO las cosas son como son y los humanos somos como somos y no creo que haya fuerza humana posible que nos haga cambiar de la mañana a la noche.
Ése es el problema, en realidad pensamos igual excepto en que yo no creo que haya una solución posible en el poco tiempo que nos queda. Ojalá me equivoque.
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Puntualizaciones
No estoy diciendo que salir de este atolladero sea fácil, ni mucho menos. Muy al contrario, creo que es muy difícil, pero por nuestra pura estupidez, no porque no haya forma de evitarlo.
Las probabilidades de éxito variaran en la medida en que sucedan los acontecimientos, y existe un alto grado de incertidumbre en cuanto a estos (Una cosa es la senda que seguimos, que es evidente, y otra es la sucesión de acontecimientos concretos. Por ejemplo, era previsible el hecho de sufrir una pandemia, pero imprevisible cuando, su intensidad, posibles soluciones a la misma y consecuencias de ella. De la misma forma, si se produjera otra cuya mortalidad fuera mayor, y dependiendo de cómo se desarrollara, podría ser el inicio del derrumbe total de la sociedad, o una segunda oportunidad. La peste negra del siglo XIV se tradujo en un cambio radical de la sociedad y en su resurgimiento. Por supuesto a un muy, muy alto coste).
Me llama especialmente la atención tu frase “Y es verdad también que el sistema capitalista no es el único posible, pero, tras el fracaso indiscutible de su alternativa más conocida, el comunismo, eso es lo que hay”. Es lo que oigo siempre en boca de quienes pretenden justificar la inevitabilidad del capitalismo (Incluso cuando reconocen que este solo puede llevarnos al suicidio).
Vamos a ver, este planteamiento solo puede venir de dos situaciones previas: el deseo intencionado de manipular la realidad (Y voy a descartarlo porque en tal caso no tendría objeto seguir la discusión), o el desconocimiento de muchos hechos ideológicos, políticos e históricos. Hay cuatro Internacionales, desde la primera, fundamentalmente obrera y en la que encajan mejor los anarquistas, hasta la cuarta, de carácter trotskista. Coinciden en rechazar el capitalismo (al menos de palabra, en el caso de la segunda), pero después existen grandes diferencias entre ellas (por ejemplo, en la Rusia estalinista (tercera internacional) el trotskismo estaba totalmente perseguido (Y tampoco existe homogeneidad en el seno de cada internacional). Así que la primera cuestión errónea es que hablar de “comunismo” en forma generalizada es una tontería. Tanto es así que lo que hace Stalin es una relectura del marxismo y pretende la instalación del socialismo en un solo país, algo que ya Marx y Engels habían negado como posible, entendiendo que el socialismo solo puede aplicarse a nivel mundial. Y tiene su lógica. Estas en minoría frente al resto del mundo, quienes tiene el control de la riqueza (en ese mundo capitalista que te rodea) no van a ceder sus privilegios, y harán todo cuanto consideren conveniente (Honesto o deshonesto, legal o ilegal) para mantener su estatus. Así que juegas en campo contrario y con las cartas marcadas.
Por supuesto, el estalinismo cometió otros muchos errores además de no entender los principios del marxismo, y sin esos otros errores, es posible que aún existiera la URRS. Consideremos otro caso, el de Cuba. Tiene una economía hecha polvo, es una realidad. Pero lo asombroso es que pese al permanente bloqueo Norteamericano que le impide el acceso a su mercado natural, no solo han sobrevivido sino que se han podido dotar de un sistema sanitario envidiable por muchos. No solo eso, sino que han podido desarrollar fármacos punteros en enfermedades como el cáncer. Así pues, algo (aunque sea poco) habrán hecho bien.
Lo que pretendo hacer entender es que análisis simplistas como el que has expuesto no nos dicen nada en relación a un modelo socialista de la economía, simplemente porque las opciones posibles, dentro de ese modelo, están todas por explorar. Y recordar que el modelo capitalista, tan supuestamente excelente, tiene su historia plagada de crisis, injusticias y errores (Eso sin contar que ahora nos lleva de cabeza a la autodestrucción).
Es más, puede que ahora, que necesitamos soluciones globales, que las soluciones parciales de cada estado no sirven absolutamente para nada, sea el momento de las alternativas socialistas. Que seamos capaces de implementarlas, es otra historia. El problema es que hay mucho cazurro en el mundo.
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Sin ningún ánimo de entrar en discusiones sobre las bondades o maldades del comunismo, me gustaría hacer unas precisiones.
Por supuesto que «comunismo» es un término demasiado amplio y por tanto impreciso, es como hablar de «cristianismo» con tantos como hay… Pero fuera el tipo de comunismo que fuera el que predominó en Europa durante casi un siglo, es evidente que ni a nivel económico ni a nivel del respeto al medio ambiente ni al control de la población, funcionó; los resultados creo que están a la vista, las tremendas diferencias sociales y económicas entre la Europa de más allá y la de más acá del muro de Berlín.
El comunismo «raro» de China parece que sí funciona, pero al estilo del capitalismo, es decir, basándose en una producción alocada para dar abasto a un consumo alocado… Y con respecto al medio ambiente o el control de población tan ineficaz como cualquier capitalismo.
Estos son hechos que van más allá de cualquier opinión me parece. No es que el capitalismo (término tan impreciso como el de «comunismo» por cierto) sea inevitable, es que de momento es el único sistema socio-económico que ha funcionado y, mal que bien, ha proporcionado mayor bienestar a sus «afectados», al menos en Europa… Lo que no quita que sea insostenible a largo plazo y que su desaparición sea inevitable. Aunque yo más bien creo que lo que hace inviable al capitalismo es la superpoblación.
Eduardo, resumiendo, en mi opinión para que las cosas tuvieran arreglo habría que hacer de nuevo a la humanidad, fundirla en otro molde. Siempre he pensado que el hombre más que ser malo, como tantas veces se dice, es estúpido): La estupidez incluso bienintencionada, hace más daño que la maldad pura y dura y como dijo Einstein, hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana (y del universo no estaba muy seguro).
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«¡Y tanto que jode mucho que nos vayamos a la mierda a paso ligero por tantísimos subnormales! … Sí, la humanidad podría tener un mínimo de sentido común elemental ¡Claro que sí!»
Ese pensamiento nos tranquiliza y nos hace sentir bien. Los culpables de todo son, como siempre, los «otros»: los ricos, los capitalistas, los empresarios, los americanos. Pero nosotros, la clase media, ¡cómo vamos a tener nosotros la culpa de nada! Es cómodo pensar esto porque nos hace sentir un poco mejor, siempre va bien echarle la culpa a alguien de nuestros problemas.
Pero no, no es cierto. La humanidad va a morir de éxito. Nunca hubo tanta población en el mundo y vivió tan bien. TODOS nos hemos beneficiado del progreso y TODOS somos culpables de sus consecuencias, igual que TODOS nos perjudicaremos de lo que se nos viene encima en las próximas décadas. Y si esto tiene solución, lo que dudo mucho, la encontraremos entre TODOS, no será la minoría culpable la que nos saque las castañas del fuego. Seamos honestos.
También ese pensamiento, de que la culpa de todo la tienen cuatro ricos, nos permite la esperanza de que si nos cargamos a esos cuatro ricos y nos repartimos sus riquezas e implantamos un sistema sin ricos, todo irá bien a partir de ahora. Obviamente, siempre que se ha hecho eso en breve ha aparecido una nueva clase dominante que ocupa el lugar de la derrocada, porque el ser humano es así, TODOS somos así.
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Por supuesto que todos somos responsables del desastre que se avecina pero unos más que otros; sí, los afortunados de la clase media occidental derrochamos energía a porrillo, claro que sí; no queremos privarnos de nada; queremos disfrutar a tope… En realidad yo creo que esa es la primera obligación del hombre, ser feliz.
Por eso no coincido con tu análisis, Alberto, porque creo que tomas la consecuencia por la causa. A ver, lo que yo pienso es que el problema no es que unos pocos consuman y contaminen a placer, EL problema es que hay un exceso de unos cinco mil millones de personas (y aumentando) haciendo o queriendo hacer lo mismo.
Como dice Stanhope en su provocativo vídeo (Doug Stanhope: el Aborto es Verde -está en YouTube-), «Puedes manejar una flota entera de Hummers al trabajo todos los días, sacando el trasero por la ventana y pedorreando bolitas de poliestireno en el aire…» (si fuéramos unos cuantos miles de millones menos).
Siendo los que somos (y aumentando sin parar), aunque vivamos tan austeramente como los monjes trapenses o en el «paraíso agrícola» que quería Pol Pot, el destino nos alcanzará porque seguimos aumentando y aumentando la población y de comer e ir al retrete nadie puede librarse.
En resumen, el problema de base no es el consumismo, el derroche… EL problema es que somos demasiados para el planeta por lo que aunque seamos todos unas «gretas thumbergs» de la vida, lo más que lograremos es retrasar un tanto lo inevitable.
Por todo lo dicho, como yo no creo que el consumismo desbocado sea el problema, sino la explosión demográfica, considero que los que no hemos querido nunca tener hijos y no los tenemos, por más que derrochemos, podemos tener la conciencia (más) tranquila.
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Veamos, que todos deseamos la mejor vida posible, es totalmente verdad. Lo que ya no es común a todos es el modelo de lo que consideramos como mejor vida posible.
Pongo un ejemplo. Para muchos tener el último móvil es casi una imperiosa necesidad. Yo “heredo” el móvil de mi hijo (que tampoco se lo cambia con frecuencia), y me da hasta pereza hacer el cambio. Suelo cambiarlo cuando el mío comienza a fallar repetidamente. Si ambos me van a dar el mismo servicio, ¿Para qué cambiarlo si no falla? Si mañana me tocara una primitiva “generosa”, mi vida cambiaría poco. Fundamentalmente el beneficio sería la tranquilidad y algunos caprichos menores. En cambio hay quien entraría en una espiral consumista. No, no todos tenemos las mismas aspiraciones y la misma escala de valores.
Creo recordar que ya he comentado que el peso fundamental de nuestros problemas es la población. Hace algunos años mantenía una Web de opinión, y en ella publiqué un trabajo realizado en base a grandes números (valores globales). Con una población de 2.000 millones de personas en el mundo, sería posible el consumo energético europeo extendido a todos los países (Al final, todo es energía) en base a biocombustibles, garantizando la producción agrícola necesaria y devolviendo territorio a selvas y bosques. La base argumental de Jacinto es correcta. Lo que no sería posible es llegar a esa sociedad en el modelo capitalista, porque el capitalismo requiere el permanente crecimiento (También de población). Y ello implica una doble ventaja ya que un modelo productivo racional sería infinitamente más ecológico. Negarse a aceptar que es posible un modelo social no capitalista, es cortedad de visión. Para las sociedades basadas en la esclavitud, una sociedad sin esclavos era imposible. No pequemos de la misma ceguera.
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Por supuesto que la felicidad es algo totalmente personal que, por vivir en grupo, hay que adaptar a unos límites a veces muy estrechos.
Estoy muy de acuerdo con casi todo lo que dices y muy bien traído el ejemplo de las sociedades esclavistas para cuyos habitantes una sociedad sin esclavos era impensable (me lo apunto). Por supuesto que hay alternativas al sistema capitalista, ha de haberlas por fuerza porque no creo que aguante mucho más.
Mi «filosofía» socio-política-económica es muy simple: El mejor sistema socio-económico-político es aquél que, dadas las circunstancias, logra que el mayor número posible de ciudadanos viva lo mejor posible. En «las circunstancias» está la cuestión, así que el sistema debe variar para adaptarse a ellas; no hay uno mejor que otro sino mejor o peor adaptado.
A mi lo que me preocupa y desespera cuando lo pienso, es que no logro imaginar ningún sistema alternativo que, por muy bueno que sea, por muy bien que gestione los recursos, consiga solucionar el desastre causado por la explosión demográfica en expansión (bueno, los que logro imaginar son demasiado terribles).
En resumen y deseando de corazón equivocarme de medio a medio, no creo que haya a nuestro alcance ningún método económico ni social capaz de hacer frente al desastre anunciado. Más bien creo que la humanidad seguirá escondiendo la cabeza como el avestruz e ignorando la realidad hasta que la cosa irremediablemente nos explote en la cara.
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Claro está, que el exceso de población es fundamental: muchísimos humanos viviendo bien, consumiendo mucho, comiendo todos los días, viajando, contaminando… Por eso se dice siempre que la humanidad va a morir de éxito, como le pasa a cualquier otra plaga, que desaparece una vez que destruye el ecosistema que la sustenta. No somos distintos de cualquier otra especie animal o vegetal que haya conformado una plaga en algún momento de su historia.
¿Si hay una alternativa posible? Todos los intentos anteriores han fracasado, por lo que parece poco probable. No tiene ningún sentido volver a los intentos comunistas, que es lo único que se propone, viejas ideas fracasadas en múltiples ocasiones.
Ha habido sistemas que han funcionado bien durante muchos siglos: por ejemplo el sistema feudal, con poca población en Europa creciendo lentamente y sin hacer mucho daño al medio ambiente. Pero con un nivel de vida al límite de la subsistencia para casi toda la población, como durante casi toda la historia de la humanidad. Y tampoco podemos volver a eso sin eliminar a la mayor parte de la población existente.
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Estoy en tu misma línea de pesimismo. La polarización y falta de racionalidad nos devolverá a la edad media. Hoy, es el siglo de la opinión, y no del hecho. 😦
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A cada acción le corresponde una acción en sentido opuesto. Salvar a la economía del desastre es algo bueno para la gente, pero al mismo tiempo es malo para el ecosistema planetario, y viceversa: si quieres salvar a los diversos ecosistemas de éste planeta entonces hazlo, ni yo ni alguien más te detendrá, que es una tarea muy noble, claro que sí, pero no saques de tus planes las repercusiones que la «salvación» de los ecosistemas podría acarrear para la economía de donde vives. Puedes atreverte a hacer a hacer algo por la economía o por los ecosistemas pero no puedes beneficiar a los dos al mismo tiempo.
Antes de que alguno de ustedes haga una cara fea, voy a afirmar que no soy tan pesimista como ciertos misántropos que rondan por ahí y que creo firmemente en las varias alternativas a los combustibles fósiles, contaminantes como ningún otro tipo de combustibles en existencia; el gran salto que nuestra especie debe hacer no consiste en acuerdos que se quedan en el papel sino en aceptar la dolorosa realidad que es la brevedad de los recursos naturales. Dejemos de pensar que son infinitos, de una vez por todas.
Todos nosotros, desde los ricos a los pobres, desde los nativos a los extranjeros, desde las fábricas hasta las casas y los grandes barcos, todos, sin distinción alguna, contaminamos al mundo entonces todos nosotros estamos obligados a comprometernos. Aquellos que evadan tal obligación no están beneficiando al mundo y se creen una entidad separada de los demás cuando, en realidad, no lo son y sólo están creyendo que si ignoras un problema entonces se esfuma.
Aunque dejar de contaminar al mundo sea una misión titánica para nuestra especie, que es muy joven e imprudente, no es tan titánica y puede lograrse siempre que nos concentremos en todo aquello que mucho daña a los ecosistemas. La fabricación de prendas variadas genera muchos residuos gaseosos y líquidos que causan el empeoramiento del aire y de nuestros pulmones así que no es irracional afirmar que si cambian los métodos de producción entonces se reduce la contaminación.
Más claro que el agua es el hecho de que no sólo la fabricación de prendas produce residuos perjudiciales ya que el proceso de fabricar cualquier cosa, desde un calzón hasta un lápiz de grafito, produce residuos perjudiciales. Dejar de fabricar nunca es una solución inteligente y es por eso que en estos tiempos modernos hay que empezar a fabricar de otros modos, que no sean tan destructivos.
El desastre va a llegar, tengo ése presentimiento, pero podemos hacer dos cosas: transformarnos o desentendernos. La primera opción tiene sus ventajas y sus desventajas, y la segunda opción también tiene sus ventajas y desventajas así que por lo tanto depende de todos nosotros escoger con mucha cautela o la civilización se extinguirá. Detener la degradación de los suelos, océanos y atmósfera depende enteramente de nosotros, La Humanidad. Frágil pero capaz es La Humanidad, que no debe perder tiempo valioso, escaso e irreemplazable en nimiedades que pueden esperar.
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