«Trump mintió, simple y llanamente» sobre la actual pandemia coronaviral
Con esta taxativa frase termina el reciente y demoledor editorial de la prestigiosa revista «Science» en el que expone que el presidente de los EEUU, lejos de no conocer el alcance real del peligro que representaba para su país la actual pandemia coronaviral, se ha dedicado todos estos meses a mentir de manera descarada y a censurar y amordazar a los científicos de las agencias federales encargadas de la salud pública.
Les dejo con la traducción al castellano del editorial al completo que he realizado para el público menos versado en el idioma inglés.
Cuando el presidente Donald Trump comenzó a hablar en público sobre la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) en febrero y marzo, los científicos se sorprendieron por su aparente falta de comprensión de la amenaza. Supusimos que se negó a escuchar los informes que la Casa Blanca debía haber estado redactando o que lo estaban protegiendo deliberadamente de la información para crear una negación plausible de la inacción federal. Ahora, debido a que el famoso periodista del «Washington Post» Bob Woodward lo grabó, podemos escuchar la propia voz de Trump diciendo que entendía adecuadamente que el síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) era mortal y se propagaba por el aire. Mientras minimizaba el virus ante el público, Trump no estaba confundido ni informado de manera inadecuada: mintió rotundamente, repetidamente, sobre la ciencia al pueblo estadounidense. Estas mentiras desmoralizaron a la comunidad científica y costaron innumerables vidas en los Estados Unidos.
A lo largo de los años, esta revista ha comentado las debilidades científicas de los presidentes de Estados Unidos. La acción inadecuada sobre el cambio climático y la degradación ambiental durante las administraciones republicana y demócrata ha sido criticada con frecuencia. Los editoriales han lamentado el respaldo de los presidentes a la enseñanza del diseño inteligente, el creacionismo y otras anticiencias en las escuelas públicas. Estos asuntos siguen siendo importantes. Pero ahora, un presidente de EEUU ha mentido deliberadamente sobre la ciencia de una manera que era inminentemente peligrosa para la salud humana y ha conducido directamente a muertes generalizadas de estadounidenses.
Este puede ser el momento más vergonzoso en la historia de la política científica estadounidense.
En una entrevista con Woodward el 7 de febrero de 2020, Trump dijo que sabía que el COVID-19 era más letal que la gripe y que se propagaba por el aire. «Esto es algo mortal», dijo. Pero el 9 de marzo, tuiteó que la «gripe común» era peor que el COVID-19, mientras que el asesor económico Larry Kudlow y la consejera presidencial Kellyanne Conway aseguraron al público que el virus estaba contenido. El 19 de marzo, Trump le dijo a Woodward que no quería hablar con el pueblo estadounidense sobre el peligro del virus. «Quería minimizarlo siempre», dijo, «todavía me gusta minimizarlo». Restarle importancia significaba mentir sobre el hecho de que sabía que el país estaba en grave peligro.
También silenció a los funcionarios de salud que intentaron decir la verdad. El 25 de febrero, Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias (de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), dijo: “No es tanto una cuestión de si esto volverá a suceder, sino más bien una cuestión de exactamente cuándo sucederá esto y cuántas personas en este país tendrán una enfermedad grave». Ella tenía razón y Trump lo sabía. Pero él la silenció. También trató de controlar los mensajes de Anthony Fauci, el experto más importante del país en enfermedades infecciosas. Los partidarios de Trump insistieron en que Fauci y Messonnier no estaban amordazados, pero ahora tenemos pruebas claras en los correos electrónicos de que sí.
Trump también sabía que el virus podría ser mortal para los jóvenes. «No son solo ancianos, los más ancianos», le dijo a Woodward el 19 de marzo. «Los jóvenes también, muchos jóvenes». Sin embargo, ha insistido en que las escuelas y universidades vuelvan a abrir y que se reanude el fútbol universitario. Recientemente, agregó a su equipo asesor a Scott Atlas, un neurorradiólogo sin experiencia en epidemiología, que ha abogado por una acción arriesgada y equivocada: aislar de alguna manera a los mayores y a los más vulnerables mientras se permite que el virus tenga rienda suelta entre los jóvenes. La apertura de universidades y escuelas ha acelerado la propagación del virus y significará un sufrimiento incalculable tanto entre los estudiantes como entre las personas a las que ahora se están propagando el virus.
Los monumentos en la capital Washington tienen grabadas las palabras pronunciadas por líderes reales durante las crisis. «La confianza», dijo Franklin Roosevelt, «se nutre de la honestidad, el honor, el carácter sagrado de las obligaciones, la protección eficaz y el desempeño desinteresado».
Podemos estar agradecidos de que la ciencia haya adoptado estas palabras. Los investigadores están desarrollando vacunas incansablemente e investigando los orígenes del virus para prevenir futuras pandemias. Los trabajadores de la salud se han enfrentado a la exposición para tratar a los pacientes con COVID-19 y reducir la tasa de mortalidad; muchos de estos trabajadores de primera línea se han infectado y algunos han muerto en estos actos de valentía. Estos individuos encarnan la llamada de Roosevelt a una protección eficaz y un desempeño desinteresado.
No han visto ninguna cualidad exhibida por su presidente y sus cómplices. Trump no estaba desorientado y no estaba ignorando los informes. Escuchen sus propias palabras. Trump mintió, simple y llanamente.
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En una entrevista televisada le preguntaron directamente a Trump si había mentido, respondió a la manera de los políticos echando balones fuera por los cerros de Úbeda.
Que un político mienta es lo normal, pues mienten como respiran; que le cojan la mentira, también es normal, dicen tantas… Pero eso no es lo peor en mi opinión.
Lo peor para mi es que Trump piensa que ha hecho bien. «Respeta» tanto a sus compatriotas que, como a niños, debe ersconderles las verdades desagradables.
«Es por tu bien», era la horrorosa frase que algunos oíamos justo antes de que nos cayera un buen castigo o unas host… digo, obleas consagradas. Pues igual.
Si como dijo Samuel Jhonson (y yo lo creo) el patriotismo es el último refugio de los canallas (políticos), la mentira es la primera leche que mamaron.
Pues sí, los políticos por cínicos y por mesiánicos (que de ambos tienen) todo lo hacen «por nuestro bien», sólo que algunos somos unos desagradecidos. Si nos tienen que mentir porque en nuestra estulticia y debilidad somos incapaces de aceptar la verdad (que igual es cierto visto lo visto), pues se nos miente por nuestro bien y si los pillan, pues a hacer la suerte de don Tancredo, como al final son impunes,digo, inmunes ante la ley…
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Pienso que «Science» y tú tenéis toda la razón.
Trump casi con toda seguridad mintió.
Pero también pienso (porque llevo años y años leyéndote) que éste es precisamente un blog contrario a los fanatismos y a las irracionalidades.
Por eso te pediría que aplicaras el mismo rasero al gobierno de España, y dieras tu opinión de si nos han mentido todos estos meses o no y de si tenían la información o no.
O si tu opinión es que Trump es el único que sabía todo y el único que lo ha ocultado.
Saludos.
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ValueHub
En una situación totalmente nueva como ha sido la actual pandemia el desconcierto original y la falta de información han jugado un papel preponderante, sobre todo los primeros meses en donde la única información (ahora se sabe que poco fiable debido al hermetismo del régimen) provenía de China. De lo que se trata aquí es de saber si con esta (poca) información los gobiernos han ido tomando medidas (aunque fueran imperfectas) para intentar controlar o paliar la expansión de la epidemia.
Y aquí el dato objetivo más contundente es cuando cada país tomó la drástica decisión de confinar a su población, con el consiguiente costo económico de paralizar la economía de la nación. En España el gobierno decretó el estado de alarma el día 14 de marzo, cuando por segundo día consecutivo la cifra diaria de infectados sobrepasó el millar y el total de enfermos era de unos 6.300. La cifra de muertos acumulada ese 14 de marzo era de 193, aunque los datos entre los días 8 y 14 de marzo empezaban a mostrar una todavía pequeña, pero ya bastante clara tendencia ascendente con 7, 13, 6, 19, 31, 47 y 60 decesos respectivamente. ¿Podía haberse declarado el estado de alarma antes? Po ejemplo, el famoso día del 8M la cifra de infectados era 674 en toda España y tan solo 17 muertos en todo el país.
Para comparar Italia (el primer país europeo en confinar a la población) lo hizo el día 9 de marzo cuando por tercer día consecutivo se alcanzaba la cifra de más de mil nuevos infectados, con un acumulado de unos 9.100 infectados en todo el país. Ese día la cifra total de muertos por COVID en Italia fue de 463.
Trump, a diferencia del resto de gobernantes occidentales (incluidos los españoles), no solo se ha opuesto a cualquier medida que afectara a la economía, sino que ha sido un activo negacionista que alentaba (y sigue alentando) las revueltas frente a los gobernadores o alcaldes que tomaban medidas para controlar la pandemia, no solo despreciaba las medidas sanitarias sino que él mismo con su «odio» a las mascarillas, sus visitas multitudinarias y sus recomendaciones de tratamientos sin ninguna eficacia comprobada se ha convertido quizás (junto con Bolsonaro) en el mejor aliado de la pandemia.
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Sobre este tema yo tengo dos críticas principales contra el gobierno de España. La primera, es que cuando los datos de muertes masivas en residencias de ancianos estaban ya claros no haya «militarizado» completamente su gestión (no solo enviar a la UME de apoyo). Y el problema es que a día de hoy esas mismas residencias siguen en la práctica casi igual que antes de la pandemia, con las mismas carencias y otra ola de infecciones puede acabar con los pobres ancianos que sobrevivieron a la primera.
Y la segunda crítica, es que tampoco unificara bajo un mando único todos los recursos sanitarios de todas las comunidades autónomas (tanto públicos como privados) y derivar pacientes a los hospitales menos saturados. Algo sobre lo que tampoco se ha establecido un protocolo a día de hoy y que pudiera servir para enfrentarse a futuras oleadas o nuevas pandemias.
Pero claro, en estas dos cuestiones les faltó (y les sigue faltando) coraje político porque estas dos medidas chocan frontalmente tanto con las comunidades autónomas como con el poderoso lobby sanitario privado.
Lo que está claro ahora mismo, es que con todos los recursos sanitarios transferidos a las comunidades autónomas y con un ministerio de Sanidad que es prácticamente residual (tanto en tamaño como en número de funcionarios) y por tanto inoperativo, debería establecerse un protocolo de mando único sanitario para gestionar este tipo de catástrofes sanitarias y por supuesto dotarle de personal profesional y preparado, que esté listo para actuar de manera inmediata en la desgraciadamente cada vez más próxima vez que sea necesario.
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Donald Trump viola las normas del estado de Nevada contra la covid-19 para dar un mitin:
«En esta ocasión, el inquilino de la Casa Blanca ha congregado a miles de personas dentro de las instalaciones de una fábrica en Henderson, en el estado de Nevada, cuyas leyes contra el coronavirus no permiten que se supere el aforo de más de 50 personas en actos que no son al aire libre.
Durante más de una hora, el presidente Trump se ha dirigido a una bulliciosa multitud de partidarios, que sin respetar las distancias de seguridad ni llevar mascarillas han jaleado las proclamas del magnate de Nueva York.
«Díganle a su gobernador que abra el estado», ha dicho Trump, en referencia al demócrata Steve Sisolak, quien horas antes escribió en su cuenta de Twitter que las acciones del presidente estadounidense han sido «vergonzosas, peligrosas e irresponsables», en un momento, ha explicado en el que Nevada intenta retomar la actividad económica y proteger la salud pública.»
https://www.vozpopuli.com/internacional/donald-trump-mitin-nevada-coronavirus_0_1391860858.html
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Todos los gobiernos, incluido el de España, cometieron (y cometen) errores en su actuación frente a la pandemia. Trump no cometió errores, actuó criminalmente, que no es lo mismo.
En el caso de España, el problema es mayor que la comisión de errores, pero no tanto por el gobierno sino por factores ajenos al mismo. En primer lugar la existencia de una oposición más preocupada en utilizar los efectos de la pandemia como arma arrojadiza política. Y aquí incluyo desde los partidos parlamentarios de la oposición de la derecha a los nacionalistas, cada uno preocupado por sacar rédito particular a la situación (eso es algo que no se ha dado en ningún otro país europeo). En mi opinión, actuaciones en las que se critica al gobierno por tomar decisiones desde el ejecutivo (Cuando las toma en la primera etapa), y se le vuelve a criticar por no tomarlas, cuando traspasa a las Comunidades dicha toma de decisiones (En la segunda etapa), me parece de vergüenza pura y dura. O que los partidos pasteleen a la hora de aprobar los estados de emergencia (y me da igual sean del color que sean) es también de vergüenza. Pero no son los únicos. Que los jueces obstaculicen la aplicación de medidas para hacer frente a la pandemia, en base a una supuesta defensa de los derechos individuales, especialmente cuando llevan más de cuarenta años pasándose por el forro tales derechos y favoreciendo a los herederos del franquismo o a los fanáticos religiosos, es para pegarles una patada en el culo, echarlos de la carrera judicial e incapacitarlos para trabajar en nada que tenga que ver, ni remotamente, con la justicia. Y sí, algo tengo que criticar a este gobierno: la falta de huevos para legislar, aunque sea a base de decreto ley, para echar a tonto hijo de puta de la mierda de la derecha.
Nota: Para quienes piensen que los jueces estaban obligados a posicionarse en contra de las medidas, decirles que: 1º, la ley es siempre interpretadas por el juez (De ahí que en muchas ocasiones las interpretaciones sean partidistas y una mierda). 2º, estamos ante una situación excepcional que pide medidas excepcionales, y eso debe formar parte de la interpretación judicial. 3º, existe una figura legal llamada abuso de ley, por la que si alguien exige la aplicación de un precepto legal claramente estipulado, pero existe una evidencia clara que está mal utilizado dicho precepto por fines deshonestos, el precepto legal es nulo. En el caso que nos ocupa es evidente tal situación, cuando quienes presentan las denuncias anteponen intereses particulares o partidistas frente a las necesidades colectivas que la situación excepcional exige.
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La Comunidad de Madrid está pasando de la negligencia más peligrosa a las mentiras más criminales a la hora de evaluar la situación de la pandemia coronaviral en la región: https://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2020/10/las-criminales-estadisticas-del.html
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