Xenotranplantes ¿imaginativa solución médica o posible causa de nuevas zoonosis?
La FDA, la agencia estadounidense responsable de la regulación de cualquier producto de uso médico, acaba de anunciar que permitirá el inicio de ensayos clínicos para determinar la viabilidad y eficacia de los trasplantes de órganos de animales a pacientes humanos. Sin embargo, ¿es conveniente desarrollar esta tan potencialmente peligrosa nueva tecnología médica?
La falta de donaciones de órganos es un problema crónico, ya que solo en los EEUU más de 100.000 pacientes esperan un trasplante y por desgracia más de 6.000 de ellos morirán antes de encontrarse con un órgano compatible. En este contexto los trasplantes heterólogos, también conocidos como xenotranplantes, se llevan publicitando desde hace años como la solución ideal. Y el modelo más prometedor es el de cerdos (por eso de que su tamaño y fisiología se asemejan mucho a la humana) modificados genéticamente para sortear el escrutinio del sistema inmune y evitar que los linfocitos T del paciente se ensañen hasta la total destrucción del órgano trasplantado.
Durante los últimos años los avances en el campo han sido espectaculares, de tal manera que se han realizado algunos protocolos experimentales en humanos. Así, a finales de 2021 se transfirieron riñones de cerdo genéticamente modificados a dos personas legalmente muertas, que no tenían una función cerebral perceptible y estaban conectadas a ventiladores. Los riñones funcionaron normalmente durante las 54 horas de la prueba y parecían producir orina. En enero de este año, a un hombre tan gravemente enfermo que se enfrentaba a una muerte segura (por lo que la FDA otorgó una autorización de uso compasivo para el procedimiento) se le trasplantó un corazón de cerdo, también modificado genéticamente. El receptor del corazón porcino se recuperó de la cirugía y su cuerpo no rechazó el órgano modificado genéticamente, pero sin embargo murió dos meses después. En un exhaustivo estudio realizado post-mortem, se encontraron rastros de citomegalovirus porcino en el corazón trasplantado y aunque la investigación está todavía en curso, la hipótesis más plausible es que el patógeno podría haber contribuido a la muerte del hombre, puesto que casos similares se habían producido previamente en primates no humanos en donde la presencia del virus se asoció con una reducción significativa del tiempo de supervivencia de los trasplantes.
Sin embargo, este segundo experimento plantea un peligro potencial tremendo. El citomegalovirus porcino (al igual que su equivalente en humanos y sus primos los herpesvirus) puede permanecen en fase de latencia durante años (siendo muy difícil y a veces casi imposible su detección hasta que se reactiva) como ocurre con otros muchos virus, en el que el VIH es un ejemplo más que conocido.
Entonces, dejando de lado que es evidente que habría que mejorar mucho la detección de virus y analizar muy en serio cómo reducir el riesgo de criar cerdos con cualquier tipo de infecciones virales, hay que ver el problema en el contexto del largo plazo.
Cuando los próximos ensayos clínicos «pequeños y enfocados» con «pacientes seleccionados adecuadamente», tal y como ha recomendado la FDA, muestren resultados positivos en cuanto a compatibilidad cerdo-humano y no se observen infecciones virales reseñables, es seguro que se pasará a una revolución explosiva de ensayos clínicos convencionales con distintos tipos de órganos trasplantados, puesto que ya hay varias empresas luchando por un mercado billonario que hará aumentar estratosféricamente los beneficios de aquellas empresas que puedan cubrir las necesidades de millones de pacientes que en la actualidad dependen de una lotería macabra (porque para que un paciente se salve otra persona ha tenido que morir previamente) y genética (por la compatibilidad entre donante y receptor) para su supervivencia. Además, en cuanto estos ensayos clínicos a gran escala muestren eficacia los pacientes, sus familiares, las organizaciones de enfermos y gran parte de la opinión pública abogarán por acelerar al máximo una tecnología que solventaría el gravísimo problema sanitario actual.
Pero ahora adelantémonos unos años o un par de décadas hacia el futuro. El xenotrasplante se ha aprobado y empieza a ser de uso común. Sin embargo, virus que se esconden sibilinamente a nuestra detección siempre existirán. Y lo que es peor, virus desconocidos para la Ciencia, sobre todo si no han disparado las alarmas generando problemas en humanos, deben existir a cientos o a miles, puesto que el interés de los científicos (medido por la posibilidad de financiación) es limitado. Supongamos que uno de estos virus que infecta a cerdos no es detectado en estas novedosas “granjas médicas”. Este virus empieza a entrar en contacto con humanos a través de los órganos trasplantados. Y aunque las posibilidades de salto entre especies siempre son azarosamente remotas, solo hay que recordar los últimos ejemplos, empezando por el VIH-1 (que saltó dos veces a humanos: desde chimpancés y desde gorilas) y el VIH-2 que lo hizo desde el pequeño mangabeys gris, hechos acaecidos ambos en el siglo pasado. Y ya en este siglo XXI tenemos al SARS-CoV-1 (desde murciélagos), el MERS (originario de murciélagos y transferido a humanos desde dromedarios) y el reciente y pandémico SARS-CoV-2 también desde murciélagos, con quizás alguna otra especie de mamíferos implicada en la transferencia final a humanos.
Todos estas nuevas zoonosis lo fueron a pesar de que nuestro organismo está preparado evolutivamente para rechazar patógenos externos: piel, mucosas, sistema inmune innato, etc. Ahora bien, en el caso que nos ocupa estas barreras no existirán puesto que los receptores de órganos animales que, en esas futuras (pero próximas) fechas, puede que ya se cuenten por decenas de miles (o por cientos de miles, si no por millones) en el mundo desarrollado occidental, tendrán ya en sus cuerpos los órganos porcinos. Y por tanto, el desconocido virus porcino habrá penetrado como se dice coloquialmente “hasta la cocina”. Y una vez allí, en el corazón, el riñón o en cualquier otro órgano de origen animal, en su ciclo replicativo normal irá acumulando mutaciones, explorando el panorama evolutivo y en un proceso que puede durar meses o años (porque no hay prisa mientras el receptor no muera, tiempo que para un virus es similar a cientos de miles de años de evolución humana) es casi inevitable que por mero azar genético y la siempre implacable selección natural acabe “encontrando” un conjunto de cambios que le permitan infectar a cualquier otro tejido humano del hospedador. Y a partir de ahí, este nuevo virus tendrá cerca de 10.000 millones de potenciales hospedadores es decir, un ecosistema virgen casi infinito que puede hacer palidecer la actual pandemia coronaviral.
Por ello, quizás sea este el momento para sopesar muy seriamente la relación coste-beneficio de esta nueva tecnología y no hagamos como es tan habitual en esta especie de monos (al que el apelativo de sapiens le suele venir demasiado grande) eso de actual primero y no pensar en las posibles consecuencias.
P.D:
Y de regalo un impactante video sobre la rapidez adaptativa de los microorganismos:
Entradas relacionadas:
- La medicina sin la evolución es como la ingeniería sin la física
- Informar (o no) al público de los efectos secundarios de los medicamentos: el gran debate
- Emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología casi divina
- Los misterios del mundo invisible desvelados por la tecnología cinematográfica más avanzada
- Telómeros ¿medicina genómica o simple pseudomedicina?
- Desde el punto de vista evolutivo, los humanos somos más artesanos que filósofos
- Economía de mercado y sociedad de mercado
- La revolución científica no ha sido una revolución de conocimiento sino de ignorancia
- Un par de historias evolutivas sobre el ojo y la visión
- Darwinismo y economía: o cómo la estúpida competencia puede llevarnos al suicidio colectivo
- Resistencia a los antibióticos: una pandemia que sólo puede ir a peor
- La medicina científica está acabando con el mundo espiritual
- ¿Por qué falta dinero para la investigación biomédica?
- El reto de la globalización
- Cinco minutos de reflexión para empezar el año
-
11 agosto, 2022 a las 9:24Enlaces Recomendados de la Semana (N°677) – NeoTeo
Últimos comentarios