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Estudiar la medicina «alternativa» es absurdo además de una carísima pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo


Supongamos que un grupo de inversores de riesgo decide explorar métodos de transporte alternativo y abre un concurso para que ingenieros y «mentes inquietas» de todo el mundo presenten sus propuestas. Y como no quieren anclarse a la forma de pensar del pasado y desean ser rompedores deciden probar todas aquellas ideas que se le presenten, por muy disparatadas que sean, siempre que alguien sugiera que pueden funcionar. Así entonces la propuesta de un ingeniero español, amante de la literatura medieval árabe, sobre alfombras voladoras podría ser interesante de analizar ya que cumple los requisitos siendo un método de transporte silencioso, económico ya que solo hay que fabricar la alfombra, no contaminante ni generador de gases de efecto invernadero y además tiene a su favor que existen pruebas escritas de que en el pasado este sistema llegó a funcionar ¡y de qué manera!.

Así que los gestores del grupo inversor ponen a disposición de nuestro imaginativo ingeniero dinero suficiente para contratar personal y comprar distintos tipos de alfombras. Además, también se alquila un hangar en el aeropuerto para comenzar las pruebas de manera inmediata. Al principio los resultados son descorazonadores, porque ninguna alfombra consigue despegar siquiera, pero el líder del proyecto indica que quizás haya que mejorar los protocolos, y en lugar de comprar las alfombras baratas chinas se deberían comprar las producidas en el mundo musulmán que, aunque son mucho más caras, sin embargo son de mejor calidad puesto que todo el mundo sabe que los seguidores de Mahoma tienen una larga tradición y experiencia en el campo. Además estas últimas alfombras tienen otra ventaja añadida y es que según indican los textos antiguos eran las que funcionaron en condiciones de vuelo. Así que se inicia una nueva ronda de financiación que desgraciadamente concluye varios meses después con otro rotundo fracaso. Analizando los datos se llega a la conclusión que aunque eran arabes, las alfombras habían sido fabricadas con técnicas modernas que podrían alterar las propiedades aéreas de las alfombras. Por tanto, se decide acudir al único artesano vivo de Bagdad que sigue fabricando según las técnicas clásicas de la Edad Media y que además puede ser descendiente directo de los fabricantes originales, por la que es contratado en exclusiva para que realice su labor. Cómo este artesano es concienzudo hasta el paroxismo, tarda un par de años en terminar un exquisito prototipo que cumple hasta el más mínimo detalle con lo especificado en Las Mil y una Noches. Finalmente, con gran emoción y suspense se lleva a cabo un nuevo conjunto de pruebas en las que además se ha añadido al experimento un piloto iraquí de pura cepa y devoto musulmán, por eso del rigor histórico y para acercarse lo máximo posible a lo ya publicado previamente, algo que vuelve a incrementar el coste del proyecto, pero hace aumentar también mucho la calidad del mismo. Pero muy desgraciadamente, todos los intentos con el protocolo árabe de pura cepa resultan infructuosos y ni Alá consigue que la maldita alfombra abandone el suelo. Así que finalmente, tras más de una década de investigaciones y tras perder varios millones de euros el fondo de capital riesgo se da por vencido y cancela el innovador proyecto. Sin embargo, otro ingeniero, este también perteneciente a una estirpe árabe de pura cepa, publica en  su blog  que el protocolo desarrollo por el español carecía de rigor y presentaba evidente fallos que solo un experto ingeniero árabe especialista además en el idioma medieval puede solventar, por lo que se ofrece a los inversores para continuar las investigaciones, ahora ya con mejores perspectivas de éxito.

Por supuesto, durante la década de estudios y fracasos acumulados por esta innovadora línea investigadora en transporte, múltiples ingenieros y científicos habían explicado claramente en medios de comunicación, foros y hasta en debates con el propio líder del proyecto, que era materialmente imposible que esta aproximación experimental pudiera tener éxito ya que violaba diversas leyes fundamentales de la Física (la de la conservación de la energía o la Tercera Ley de Newton entre otras) que habían sido corroboradas a lo largo de los últimos siglos por legiones de científicos y que eran la base de gran parte de nuestra tecnología moderna.

Sin embargo nuestro visionario ingeniero patrio, junto con otras innumerables «mentes abiertas» de todo el mundo acusaron a estos ingenieros y científicos profesionales de estar anticuados, de haber recibido dinero de las multinacionales de la energía y de las aerolíneas, de no querer estudiar nuevas alternativas y de formar parte de una confabulación a nivel mundial para seguir dependiendo de grandes empresas y así impedir la «libertad» de que cada cual pudiera volar a su antojo despegando del patio de su casa, de su azotea o de cualquier lugar en el que su libre albedrío seleccionara sin tener que acudir a esos siempre engorrosos y cada vez más alejados aeropuertos llenos de obstáculos y normas.

Y ahora paremos motores, ya que imagino que este relato les habrá parecido fantasioso y muy poco realista a muchos lectores. Sin embargo, sustituyan las alfombras voladoras por ese maravilloso brebaje a base de lejía, o ese otro tratamiento «curativo» a base de piedras del Himalaya o de metal de los Andes, o  esos pinchazos en el pie o en las posaderas y demás zarandajas pseudomédicas publicitadas por el chamán de turno, el cual puede ser un analfabeto científico completo o por el contrario un médico de la prestigiosa clínica Health Corp. de los siempre innovadores US, y el relato se convierte desgraciadamente en uno de los miles de casos reales en donde la más disparatada irracionalidad «alternativa» hace perder miles de horas de trabajo a algunos malos investigadores (pero investigadores al fin, que podrían estar estudiando algo verdaderamente real) junto con el derroche de cientos de millones de euros en intentar probar que las leyes fundamentales de la Química y la Biología, junto con infinidad de conocimientos en Anatomía, Fisiología, Microbiología, Patología, Psicología y hasta Psiquiatría están totalmente equivocados, a pesar de que son la base de esa Medicina Científica que ha salvado la vida de tantos miles de millones de personas en el mundo en los últimos dos siglos más o menos.

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  1. charlador (que no charlatán)
    4 diciembre, 2022 a las 12:50

    ¿El texto es tuyo? Porque me lo imagino en formato charla de TED y lo ve exitoso.

    Me gusta

  2. 4 diciembre, 2022 a las 18:18

    Sí, es mío pero parece que no tengo calidad suficiente para ese tipo de charlas.

    Me gusta

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