Archivo
La hipótesis de Gaia, o el sensacionalismo de la prensa
Leía esta tarde un artículo en uno de los periódicos de gran tirada que anunciaba taxativamente «Un método para probar la hipótesis de Gaia», y subtitulaba sobre cómo un espectacular descubrimiento científico podría probar que la Tierra es un único y gigantesco organismo vivo.
Si hubiera leído el titular en Science, habría acudido a la página correspondiente con una taquicardia de caballo. Siendo un «piríodico», abrí la noticia con la mente tan abierta como para no sorprenderme de que el descubrimiento consistiera en el fantasma de Fofó integrado en las redes tróficas de los ecosistemas del planeta.
Mitad y mitad: la noticia hablaba sobre la hipótesis Gaia de Lovelock y de cómo, para poder comenzar a tomarla en cuenta, hacía falta descubrir algún tipo de molécula o compuesto mensajero que relacionara todos los ecosistemas y seres vivos del planeta, y de como un equipo de investigadores acaba de poner a punto una técnica para medir los movimientos de azufre por tierra, mar y aire.
Aeroplancton. Viviendo en las nubes
Nunca dejarán de sorprendernos las fronteras de la vida. Todas las entidades “vivientes” (incluyendo cosas como virus, viroides, virusoides y priones) están basadas en la misma física, la misma química, la misma bioquímica… Aún así, siendo tan parecidos a niveles íntimos, los organismos muestran una diversidad pasmosa.
Encontramos seres vivos en prácticamente todos los sistemas habitables (e inhabitables) de la Tierra. Desde los fondos abisales perpetuamente sumidos en la oscuridad, hasta las elevadas cumbres de la Cordillera del Himalaya; desde hirvientes charcos de ácido, hasta casi 3000 metros bajo la corteza terrestre (ver aquí).
Últimos comentarios