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Un «salvaje» racionalista frente a un «civilizado» supersticioso
Los esotéricos se cabrean
Estamos tristemente acostumbrados a que, cuando opinamos que la sanidad pública no debería gastar sus recursos en remedios que no presentan una efectividad real, se nos acuse de inquisidores, censuradores y vendidos al capital. Sin embargo, a poco que analicemos la forma de trabajar de un científico o de un divulgador y la de un esotérico que busca la fuente de la vida en unos cristales de cuarzo, rápidamente nos surge la pregunta: ¿Quién está actuando realmente como Torquemada?
Hace un par de días, el periodista y divulgador científico Luis Alfonso Gámez criticaba en su blog «Magonia» la celebración de un denominado «IX Congreso Ciencia y Espíritu» en el Palacio de Exposiciones y Congresos de la ciudad de Santander. El mencionado evento iba a reunir yoga, flores de bach, flúor, desmedicalización de la sanidad pública, la teoría de la Tierra hueca, escáneres de aeropuertos y derechos civiles, el poder chamánico de los sonidos ancestrales, consciencia del ser, talasoterapia, limpieza energética, homeopatía y origen del Homo sapiens como experimento genético de una raza extraterreste, todo ello salpicado con varias teorías sobre conspiraciones y manipulaciones gubernamentales. La asistencia a los dos días de sesiones tenía un precio de 50€ , siendo posible apuntarse a una única jornada por 35€.
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