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¿Diseño inteligente de humanos? Hay mucho espacio para mejorar
Un divertido video de «CollegeHumor» en donde se pone de manifiesto que esa entidad omnipotente y omnisciente que supuestamente nos diseñó «inteligentemente» no dedicó demasiado tiempo a la labor.
Leer más…El evolucionismo es racista y además erróneo porque existen los afroamericanos ¡ahí es nada!
El problema de los religiosos es que combinan (de la manera más osada por cierto) el analfabetismo científico con la soberbia de creer que los disparates escritos por profetas durante estados alterados de la mente tienen algún tipo de fundamento. Y así surgen «argumentos» tan disparatados como el que recientemente ha difundido uno de los innumerables telepredicadores que tanto abundan por tierras estadounidenses.
Leer más…Aunque Boris Johnson lo afirme, no ha sido «la codicia capitalista» la que ha inventado la vacuna de Astrazeneca sino la cenicienta de la ciencia pagada con dinero público
Hace unas semanas el Primer Ministro inglés afirmó que la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y Astrazeneca había sido posible gracias a la codicia empresarial. Sin embargo, la realidad es que esta afirmación es una monumental mentira, tal y como indica un reciente estudio en proceso de publicación.
Leer más…En Arkansas quieren enseñar por ley creacionismo en las escuelas públicas
El problema de elegir a fanáticos religiosos, que además son analfabetos científicos, como representantes públicos es que al final su objetivo es la vuelta a una teocracia medieval.
Leer más…El peligro de dejar en manos de otros el desarrollo de medicamentos
Desgraciadamente España es un país que nunca ha apostado en serio por la Ciencia y ahora, con la pandemia coronaviral, quizás veamos en primera persona las terribles consecuencias de esa absoluto abandono (casi suicida) de la única herramienta verdaderamente útil que permite a una sociedad enfrentarse a los complejos problemas de un mundo hiperconectado y globalizado.
El sucio (y criminal) modelo sanitario privado en EEUU
La impactante confesión de la directora ejecutiva de un compañía estadounidense de seguros médicos, que no puede dejar indiferente a nadie, desvela como funciona en realidad el sistema sanitario basado en seguros médicos privados.
El problema de dejar a la iniciativa privada el desarrollo de medicamentos
«Sólo el necio confunde valor y precio». Y desgraciadamente este viejo aforismo quevedesco, no sólo sigue en plena vigencia, sino que a la vista de la evolución económica del mundo sólo se puede concluir que vivimos en una sociedad compuesta, y lo que es peor dirigida, por necios tal y como demuestra el actual sistema de desarrollo de medicamentos.
Inteligencia artificial para controlarnos a todos
La ciencia ficción nos ha entretenido durante décadas con historias sobre maquiavélicas inteligencias artificiales o despiadados androides asesinos. Y sin embargo el verdadero peligro con las entidades cibernéticas es mucho más prosaico: el análisis de nuestros datos, nuestros gustos, nuestras opiniones y nuestros deseos, esos que regalamos en la web a cambio de unos «likes» y un par de infantiles emoticonos nos está llevando a una sociedad que deja al Gran Hermano orwelliano como un inepto aprendiz de brujo.
Lo ridículamente baratas que son las vacunas
Antes de la actual pandemia del coronavirus casi nadie se daba cuenta del muy productivo «negocio» que es para el mundo el tener vacunas eficaces que impidan que esos siempre peligrosos patógenos campen a sus anchas por un mundo globalizado e hiperconectado. Pero ahora, la cruda realidad nos ha despertado de golpe y ya tenemos muy claro el precio de no disponer de esos maravillosos medios profilácticos.
Por una Agencia Estatal de Desarrollo de Medicamentos
La sanidad es quizás el sector más paradigmático de ese más que intocable dogma impuesto por el pensamiento único neoliberal de que los ciudadanos deben asumir los costes y en cuanto se generen beneficios estos deben privatizarse, lo antes posible y al menor precio, en aras de una pretendida (y más que falaz) superioridad del mundo empresarial frente al siempre sospechoso e ineficaz sector público. Y este dogma casi religioso hace que al final los ciudadanos acabemos pagando dos veces (y muchas veces a precios más que prohibitivos) lo que bien pudiera haber sido un bien público, si los políticos por supuesto hubieran sido honrados y no estuvieran pensando en el consejo de administración que les puede tocar cuando termine su labor de «servicio» publico.
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