La Ciencia y sus Demonios

Uno puede pensar que con el desarrollo de la ciencia y la mayor difusión del conocimiento, los esotéricos y charlatanes lo tendrían más difícil. Todo lo contrario, han sabido adaptarse y hacer suyo tanto el mensaje como el medio. La bioenergética, la mecánica cuántica, los canales de energía, el biomagnetismo…. conceptos con los que pretender explicar cualquier ocurrencia que lesione gravemente la cartera del paciente. Todo ello difundido por teletienda, Internet, prensa escrita… las redes de pescador se lanza a todos los niveles para ver quien pica.

El antídoto contra la charlatanería es el sentido común y el espíritu crítico. Por muy desesperado que uno esté no hay que creerse lo primero que a uno le cuenten. Ni todo el mundo es bueno, ni nadie cuenta con la pócima secreta que cura todos los males. Eso sólo existe en los cuentos de nuestra infancia y en los discurso de los embaucadores.

Es divertido comprobar la dinámica de venta de un timo-producto a lo largo del tiempo:

(1) Aparece producto con su explicación esotérica. Un discurso largo, imposible y lleno de tecnicismos, para que cualquier no iniciado piense que hay algo bien fundamentado detrás. El producto tiene que romper con algún tabú: algo que cure una enfermedad incurable, que te haga sentir bien por muy dolorido o hundido que estés, que elimine alguna cualidad intangible e importante (detoxificar, eliminar los humores negativos, desviar las radiaciones perjudiciales, matar a las bacterias patógenas y respetar las inofensivas….).
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