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De cómo los religiosos hacen trampas al solitario teológico
Las «verdades» reveladas sólo son verdades hasta que llega el científico de turno y echa abajo lo que no son más delirios de analfabetos de tiempos más o menos remotos.
Leer más…La superstición no es más que un producto de nuestro pasado evolutivo
La superstición (y su hija evolucionada, la religión), lejos de ser ese supuesto don en el que han caído profetas alucinados de toda época y condición, es el simple resultado de una inexorable selección natural que lleva millones de años moldeando nuestros cerebros y nuestro comportamiento (tanto individual como colectivo) de priates en esa incansable búsqueda de patrones que nos han permitido medrar en el planeta con innegable éxito, aunque para ello hayamos tenido que ir más allá del mundo natural e inventarnos un inexistente mundo supranatural, que a día de hoy es una terrible rémora en nuestro desarrollo como una especie que quizás nunca llegue a hacer honor a su rimbombante apelativo.
Leer más…La Ciencia no puede existir en presencia de entidades supernaturales
Hace ya tiempo escribí en CyD
Leer más…Aunque en principio la existencia de científicos religiosos pueda parecer una completa contradicción puesto que no puede haber nada más incompatible entre sí que Ciencia y Religión, el misterio se desvela y la aparente paradoja desaparece en cuando se analiza con rigor la forma de trabajar y sobre todo de pensar de esos aparentes investigadores creyentes, puesto que en su quehacer diario no tienen cabida alguna esos supuestos dioses omnipresentes. Por ello, para cualquier observador imparcial surge una inevitable conclusión: los científicos religiosos lo son sólo nominalmente y ¡hay de aquellos que intenten trasladar sus creencias al laboratorio! pues están más que abocados al más estrepitoso fracaso.
Seleccionando las estadísticas médicas para obtener titulares sensacionalistas
La divulgación científica es una poderosa herramienta para llevar al conjunto de la ciudadanía los constantes avances y descubrimientos que los profesionales de la Ciencia realizan a diario. Sin embargo, en ciertas ocasiones sería mejor que cietos medios de comunicación no se hicieran eco de los estudios científicos, puesto que unas veces por impericia de los propios periodistas y otras por el afán de publicar titulares impactantes esa divulgación se convierte directamente en desinformación científica. Y en estos casos quizás sea mejor la ignorancia frente a conclusiones exacerbadas.
Malgastar dinero en un proyecto de investigación chapucero para estudiar la existencia de los milagros ¡todo un record!
Uno de los mayores errores que puede cometer un investigador en dedicar sus siempre escasos recursos y su limitado tiempo en estudiar hipótesis que contravienen frontalmente todo el conocimiento científico previo. Y si además lo hace en tiempos de crisis, y jugando además con las esperanzas de enfermos graves, su comportamiento carece de la más mínima ética profesional. Y agárrense porque el asunto que nos ocupa no puede ser más ridículamente esperpéntico.
El Dr. Muerte frente al big data
Harold Shipman fue el homicida convicto más prolífico de Gran Bretaña, aunque no se ajusta al perfil típico de asesino en serie. Como médico de cabecera, entre los años 1975 y 1998 inyectó sobredosis masivas de opiáceos a por lo menos 215 de sus pacientes. Finalmente cometió el error de falsificar las últimas voluntades de una de sus víctimas para aprovecharse de su dinero, despertando las sospechas de la hija abogada de la fallecida y tras la denuncia, se descubrió que había estado alterando a posteriori los historiales médicos para hacer que sus pacientes parecieran estar más enfermos de lo que realmente estaban. Es evidente que sin ese error pecuniario, es bastante probable que Shipman nunca hubiese sido descubierto. Pero en la época del análisis masivo de datos (big data), es más que cierto que este tipo de criminales con bata puedan ser descubiertos incluso en sus primeros años delictivos, evitándose entonces la mayor parte de las víctimas.
El enigmático caso (o no) de los doce nacimientos consecutivos de niñas en un pequeño pueblo de Polonia
En esta canícula veraniega boreal, en donde las noticias habituales hacen un paréntesis y los becarios de guardia de los medios de comunicación tienen que aplicarse a fondo para encontrar noticias con las que rellenar las páginas de los periódicos o el tiempo de los telediarios, un pequeño pueblo polaco ha conseguido sus 15 minutos de fama warholianos: ya que los últimos doce nacimientos acaecidos en el largo periodo de más de una década han sido todos ellos de niñas, lo que ha dado lugar a todo tipo de especulaciones.
La deshonestidad intelectual, y también profesional, de los científicos religiosos
En el mundo de la Ciencia el diseño experimental con sus controles es el elemento fundamental sobre el que luego se basan los resultados y conclusiones. Si el experimentador no ha tenido en cuenta todas las variables que afectan al experimento, el estudio puede estar severamente comprometido, invalidando incluso sus conclusiones. Y este principio básico en Ciencia es el que constantemente incumplen los científicos religiosos en su quehacer profesional.
Un antiguo ejemplo de cómo la ciencia convierte en ateos «de facto» a los más piadosos creyentes
Aunque en principio la existencia de científicos religiosos pueda parecer una completa contradicción puesto que no puede haber nada más incompatible entre sí que Ciencia y Religión, el misterio se desvela y la aparente paradoja desaparece en cuando se analiza con rigor la forma de trabajar y sobre todo de pensar de esos aparentes investigadores creyentes, puesto que en su quehacer diario no tienen cabida alguna esos supuestos dioses omnipresentes. Por ello, para cualquier observador imparcial surge una inevitable conclusión: los científicos religiosos lo son sólo nominalmente y ¡hay de aquellos que intenten trasladar sus creencias al laboratorio! pues están más que abocados al más estrepitoso fracaso.
¿Es efectiva la vacuna aquí presentada?
El tema de la vacunación ha saltado a las agencias de prensa, sobre todo desde que se observa la reaparición de enfermedades que creíamos olvidadas a causa dejadez de algunos padres que ya no vacunan a sus hijos. Evidentemente estas personas creen actuar de la mejor forma para sus hijos (de la sociedad no les oigo hablar) afirmando que las vacunas son tóxicas e ineficaces. ¿Saben realmente de lo que hablan cuando aluden a la efectividad o repiten mensajes colgados en la red como autómatas?, ¿realmente sabe la gente cómo se calcula la efectividad de una vacuna?
Para comprobarlo os dejo este “sencillo” problema. ¿Alguien me puede decir si una vacuna que refleje los resultados de la tabla superior es efectiva?, ¿cuál es su efectividad? Estaría bien si además del dato presentáis el razonamiento que os ha llevado a dar ese resultado. De aquí a una semana daré la respuesta correcta.
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