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Parásitos (4). ¿La Mosca? Más aterradora es su Némesis.
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In science we trust
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Si bien el cine trata a los científicos como locos de dudosa ética, no siempre es así, otras veces el científico aparece como una víctima inocente de experimentos que tenían un fin noble. Tal es el caso de Seth Brundle, un genio que en un accidental experimento con el teletransporte termina fusionado genéticamente con la mosca doméstica. Ese es el argumento de la película «La Mosca» («The Fly«, 1986), remake de una película del mismo nombre de 1958. No quiero destripar el final de la película, solo añadir que por un momento Seth termina siendo una criatura de pesadilla, más insecto que hombre… Pero que no os engañe su aspecto, en realidad es mucho más frágil de lo que parece.
Porque existen muchos seres terribles en la naturaleza, sobre todo si realizamos un pequeño acto de empatía con las víctimas de tales entidades. En esta entrada hablaremos de un hongo llamado Entomophthora muscae (Cohn) Fresen. Su nombre es bastante descriptivo, el término «entomo» deriva de la palabra griega «entomon» y significa ‘insecto’, aunque literalmente sería ‘cuerpo dividido por segmentos’; este término también es base de palabras como entomología, aquella rama de la biología dedicada al estudio de los insectos. Luego tenemos al término «phthora», también derivado del griego y hace referencia a la corrupción, a la destrucción y a la muerte… sí, ya empieza a dar mal rollo. Finalmente encontramos al nombre específico, «muscae», que deriva del latín y significa simplemente ‘mosca’. Con lo cual, el nombre científico de este hongo viene a significar literalmente ‘destructor y corruptor de insectos especializado en moscas’. Y es extremadamente acertado.
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Lo que puede ser afirmado sin pruebas, puede ser rechazado sin pruebas
Cualquier disciplina tiene sus reglas de juego. En derecho, un abogado no puede argumentar que su cliente es inocente porque le da «buenas vibraciones»; necesita aportar pruebas que le sitúen fuera de la escena del delito. En medicina, un neumólogo no puede decirle a un paciente que tiene tuberculosis porque su cupo del año va demasiado bajo y debe equilibrar las estadísticas. Un ingeniero no puede basar los cálculos de resistencia estructural de un puente en la fecha de su boda, por importante que sea para él.
Lejos de ser meros caprichos o dictados de una élite dominante, estas «reglas» no son más que parte de las técnicas que utiliza cada disciplina para funcionar y avanzar en el conocimiento, obtenidas mediante consenso por parte de los profesionales del campo a lo largo de muchos años. Es cierto que determinadas áreas científicas o técnicas son muy complejas, y muchas de estas reglas o procedimientos pueden parecer caprichosos para un no iniciado. También es cierto que a menudo estas reglas cambian, se modifican o se sutituyen por otros procedimientos más modernos y afinados; estos cambios son no solo positivos, sino necesarios para seguir avanzando y mejorando nuestras herramientas de conocimiento.
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