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La Ciencia en España agoniza
Después de más de una década de brutales recortes, el sistema científico español está al borde del colapso. Por ello, algunos colectivos han presentado un demoledor manifiesto que expone los problemas y piden medidas urgentes para evitar la más que previsible extinción de un colectivo, el de los investigadores cada vez más exiguo y envejecido. Y un país sin científicos es peor que una república bananera. Leer más…
La astrocronohistoria, un cuento de ciencia ficción
Siguiendo la senda de la más que famosa trilogía (bueno penta, deca o infinitología) asimoviana aquí dejo un brevísimo corto de la ciencia ficción cinematográfica para pensar en este fin de año sobre el futuro de la ciencia y de la humanidad.
Una predicción de futuro
La estafa de los presupuestos de I+D en España
Una más que descorazonadora gráfica de la Fundación Cotec que resume la tragedia de la investigación científica en España.
Luces y sombras de la política científica española: una reflexión veraniega para entender la I+D de España
España es una potencia científica media con evidentes claroscuros: se invierte poco en I+D y sin embargo ocupa un lugar más que honroso en cuanto a resultados científicos, aún cuando tiene una ausencia muy significativa de científicos de renombre. Y todo ello es el resultado de una escasa y mala planificación a largo plazo de la política científica española.
A los opositores a la ciencia
La ciencia posiblemente sea la mejor herramienta que los humanos hemos creado para buscar conocimiento. Ya desde sus inicios (la antigüedad de nuestra civilización) la ciencia ha contado con críticos y con opositores. La ciencia no tiene nada que temer de la crítica, de hecho es una actividad inherente a ella: la ciencia está en constante revisión y precisa de esa crítica para evaluar constantemente sus resultados. Las críticas constructivas proceden fundamentalmente desde los propios investigadores que hacen ciencia, desde los docentes que enseñan y divulgan conocimiento o desde la filosofía que evalúa el pensamiento humano en todas sus disciplinas. Los opositores sin embargo ven en la ciencia un peligro para su propia actividad. Tradicionalmente los principales opositores proceden desde el terreno de la mística (religiones y creencias esotéricas varias) y de la pseudociencia que basa sus argumentos en ocurrencias que nunca han sido validadas. Últimamente una oposición que también gana fuerza es la que procede desde actividades económicas que temen que algunos resultados científicos dificulten su lucrativa actividad comercial.
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Si no echamos el freno pronto, nos vamos al garete
Estamos en el tercer planeta de un sistema solar localizado en el extremo de una galaxia que los terrícolas llaman Vía Láctea. Desde lejos parece una mota de polvo azulada, pero si nos acercamos lo suficiente podremos escuchar la música que sale de él. Los habitantes siguen tocando y danzando en su viaje alrededor del Sol igual que la orquesta del Titanic alegraba la noche a unos pasajeros que no eran conscientes de su destino.
Al igual que el Titanic, los humanos nos encaminamos de frente hacia el iceberg y, en lugar de girar el timón y limitar nuestra velocidad, ponemos las máquinas a todo lo que den de sí. La colisión se antoja inminente, pero la música cada vez se oye desde más lejos. Y no estoy hablando de películas de ciencia ficción donde se describen catástrofes apocalípticas sino de lo expuesto en un reciente artículo, escrito por Johan Rockström y colaboradores, publicado recientemente en la revista Science. En dicho artículo se postula que los humanos hemos traspasado una serie de líneas rojas que ponen a nuestra especie en peligro. En concreto se han superado 4 de las 9 que se han marcado como señales de peligro: cambio climático, extinción masiva de especies, adición desmesurada de nitrógeno y fósforo en los ecosistemas y deforestación.
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La laxitud evaluadora de algunas revistas científicas
Tal y como comenté en un anterior artículo, uno de los mecanismos que existe para dar a conocer los resultados científicos de un grupo de investigación, consiste en enviarlo a publicar a una revista científica. Muchas de estas revistas poseen revisión por pares, o lo que es lo mismo, evaluadores (que suelen ser dos o más) que comprueban la correcta realización de los experimentos y la validez de las conclusiones extraídas de los mismos. Los evaluadores también se encargan de asegurarse que los resultados presentados y los métodos están explicados de tal forma que cualquier científico sea capaz de reproducirlos en su laboratorio. Además, las revistas también poseen editores y correctores de estilo, que cuidan el lenguaje, asegurando que la ortografía y la sintaxis (mayoritariamente de lengua inglesa) son correctas y las figuras y tablas que acompañan al texto resultan comprensibles para los lectores.
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La pseudociencia y el visionario
Mucho se ha escrito sobre si pseudociencia es un término despectivo que se emplea para acallar formas marginales de alcanzar el conocimiento científico. No voy a entrar sobre ese debate porque creo ha sido suficientemente tratado en este medio. Permitidme, eso sí, compartir un texto de Nikola Tesla (1856-1943).
Para quien no lo sepa Tesla fue un físico e inventor que nació en un pueblo de la actual Croacia y que desarrolló su potencial como revolucionario y visionario de la física en Estados Unidos. Tesla habló en un momento de su vida sobre el origen de la electricidad, el cual no comprendía, y afirmó:
Some pseudo-scientist, of whom there are only too many, may tell you that he can, but do not believe him.
Los bioindicadores del cambio climático
Hace justamente 15 años paseaba por las afueras de San Lorenzo de El Escorial, población de la provincia de Madrid situada a 1.032 metros de altitud, muy cercana a la sierra y donde los inviernos son fríos. Allí me topé, junto al bosque de la Herrería, con la finca de El Castañar que emanaba una intensa luz en el cielo plomizo, debido al intenso color amarillo de las hojas de los castaños en otoño. A ambos lados de la finca hay una senda por la que se asciende hasta una pista forestal que permite llegar fácilmente, y sin el molesto tráfico de la carretera de acceso, a la silla de Felipe II, un promontorio que regala una bella vista de la zona que rodea el monasterio que habitó Felipe II hace más de cuatro siglos.
Este fin de semana he vuelto y me he encontrado con un bosque en el que las hojas siguen todavía en los árboles, con un color verde en el que solo se adivina la coloración amarillenta que anuncia la caída de la hoja. En el monte muchos árboles de hoja caduca siguen con un intenso color verde, como si las hojas acabaran de brotar. Los arces de Montpellier, que en esta época del año debieran llamar la atención por su color rojo intenso, siguen tal y como se encontraban en verano.
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