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Inteligencia artificial para controlarnos a todos
La ciencia ficción nos ha entretenido durante décadas con historias sobre maquiavélicas inteligencias artificiales o despiadados androides asesinos. Y sin embargo el verdadero peligro con las entidades cibernéticas es mucho más prosaico: el análisis de nuestros datos, nuestros gustos, nuestras opiniones y nuestros deseos, esos que regalamos en la web a cambio de unos «likes» y un par de infantiles emoticonos nos está llevando a una sociedad que deja al Gran Hermano orwelliano como un inepto aprendiz de brujo.
Encarcelado un científico por difundir un estudio medioambiental
Es más que evidente que el medioambiente es una de las facetas en donde chocan más frontalmente los estudios científicos y los intereses corporativos. Y aquí casi nunca los poderes públicos son neutrales, sino que en aras del siempre sacrosanto desarrollo tecnológico, los gobiernos de casi todo el mundo priman la economía frente a la salud de los ciudadanos. Pero llegar a encarcelar a un científico por difundir su trabajo parece que sobrepasa todos los límites.
Si quieres que tu país se desarrolle económicamente, aparta la religión de los asuntos públicos y protege los derechos humanos
Desde hace bastante tiempo se conoce la relación existente entre secularización y riqueza, de tal manera que los países más desarrollados suelen ser naciones seculares, mientras que los países más pobres tienden a ser más religiosos. Sin embargo no está claro si el alejar a la religión de la esfera de lo público promueve la riqueza de una nación, o si por el contrario el desarrollo económico acaba relegando a las creencias al ámbito de lo privado.
Universidad, pseudociencias y confesionalismo
Nuestro colega Juan Antonio Aguilera, de la plataforma UNI-LAICA de la Universidad de Granada, nos comenta que una reciente denuncia presentada por esta plataforma y NOS (asociación de homo, bi y transexuales) sobre unos ciclos de conferencias del llamado Seminario Newman, ha sido rechazada por el Rector de la UGR apelando a la libertad de expresión y opinión.
Viejo debate, si el de la libertad de expresión debe cubrir el impartir conferencias públicas con el marchamo que aporta un foro universitario sobre cualquier tema. ¿La homofobia o el «génesis científico» deben ser promocionados desde el púlpito universitario? ¿tiene sentido una seminario de estudios en una universidad pública que pretende según sus propias palabra «fomentar el conocimiento, desarrollo y divulgación del pensamiento cristiano católico en el ámbito de competencia de la Universidad«?
¿Que opinarían estos señores si se montara la Cátedra Todd Flanders, dirigida a «fomentar el conocimiento, desarrollo y divulgación del pensamiento homosexual, transexual y ateo en el ámbito de competencia de la Universidad«? Aunque también es posible que la «libertad de expresión» se mida por distinto rasero, o que sean más dignas de libertad algunas expresiones que otras.
Para animar el debate, os adjuntamos el enlace al ciclo de conferencias y al artículo escrito por Juan Antonio en el diario «Granada Hoy» sobre el tema.
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Si hablas, a la calle…
Si yo fuera director de un instituto de enseñanza secundaria y asistiera los domingos al fútbol para gritar contra el equipo contrario e insultar al árbitro, ¿creen ustedes que debería ser suspendido de mi empleo y expulsado de la administración? O bien, si mi trabajo consistiera en atender una ventanilla del pabellón de urgencias de un hospital público y en mi tiempo libre escribiera en un periódico político poniendo a caldo al partido en el gobierno, ¿deberían despedirme por zafio?
¿Alguien se atrevería a decir que no puede consentirse que yo vaya al fútbol con el dinero que me paga el estado o que escriba en un diario político gracias a que mi trabajo público me permite tener tiempo libre y comida en la nevera? Pues sí, si se atreverían. Y de hecho, se atreven. No conmigo, afortunadamente, sino con un colega: Javier Armentia, astrofísico y director del Planetario de Pamplona. Javier, más conocido popularmente por su faceta de divulgador científico y abanderado del pensamiento crítico sólo ha cometido un error: en lugar de criticar al gobierno o al árbitro de turno, ha criticado a la religión. Y claro, todos sabemos que la libertad y la igualdad no significan lo mismo si llevas un crucifijo, una luna creciente o una estrella de David al pecho.
Acto público en reivindicación del pensamiento crítico
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La Ciencia y la Universidad reivindican el pensamiento crítico
Ante los acontecimientos económicos, políticos y sociales de nuestro país en las últimas semanas, han aflorado voces que ponen en cuestión el papel de los intelectuales en la vida pública española. De hecho, estamos asistiendo a duros ataques y agresivas campañas de desprestigio por el mero hecho de adoptar, públicamente y en el marco de instituciones públicas como la Universidad, posiciones críticas con determinados poderes, en debates sobre nuestro modelo político, económico, institucional o judicial.
La amalgama ideológica liberal-conservadora llevaba ya años intentando relegar el pensamiento crítico al ostracismo, a la inhibición y a la autocensura, abriendo dudas sobre la función social de los intelectuales y tratando de modelar el comportamiento de la ciudadanía en contra de los valores más positivos de una democracia. El debate ideológico parecía haber desaparecido.
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