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Un poco de humor para combatir la irracionalidad y la superstición de la Semana Santa cristiana
En uno de los días probablemente más irracionales del año, en donde se celebra ese más que intragable cuento de idas y venidas terrenales de un híbrido alienígena durante la famosa Semana Santa que los cristianos llevan dos mil años intentando imponer como cierta, el siguiente video presenta una explicación más racionalista (y por tanto más prosaica) y también blasfema de los supuestos hechos acaecidos hace dos mil años, en un más que irónico uso de la siempre útil Navaja de Ockham.
Breve reflexión racionalista
En estas fechas, en donde las muestras más superlativas de fervor religioso inundan las calles y plazas de todo el orbe cristiano, quizás sea momento para una más que breve reflexión racionalista.
Un acertijo matemático para el fin de semana
Trabajas en un laboratorio de bioseguridad estudiando un virus prehistórico preservado en el permafrost. Después de una noche de trabajo, cuando vas a cerrar el laboratorio se produce un terremoto y se libera dentro del recinto de investigación este peligroso virus.
Las matemáticas y las ciencias no se llevan bien con la religión
A pesar de lo que opinan muchas personas (algunas de ellas incluso buenos científicos), la religión y la ciencia han sido y siempre serán dos facetas totalmente antagónicas que colisionan de manera constante y hasta brutal. Y un reciente estudio ha vuelto a añadir un nuevo dato sobre este más que evidente hecho.
Un antiguo ejemplo de cómo la ciencia convierte en ateos “de facto” a los más piadosos creyentes
Aunque en principio la existencia de científicos religiosos pueda parecer una completa contradicción puesto que no puede haber nada más incompatible entre sí que Ciencia y Religión, el misterio se desvela y la aparente paradoja desaparece en cuando se analiza con rigor la forma de trabajar y sobre todo de pensar de esos aparentes investigadores creyentes, puesto que en su quehacer diario no tienen cabida alguna esos supuestos dioses omnipresentes. Por ello, para cualquier observador imparcial surge una inevitable conclusión: los científicos religiosos lo son sólo nominalmente y ¡hay de aquellos que intenten trasladar sus creencias al laboratorio! pues están más que abocados al más estrepitoso fracaso.
Sobre milagros y unicornios: ¡un creyente racionalista!
Que los creyentes en cualquiera de las miles religiones inventadas a lo largo de los siglos son seres inmunes al razonamiento más elemental es un hecho cierto más que comprobado. Así los seguidores de cualquier divinidad siempre encuentran “argumentos”, por más peregrinos o irracionales que estos puedan llegar a ser, para seguir obcecada y sumisamente creyendo en esa tan particular deidad, que aunque siempre es esquiva puede sin embargo ser ensalzada por todo lo bueno que le ocurre al fervoroso creyente, aunque por supuesto nunca jamás debe ser reprobada por esa interminable lista de desgracias que vienen asolando a la humanidad desde sus ya más que lejanos albores.
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