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El vuelo de las reinas
Muchos lectores, especialmente si viven o simplemente han paseado por el campo en los últimos días, habrán comprobado un curioso fenómeno: multitud de hormigas voladoras aterrizando sobre prácticamente cualquier superficie. Este «desembarco» se muestra más patente en aquellas superficies lisas tales como pavimentos o paredes, pero tiene lugar en todo tipo de terrenos.
No se trata, como algunos pueden temer, de ninguna «plaga». Al contrario, forma parte del comportamiento habitual de numerosas especies de hormigas: son los «vuelos nupciales» y su objetivo es la fecundación de las nuevas reinas y la formación de nuevos hormigueros.
¡No me copies! (o qué tienen en común una botella de anís, una hormiga y un escarabajo).
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Durante la evolución biológica, los organismos cambian de muy distintas maneras a lo largo del tiempo. Tradicionalmente tendemos a pensar que se van separando o, mejor dicho, van divergiendo cada vez más entre sí, y en líneas generales es correcto. Así encontramos órganos que tuvieron un origen común y que han divergido hasta parecerse poco, incluso en su función: el ala de un murciélago, la aleta de un delfín o la pata de un caballo parecen órganos completamente distintos, pero si estudiamos su anatomía interna, observamos que responden a la misma estructura.
Las estructuras como éstas que, a pesar de tener diferente aspecto y/o función, son similares anatómicamente por tener el mismo origen evolutivo se denominan homólogas y el fenómeno se llama divergencia adaptativa. A partir de la misma estructura, la adaptación a distintos medios y modos de vida ha utilizado el mismo órgano para resolver problemas diferentes.
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