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¡Pide un deseo! El mito de las estrellas fugaces
A Miguel Ángel, con cariño
Recuerdo en mi infancia, en las tranquilas noches de verano al aire libre, oír a algún familiar gritar ¡una estrella fugaz, pide un deseo!, pero cuando quería mirar al cielo, allí no había nada. Sin embargo, cuando vi mi primera estrella fugaz no me dio tiempo a realizar petición alguna, ya que el fenómeno duró un suspiro, un pequeño destello en movimiento de menos de un segundo. A partir de entonces, siempre llevaba preparado un deseo por si aparecía alguna de aquellas súbitas maravillas estelares.
Tarde años en poder explicarme aquel fenómeno; en mi entorno todos abrazaban la explicación mágica sobre estrellas que solo vivían unos segundos (ahora me pregunto si en aquel entorno alguien sabía simplemente lo que era una estrella). Para colmo, la formación científica del profesorado de mi colegio era lamentable; aún recuerdo cuando la maestra de cuarto de EGB se mofó públicamente de mí por decirle (que no preguntarle, uno siempre ha sido muy chulito) que los antepasados de las ballenas andaban por tierra firme. De esta forma, tuve que espera a que el primer libro de astronomía para aficionados cayera en mis manos. Cuando descubrí que no se trataban de verdaderas estrellas, sino de polvo y pequeños guijarros espaciales que se quemaban en la atmósfera, me pareció aún más maravilloso que la hipótesis mítica, quizá porque la entendía. Lo que jamás me explicó nadie es que gaitas tenían que ver esos fragmentos ígneos con los malditos deseos, aunque empecé a comprender porqué nunca se cumplía ninguno.
Imágenes de la Ciencia y de la Tecnología: las Gemínidas
Meteor in the Desert Sky. Gemínidas 2009.
Image Credit & Copyright: Wally Pacholka (AstroPics.com, TWAN)
A partir del pasado viernes y hasta el próximo 17 de diciembre, nuestro planeta está atravesando la estela del asteroide 3200 Phaeton, cuyas partículas producen una llamativa lluvia de estrellas conocida como «Las Gemínidas». A pesar de que ya pueden observarse algunas, el máximo de este año tendrá lugar entre las 23:30 h del próximo jueves 13 de diciembre y las 22:00 h del viernes viernes 14 de diciembre (UTC).
Polvo de asteroide
El análisis del material recogido por la nave japonesa Hayabusa en el asteroide (25143) Itokawa confirma que gran parte de los meteoritos que alcanzan nuestro planeta provine de este tipo de objetos.
El nueve de mayo de 2003, la Agencia Japonesa de Exploracion Aeroespacial (JAXA), lanzaba al espacio la nave «Hayabusa» (Halcón Peregrino) con un ambicioso destino: tomar por primera vez muestras de un asteroide. El destino elegido fue uno de los cuerpos próximos a la Tierra, cuya órbita llega a cruzar la terrestre: el asteroide Itokawa (25143).
Itokawa es uno de los cuerpos menores del sistema solar, un elevado número de objetos que orbitan el sol pero con un tamaño demasiado pequeño como para que la gravedad les confiera una forma esférica. El asteroide objetivo de la nave japonesa, descubierto en 1998, presenta un tamaño de 300 x 700 metros, con un período de rotación de 12,5 horas y pertenece al tipo S, caracterizado por un albedo de 0,1-0,22 (por lo que son relativamente brillantes), metálicos y compuestos por níquel-hierro mezclado con silicatos de hierro y de magnesio. A este tipo de asteroides pertenecen el 17% de los asteroides conocidos.
Bases nitrogenadas en meteoritos: más moléculas precursoras de la vida
Todos los seres vivos de nuestro planeta dependen de los ácidos nucleicos (ADN y ARN), los cuales utilizan en su composición bases nitrogenadas derivadas de la purina y la pirimidina para codificar la información genética. Desde hace tiempo se sabe que los meteoritos ricos en carbono pudieron haber tenido gran importancia como fuentes de los compuestos orgánicos requeridos para la emergencia de la vida en la Tierra primitiva. Sin embargo, el origen y formación de bases nitrogenadas en meteoritos ha sido arduamente debatido a lo largo de más de medio siglo. Hasta ahora, las bases nitrogenadas halladas en meteoritos eran muy simples y no se sabía con seguridad si procedían del propio meteorito o eran resultado de una contaminación terrestre.
El 11 de agosto, en un artículo aparecido en PNAS, un equipo norteamericano expone los resultados del análisis de 12 meteoritos diferentes en los que han encontrado un diverso conjunto de bases nitrogenadas, incluyendo algunas poco frecuentes en la Tierra, como la 2,6-diaminopurina y la 6,8-diaminopurina. En un experimento paralelo, los investigadores encontraron un conjunto idéntico de bases nitrogenadas generadas mediante reacciones en laboratorio con cianuro de amonio. Por el contrario, este tipo de bases no han aparecido por encima de los límites de detección en las muestras de control, muestras de tierra y muestras de hielo antártico.
Según los autores, estos resultados demuestran que las purinas detectadas en los meteoritos son consistentes con productos de la química del cianuro de amonio, lo cual aporta un mecanismo plausible para su síntesis en los asteroides originarios de tales meteoritos, y apoya fuertemente su origen extraterrestre.
Fuente: Callahan, Michael P., Karen E. Smith, H. James Cleaves II, Josef Ruzicka, Jennifer C. Stern, Daniel P. Glavin, Christopher H. House, and Jason P. Dworkin. 2011. Carbonaceous meteorites contain a wide range of extraterrestrial nucleobases. PNAS. August 11, 2011, doi: 10.1073/pnas.1106493108
Más información: NASA Researchers: DNA Building Blocks Can Be Made in Space
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