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Huerto Evolutivo (9): Sandía. Que no San Día.
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Por desgracia el verano ya pasó hace algunos meses y las vacaciones (aquellos que lograron disfrutarlas entonces) también. Que buenos recuerdos, ¿eh? Cuarenta grados a la sombra, ni una puñetera sombra, olas de calor procedentes del Sáhara, Rajoy sin dimitir o derretirse como la bruja de Mago de Öz… Menos mal que teníamos ayuda para sobrevivir a ello: una fresca jarra de sangría (último destino de la uva) o de cerveza (último destino de la cebada). O también, alegría del verano la la lá… la sandía. Jugoso y refrescante fruto de rojo contenido. Un verano ibérico no sería un verano ibérico sin ella.
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Creo de que alguna u otra forma (casi) todos habremos oído hablar de ella y la mayoría hemos gozado de su refrescante esencia. La sandía tiene muchos otros nombres, tirando de Wikipedia veo que también la llaman «patilla», «paitilla» o simplemente «melón de agua», nombre por el que es conocido en otros idiomas. No por nada, los angloparlantes la llaman «watermelon». En Cataluña es llamada «síndria», «síndia» o «meló d’Alger», donde en este caso Alger hace referencia a la capital de Argelia. Y en ciertas áreas rurales de la frontera entre Ecuador y Perú es conocida como «sandilla».
Según el diccionario de la RAE (Real Academia Española) (ver enlace), la palabra sandía es un derivado del árabe hispánico «sandíyya», el cuál deriva a su vez del término árabe clásico «sindiyyah», que vendría a significar “de Sind”, haciendo referencia a una región de Pakistán. Como veis, hasta el lenguaje evoluciona.
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Sandías para todos. Frutos enteros y frutos partidos. Nótese el rojo color característico de nuestras sandías cultivadas. Ganas de sangría aumentando…
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