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Evolución: una historia de cuernos y sexo.
En Biología Evolutiva, por Selección Sexual entendemos aquella presión evolutiva que ejercen los miembros de un sexo al elegir solo a miembros concretos del sexo opuesto como parejas reproductoras. Dicha elección puede ser activa, basándose en ciertos atributos presentes en las potenciales parejas. La elección también puede ser pasiva, siendo las potenciales parejas quienes se han ido eliminando unas a otras en base a distintos combates o rituales. De ese modo, los atributos elegidos activamente o aquellos que han permitido la victoria sobre las demás parejas potenciales serán los que se hereden y potencien de generación en generación, siendo cada vez más exagerados. Un atributo útil por activa y por pasiva es la cornamenta.
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La idea de la Selección Sexual como mecanismo para explicar las exageraciones de los miembros de un determinado sexo fue propuesta originalmente por el padre de lo que hoy es la Biología Evolutiva: el genial naturalista británico Charles Darwin. Él consideró que desde la perspectiva más radical de su Selección Natural, la supervivencia del más apto, atributos como la falsa cola del pavo real tenían muy poco sentido, ya que más que un apoyo para la supervivencia parecía un estorbo enorme. Pero este sinsentido desaparecía cuando se miraba a la Selección Natural desde otro ángulo (que hoy reconocemos como más importante): la lucha por la perpetuación. En ese sentido, considerando como factor clave el lograr más descendencia que nadie, una gran y falsa cola supone para el pavo real la mejor baza para lograr la mayor cantidad de hembras posibles. Pero mejor que sea el propio Darwin quien nos explique este panorama:
Conversaciones con el Huracán: selección sexual (anticipo)
Otra nueva historieta de Huracán Romántica, creado por nuestro amigo Gerardo (pulsad en la imagen para verla completa)
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¿Sigue el ser humano sujeto a la selección natural?
En una población, no todos los individuos contribuyen con el mismo número de descendientes a la siguiente generación. Cuando esa diferencia reproductiva se encuentra originada por causas intrínsecas (genéticas), se produce un curioso fenómeno: el mayor éxito reproductivo no solo hace que el organismo tenga más hijos, sino que además éstos hereden la propia ventaja. Por lo tanto, los vástagos del individuo favorecido partirán con un genotipo ventajoso en cuanto a la probabilidad de obtener mayor número de descendientes. En esto consiste básicamente el concepto frecuentemente malinterpretado de «selección natural»: la reproducción diferencial de distintos genotipos en una población dada.
Es importante tener en cuenta el factor estadístico e histórico a la hora de explicar el funcionamiento de la selección natural y, por lo tanto, del proceso evolutivo; un individuo bien dotado no necesariamente tendrá mayor número de descendencia que otro peor dotado. Existen factores no genéticos que pueden influir de forma radical, como por ejemplo, una muerte prematura accidental o una infección que afecte a la eficacia reproductora. Por ello, todo el proceso selectivo debe entenderse como un fenómeno probabilístico a lo largo de extensos períodos de tiempo: a la larga, cabe esperar que los genotipos que otorgan una ventaja reproductiva intrínseca aumenten en la población por una reproducción diferencial favorable a sus portadores.
Imágenes de la ciencia y la naturaleza: Mono narigudo
Lo que los antiguos naturalistas denominaban «caprichos de la naturaleza» es algo que no deja de sorprendernos. Increíbles estructuras, aparentemente sin función más allá de la ostentación, son característica común en muchos seres vivos.
Especiación mediante selección sexual en el mosquitero troquiloide (Phylloscopus trochiloides).
El mosquitero troquiloide (Phylloscopus trochiloides) es un pequeño pájaro insectívoro que presenta una gran variabilidad, con diversas formas descritas. Dotado de un canto muy musical (pulsar aquí para escuchar), se distribuye por gran parte de Asia, rodeando la meseta del Tibet, donde no habita.
En 1938, Ticehurst describió cinco subespecies alrededor de la meseta del Tíbet, presumiblemente al colonizar nuevos territorios desde el sur hacia las zonas más al norte según fueron retirándose los hielos de la última glaciación. De esta forma, al rodear la elevada y fría meseta tibetana, las poblaciones del mosquitero se dividieron, ascendiendo unas por el este y otras por el oeste, para reunirse nuevamente en la siberia central.
Lo interesante de esta historia es que las poblaciones que ascendieron por el este y las que lo hicieron por el oeste, se fueron diferenciando de forma divergente, iincomunicadas por la gran masa del Tibet. La diferenciación fue tal que al reunirse de nuevo en el norte de la meseta, no son capaces de reproducirse entre sí, a pesar de que a lo largo de ambos gradientes continúan haciéndolo.
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