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Absurdas y más que ofensivas prioridades humanas
Vivimos en un mundo totalmente ilógico, en donde la lesión de un futbolista o la muerte de un actor o de un cantante de moda implica el sufrimiento, el llanto y la desesperación de cientos de millones de personas «sensibles» en este mundo hiperconectado y globalizado. Y sin embargo, cuando mueren los verdaderos héroes, esos titanes que han dedicado su esfuerzo, su intelecto y sus sufrimientos a mejorar, cuando no a salvar, la vida cientos o de miles de millones de personas, nadie en este mundo cruel adicto al espectáculo más lamentable y chabacano de «superestrellas» de culebrones y programas de entretenimiento basura más que vomitivo se acuerdan de sus más imperecederos logros.
Los patógenos como motor histórico
Tradicionalmente la Historia ha sido considerada una disciplina humanística, en la que ni siquiera todos los estudiosos aceptan que esta materia pueda ser considerada una ciencia social. Sin embargo, otros historiadores son partidarios de su condición científica desde una perspectiva multidisciplinar que entronca con otras ciencias sociales como Geografía, Economía, Psicología o Sociología. Sin embargo a día de hoy la Historia parece seguir alejada de las llamadas ciencias naturales o “duras” y no obstante, el análisis de los hechos históricos desde una perspectiva más abierta, que incluya las aproximaciones, los datos y los métodos de estas últimas podrían explicar mejor y de una manera más racional unos hechos que muchas veces se presentan como una mera colección azarosa de anécdotas, casualidades o genialidades de grandes prohombres. Y quizás un buen ejemplo puede ser el papel que han jugado los patógenos, esos diminutos microorganismos que sólo parecen ser relevantes desde el punto de vista clínico, a lo largo de la Historia.
Calentamiento global, cambio climático y viejas pandemias
Mucho se ha hablado ya sobre las importantes consecuencias (la mayoría de ellas negativas) del efecto del calentamiento global y del cambio climático sobre los ecosistemas en general y su influencia en la civilización humana, pero estos cambios climáticos además pueden tener importantes implicaciones sobre la salud a nivel mundial. Leer más…
La erradicación de la viruela como paradigma del éxito de la vacunación
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El éxito de la vacunación como medida de prevención para determinadas enfermedades infecciosas está más allá de toda duda. Sin embargo existen determinados foros en los que se asegura que las vacunas son ineficaces, tóxicas e innecesarias. Los tres calificativos son muy dispares entre sí, pero es que hay gran diversidad de críticas. Hemos tratado varias veces el tema de vacunas en este medio. Más allá de entrar en polémica sobre si para determinadas enfermedades leves es conveniente vacunarse o no voy a exponer un claro ejemplo de la efectividad de la vacuna como principio de prevención de enfermedades.
El caso paradigmático ha sido la vacunación contra la viruela, una enfermedad en otra época muy grave y en la actualidad erradicada por completo. La viruela está provocada por un virus que se transmite por contagio de un individuo a otro a través de gotitas de saliva o de excreción nasal. El tiempo de incubación oscila entre 10 a 12 días, momento en el que empieza un malestar general con una fuerte subida de la fiebre. A los 2-4 días aparece una erupción cutánea principalmente en la cara, brazos y piernas. El curso de la enfermedad evoluciona con un agravamiento pudiéndose llegar a una mortalidad de entre el 20-40% de los afectados. Una vez contraída la viruela no existe tratamiento eficaz contra la misma.
¡Vuelva a las cavernas: no vacune a sus hijos!
Este artículo se publicó originalmente en el blog del autor ¿Qué me estás contando? el 12 de septiembre de 2008 y representó, con diferencia, el artículo más comentado y durante más tiempo del mismo. De hecho, año y medio después aún se sigue escribiendo, lo que le ha hecho superar los 1000 comentarios y nos ha obligado a cerrarlo para evitar el bloqueo del mismo. Aprovechamos esta coyuntura para trasladar aquí el artículo, confiando en que -aunque antiguo- les parezca interesante a los lectores de La Ciencia y sus Demonios.
Aunque llevan años repartiendo octavillas en ferias naturistas y manteniendo webs y blogs sobre el tema, últimamente se está poniendo muy de moda el denominado «debate» sobre la conveniencia de las vacunaciones, especialmente en la infancia. Voces airadas atruenan denunciando una conspiración internacional, auspiciada por la industria farmacéutica y los lobbys medicos, con la intención de hacer pasar por útil una práctica insana y extremadamente peligrosa: la vacunación.
Quizá parezca un poco exagerado, pero esa es la argumentación básica de la mayoría de asociaciones que se mueven en el entorno de la pretendida «libertad de vacunación». Su principal reivindicación es relajar la política pública de vacunación infantil e incluir otras alternativas como la homeopatía o el naturismo, aduciendo que las vacunas no sirven para nada y se practican exclusivamente para enriquecer a médicos y farmacéuticos. ¿Cuanto hay de razón y cuando de paranoia conspiranoica?.
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