Remedios “naturales” naturalmente dañinos
Uno de los más grandes y recurrentes errores de la famosa “sabiduría” popular consiste en la dicotomía natural/artificial, que implica el asociar siempre “natural” con bueno y “artificial” con peligroso o dañino, de tal manera que desde el punto de vista sanitario millones y millones de personas suponen erradamente que la inmensa variedad de extractos vegetales utilizados por la farmacopea popular tanto clásica como de nuevo cuño puede únicamente tener propiedades saludables, cuando no directamente curativas y por supuesto jamás efecto secundario alguno, y mucho menos conllevar peligrosidad o toxicidad asociadas. Sin embargo esta creencia es del todo inexacta.
Dentro del particular mundo de la medicina alternativa los remedios obtenidos a partir de las más diversas plantas tienen un secular e inmerecido prestigio de eficacia, seguridad e inocuidad hasta tal punto que incluso a día de hoy, tras casi dos siglos del descubrimiento, aislamiento y purificación de la salicina y sus derivados, la más que conocida y efectiva aspirina sigue teniendo peor prensa que las diversas manipulaciones caseras de las más variadas partes del sauce blanco, remedios por cierto que parecen “curar” una amplia variedad de enfermedades y no el simple efecto analgésico descrito para la aspirina.
Sin embargo no hay más que leer cualquier tratado de botánica (o estudiar un poco de esa muchas veces tan denostada biología evolutiva) para observar y comprender que el mundo vegetal está plagado de sustancias dañinas, tóxicas o incluso letales, utilizadas por las plantas como mecanismo de defensa para evitar (o al menos dificultar) la constante depredación a la que son sometidas por parte de los más variados animales, humanos incluidos. Es por ello que argumentar que una determinada planta es un remedio curativo inocuo porque los antiguos egipcios o los aborígenes del Amazonas lleven siglos o milenios utilizándola para combatir los problemas hepáticos o tratar las más variadas enfermedades es un comportamiento (que además de irracional) puede ser de lo más peligroso, máxime cuando se tiene en cuenta que esos grupos humanos carecían prácticamente de herramientas científicas, salvo el muy burdo ensayo de prueba/error, basado únicamente en la mera correlación inmediata de efectos con la administración del remedio, por supuesto sin seguimiento a largo plazo alguno y que por tanto estos remedios bien pudiera servir para aliviar los síntomas de una determinada dolencia a corto plazo, pero luego provocar otras graves enfermedades años después, efectos que por supuesto pasarían totalmente desapercibidos en este tipo de sociedades. El caso de la intoxicación crónica por plomo en el Imperio romano sería un buen ejemplo del peligro que conlleva el total desconocimiento sobre epidemiología de las sociedades precientíficas .
Pues bien, dentro de este contexto un grupo de investigadores brasileños han intentado evaluar algunos de los potenciales efectos tóxicos de los remedios naturales basados en plantas. Así, realizado un estudio bibliográfico en las bases de datos médicas han encontrado que más de una cuarta parte de los más de 400 remedios analizados presentaban efectos genotóxicos reseñables. Es decir, estos supuestos remedios tenían capacidad para causar daños al material genético, y por tanto queda abierta la posibilidad de que puedan predisponer o producir diversas enfermedades, incrementar la morbilidad y/o mortalidad, alterar la herencia genética o disminuir la capacidad reproductiva de los seres humanos, además de tener quizás efectos cancerígenos a medio o largo plazo, hecho que debería ser analizado en profundidad en ensayos posteriores.
Por ello los autores del estudio concluyen que todos los remedios “naturales” deberían ser estudiados individualmente mediante las mismas pruebas, ensayos y controles que deben superar todos los medicamentos antes su comercialización, para así poder confirmar no sólo sus supuestas propiedades terapéuticas, sino establecer inequívocamente su inocuidad o toxicidad a medio y largo plazo, antes de ser vendidos de manera indiscriminada en tiendas, herbolarios y hasta en farmacias de medio mundo. Mientras tanto, el más elemental principio de precaución debería desaconjesar su uso, máxime cuando estos «remedios» suelen ser «prescritos» generalmente por chamanes, iluminados o simples embaucadores del tres al cuarto, individuos todos ellos que presentan una total y alarmante falta de conocimientos y una pavorosa ausencia de profesionalidad tanto médica como ética.
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Un antiguo compañero de piso mío está obsesionado con todo el tema de las medicinas alternativas. Sus argumentos básicos son el capitalismo y la alcalinidad (sin asociar alcalinidad al pH). En las discusiones siempre he tenido yo la última palabra pero es un tanto triste ver los efectos de la saturación de desinformación y el marketing.
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Pues de los efectos no deseables de las hierbas medicinales soy testigo directo, que mi madre casi me pasa para el otro lado con un té de tilo (o tila como creo que le dicen en España) que se suponía destinado a calmarme los nervios en vísperas de un examen y acabó provocándome un cuadro de hipotensión que no podía tenerme en pie.
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Reblogueó esto en Obert Marín Sánchez.
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La directora general delegada de Boiron: http://hipertextual.com/2016/03/boiron-homeopatia
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Me hace mucha gracia eso de que “Boiron reconoce que no sabe cómo “funcionan” los productos homeopáticos” cuando el problema es que tampoco pueden demostrar que funcionen o hayan funcionado alguna vez, aparte del efecto placebo por supuesto.
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Pues sí. Pero al menos, a partir de ahora cuando me encuentre con esos que me largan tremendos discursos explicando los mecanismos de actuación de la homeopatía, les mandaré a que se lo expliquen a Boiron, ya ni ellos saben como funcionan.
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Tremanda la frase de ayer de la responsable de Boiron:
Cualquier curandero podría enmarcarla y ponerla en su «consulta».
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El “argumento” más convincente de la directiva de Boiron
«mucha gente critica la Nutella mientras que a los niños les gusta»
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Todavía tendremos que agradecer que haya puesto como ejemplo la Nutella y no el tabaco o los refrescos azucarados.
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He conocido antivacunas que lo son simplemente porque se declaran antisistema, reniegan de los lobbies, de las grandes corporaciones, y como consecuencia también huyen de todo aquello que estas empresas producen. Para su salud se ponen en manos de todo un conglomerado que llaman «terapias naturales». Pues bien, lo van a tener cada vez más difícil: sabemos que industrias quimicas (como Boiron) que se dedican a la homeopatía usan los mismos mecanismos que cualquier gran farmacéutica (publicidad, lobbies, alquiler de cátedras, ensayos clínicos encargados….). También vemos en la lista de lobista a los fabricantes/defensores de la terapias naturales: http://www.20minutos.es/noticia/2703354/0/primeros-lobbistas/espana-52-inscritos/petroleras-energia-farmaceuticas-terapia-natural-autonomo/ La presunta ideología disidente está dejando de ser una alternativa.
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Muy optimista te veo hoy Manuel. Los antivacunas y los alternativos seguidores de cualquier pseudomedicina saben que sus «tratamientos» no sólo no son gratuitos sino que pagan muy gustosamente un dinero nada desdeñable, que si se les exigiera en la sanidad pública serían capaces de montar una revuelta; y sin embargo cumplen a rajatabla ese viejo refrán castellano que ya he comentado alguna veces de «sarna con gusto, no pica». Yo por el contrario pienso que son básicamente inmunes a cualquier razonamiento o prueba, salvo la de ver terriblemente enfermo o muerto a uno de sus hijos, y eso no en todas las ocasiones, ya que se comportan como una secta más, ya que la superstición puede adoptar innumerables facetas y no solo la religiosa.
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Bueno, pues si son irreductibles y con bolsillo facilón, pues se crea un impuesto a la tontería y falta de conocimiento científico y santas pascuas. Oh, wait, que eso ya existe: se llama lotería. Mejor uno específico: tendríamos el Iva superreducido, el reducido, el estándar, el de lujo y el de cretinos. Y que paguen. Así, mientras echamos unas risas, llenamos las arcas de todos
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Saludos, desde que leí la entrada quería hacer una pregunta, se trata de curaciones «milagrosas» y/o de estas de «remedios naturales».
Bien el caso es que mi papá tiene dos hernias, desgaste en unos discos, algo así, eso le afectaba en cierta medida. Él siempre ha tenido cierta inclinación por estos remedios naturales. Desde hace un buen tiempo que no se queja y al tocarle el tema nos dijo que se había curado con un «remedio de quengue».
Según el tomó la médula espinal de un quengue y preparó como un brebaje con eso y otras cosas y se lo tomaba. El quengue es un mamífero creo que marsupial de aquí de estos lados de América, Venezuela, quengue o rabipelao.
Otro caso lo escuché de un amigo cristiano, según una señora de su congregación sufría de algo parecido y luego de integrarse a la fe, perdonen la falta de acento fallas técnicas, también se curó.
Imagino que en estos casos las personas no vuelven al médico, y por eso si realmente hubo una mejora fuera de lo común no podría ser estudiada. Me gustaría saber si alguna vez alguien ha estudiado este tipo de casos, alguien que haya buscado una razón científica a estos casos.
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Jose Luis
El problema con eso de que tomando “remedio de quengue” o rezándole a San Agapito uno se cura es la credibilidad. Algo así como cuando en una reunión de amigotes uno de los presentes fanfarronea con el número de ligues que consiguió el fin de semana pasado en la discoteca, cuando lo más probable es que se volviera a casa más solo que la una.
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Si, pero no me refiero a cualquier persona que tomando cualquier remedio dice que le calma los nervios, le mejora cuando tiene gripe o dice que le sirve para equis enfermedad. Lo que quiero saber si ustedes que están mas envueltos en estos temas, alguna vez supieron de un caso en que una persona haya tenido una mejora fuera de lo común con alguna dolencia o enfermedad, visto y analizado con el racionamiento científico, ya que los familiares, allegados o la misma persona, dirían que fue un santo, el espíritu o el remedio de cualquier gurú, etc.
No se si ya me expliqué mejor.
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Eso se llama remisiones espontáneas:
https://es.wikipedia.org/wiki/Remisi%C3%B3n_espont%C3%A1nea
y están analizadas y hasta cuantificadas. Otra cosa es que el término sea la forma culta de decir que no tenemos ni idea del proceso que ha llevado a la curación.
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